Soria en la Historia

El porqué Soria es Cabeza de Estremadura

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Soria-Dura-Cabeza-de-Estremadura-en-campana-de-La-mayorEn diversos artículos publicados en Elige Soria se han aportado diversos datos en torno a la importancia de Soria en la trashumancia y en el Real Concejo de la Mesta, el acceso al poder oligárquico del concejo de Soria en el siglo XVI de grandes ganaderos mesteños (destacando los Río), y el lema del escudo de armas de la ciudad (Soria Pura Cabeza de Estremadura) cuyo testimonio más antiguo conocido es una campana que subsiste en la iglesia de La Mayor fechada en el primer tercio del siglo XVI precisamente. Asimismo hemos entrevistado al mayor experto de la trashumancia soriana y el papel desempeñado por Soria en la Mesta, Máximo Diago Hernando, del Centro Superior de Investigaciones Científicas. Ahora, con este artículo, concluimos esta serie de investigaciones en Elige Soria.

 

Soria es fundadora de la Mesta

 

La preeminencia de los ganaderos de la Cabaña o Partido de Soria (y en primer lugar de la ciudad de Soria y su Tierra) en la Mesta es innegable.

El Quaderno de Leyes y Privilegios del Honrado Concejo de la Mesta escrito por su fiscal Andrés Díez Navarro, en 1731, deja bien patente la preeminencia soriana en cuanto a la jerarquía y protocolo. En su “Índice y Concordantes” queda resumida de la forma siguiente:

“- Es una de las quatro Quadrillas principales de que se compone el Concejo, y la primera en orden.

– La Quadrilla de Soria, quando se separan para hacer las elecciones se queda con el señor Presidente, y las demás salen de la Sala.

– El que preside por la Quadrilla de Soria, cede su asiento al Diputado del Reino, que va a asistir al Concejo, protestando no pare perjuicio a la Quadrilla, y el Diputado entra sin espada, protestando también no le perjudique”.

En la Ley V de la segunda parte del Quaderno… de Andrés Díaz, se especifica que “en la Quadrilla de Soria, para el lugar de la mano derecha del Señor presidente, prefiera el Cavallero que fuere de la dicha Ciudad, o tierra de Soria al que no lo fuere”.

Asimismo hay que reseñar el hecho de que la Cuadrilla-Partido de Soria iniciaba los diversos ciclos de elección de lugares donde se celebraban las juntas de los concejos, y consta que cuando se crea el oficio nuevo de “relator del Concejo” en 1576 el primero fue Francisco de Soria.

Obras-de-trashumancia--y-Mesta-de-Maximo-Diago-Hernando

Máximo Diago Hernando nos recuerda la preeminencia que la cuadrilla o partido mesteño de Soria (la primera de las cuatro existentes) tenía en el Real Concejo de la Mesta: “… en el seno de esta institución de le reconoció una posición preeminente frente a los otros tres [partidos de Segovia, León y Cuenca] en cuestiones de protocolo y precedencia, tan del gusto de las sociedades del Antiguo Régimen. Y dicha posición se ha explicado como consecuencia de que los sorianos habían sido pioneros en la práctica de la trashumancia de largo recorrido en Castilla, y habían asumido por ello un papel protagonista de creación de la Mesta”. Y en la conclusión de ese mismo ensayo (El desarrollo de la trashumancia y los orígenes de la cuadrilla mesteña soriana), dice: “En función de cuanto llevamos dicho consideramos justificado concluir, por tanto, que las tierras sorianas se contaron entre las comarcas del reino de Castilla pioneras en la práctica de la trashumancia de largo recorrido, y que los ganaderos allí asentados debieron desempeñar un papel de primera fila en la puesta en funcionamiento de la institución mesteña… Y este protagonismo inicial es el que explicaría los privilegios relativos al orden de precedencia que los miembros del partido soriano tuvieron reconocidos en el seno de la Mesta hasta su disolución”.

Grandes Rutas de Trashumancia

La tradición oral, reflejada por Manuel del Río por escrito en 1828 así lo testimonia. “¿Qué parte de verdad y qué parte de amor a la patria chica podía haber en las afirmaciones de Manuel del Río, cuando escribía que los sorianos eran los más antiguos trashumantes del reino, razón por la cual ‘un ganadero de Soria tenía el privilegio de sentarse a la derecha del Señor Presidente de las Juntas del Honrado Concejo de la Mesta’ ?”, se pregunta a su vez Enrique Díez Sanz. Y prosigue: “Cuando menos la ‘razon’ con que justifica la antigüedad de los ganaderos sorianos sí que era cierta, porque ha podido ser comprobada documentalmente. Respecto a la antigüedad, no podemos afirmarlo, aunque según el ‘pastor-escritor’, fueron ganaderos sorianos los primeros que acudieron con sus ganados a las dehesas de Extremadura”.

De-Oncala-a-Extrtemadura-en-Trashumancia

En el citado ensayo “El desarrollo de la trashumancia…“, Máximo Diago aporta datos sobre los indicios de la temprana participación soriana en la trashumancia. Además de lo ya citado, escribe: “El papel de primera fila que la región soriana ocupó en la Mesta durante la primera mitad del siglo XIV es por otra parte también sugerido por algunos otros documentos que dan fe de cómo fue entonces el escenario preferido para las asambleas que esta institución celebraba cada año en torno a la fiesta de Santiago, en las que se procedía a la designación de sus procuradores, que desempeñaban el cargo por el período de un año. Así, sabemos que la del año 1326 tuvo lugar en la propia ciudad de Soria, y en la cercana villa de Berlanga de Duero se celebraron las de 1344 y 1357”.

Algunos apuntes históricos “mesteños-sorianos”: Durante siglos se celebraron juntas mesteñas de la zona de las Sierras en Berlanga y Burgo de Osma, como se evidencia igualmente en el listado pormenorizado que nos aporta, desde el año 1500, la mesteña Colección de Leyes, Reales decretos y órdenes, acuerdos y circulares, en donde igualmente vemos que hubo alguna junta en Morón de Almazán y en la villa de Almazán. Asimismo sabemos que Sancho III confirmó en la ciudad de Soria, el 13 de febrero de 1284, todos los privilegios concedidos por su padre Alfonso X al Honrado Concejo de la Mesta, que él había fundado en 1273. A su vez, Juan I en las Cortes del 10 de septiembre de 1380 celebradas en la ciudad de Soria confirmó los Privilegios que sus antecesores habían otorgado a la Mesta.

 

 Extremaduras como fronteras y extremos del Duero

 

En lo que respecta al término “Extremadura” muchos historiadores sólo parecen conocer la exposición realizada por Gonzalo Martínez Díez en su libro sobre las Comunidades de Villa y Tierra o en sus ensayos específicos sobre el origen y formación de las dos provincias de la actual comunidad autónoma de Extremadura (Cáceres y Badajoz). La tesis central de Gonzalo Martínez es que es “un abstracto derivado de ‘extremo’, del mismo modo que raspadura, matadura. Andadura y demás vocablos formados con el sufijo ‘dura’ derivan de sus respectivas raíces” y que “extremo” designaba las tierras fronterizas o límites del reino de Castilla desde el siglo X, o sea, que es un sinónimo de frontera, la cual obviamente fue modificándose continuamente durante la Reconquista. Había –dice Martínez Díez- una Extremadura o Extremaduras de Castilla (constituyéndose su territorio en 42 Comunidades Villas y Tierras), y otra Extremadura Leonesa que, con los siglos y modificaciones territoriales, es la única que finalmente ha conservado dicho nombre.

Cabe observar que, en la práctica totalidad de los documentos consultados por Martínez Díez, el vocablo es latino, con “x”, y no son “s”, mientras que en romance aparece con “s”, facilitando así una homonimia que todavía subsiste.

Gonzalo Martínez rechaza la etimología vinculada al Duero (Extremadura como Extrema Dorii o Extremos del Duero) pese a que el arzobispo de Toledo, Rodrigo Jiménez de Rada, que fue una de las personas más cultas de la cristiandad medieval hispana y de las más involucradas en la “Reconquista” durante el reinado de Alfonso VIII, habla de los Extremos del Duero al menos diez veces (en tres ocasiones contraponiéndola a Castilla), por lo que estimamos que no se puede rechazar tal semántica arguyendo, como hizo este catedrático, que es “un artificioso cultismo de finales del siglo XII”. Además Gonzalo Díez parece desconocer otras propuestas etimológicas, especialmente la agropecuaria, dado que ni las cita siquiera. Y tal ausencia ha motivado que muchos historiadores que le han leído y estudiado, ignoren que los vocablos “Estremadura-Estremos / Extremadura-Extremos”, han tenido otros significados, diferentes al “canonizado” por Gonzalo Díez, a quien algunos achacan “confusión entre denotación y connotación de la palabra ‘extremum’…”. Así mismo, durante la Edad Media se usaban otras palabras distintas a “extremo” y “extremadura” para designar específicamente a los territorios fronterizos. Y por ello su argumentación ha sido criticada por diversos investigadores, como puede constatarse leyendo, por ejemplo, el blog palabraextremadura, a donde remitimos a cualquier internauta interesado en esta cuestión; blog que recoge una serie de ensayos de Antonio Mateos Martín que nos sirve, en cierta medida, de fuente documental e informativa.

Conviene, por otro lado, tener bien presente que hasta el propio Gonzalo Díez reconoce que sus “Extremaduras históricas” como entidades administrativas desaparecen en el gobierno central castellano durante el siglo XV en Castilla mientras que la “desaparición y olvido de la Extremadura leonesa será todavía más rápida” puesto que después de 1230 no es citada entre las titulaciones regias. Asimismo, en lo que atañe a Castilla reconoce que “el concepto geográfico de Extremadura castellana para designar a las tierras del sur del Duero, a un lado y otro de la Cordillera Central, entre Castilla y el reino de Toledo, muy vivo y generalizado durante los siglos XII, XIII y XIV… todavía alcanzará hasta los dinteles del siglo XV”. Y concluye: “Con la desaparición administrativa la Extremadura castellana va a extinguirse también como denominación geográfica en la conciencia y en el lenguaje de las gentes, y así apenas se encontrarán ya menciones de la misma en el siglo XV, y mucho menos en el XVI”.

Pero no es así, ni mucho menos, puesto que desde 1272 hasta la extinción de la Mesta a comienzos del siglo XIX, se sigue hablando en los documentos mesteños de “Estremos” y “Estremaduras” como polo opuesto y/o complementario a las “Sierras” en el conjunto global agropecuario de la trashumancia, fundamentalmente del ganado que calificamos actualmente como merino (“estremeño” en los textos mesteños) , como puede constatarse en el siguiente anexo documental en el que hemos recopilado una selección de tales documentos que nos evitará el ponerlos en el texto de este post aunque sí haremos referencia breve de varios de ellos.   Anexo de 6 megas en pdf: Soria Cabeza de Estremadura, significado ganadero de las Extremaduras

 

De estremos, pastizales e invernaderos o Estremaduras

 Estremadura-invernadero-en-Nebrija

Nada menos que Antonio de Nebrija, en el  segundo diccionario lexicográfico castellano, afirma en 1493 que el vocablo castellano Estremadura (con s”) significa “invernadero de ovejas”. El concepto es muy anterior a este diccionario de Nebrija y existe siglos antes puesto que en la Enciclopedia Espasa y Calpe (1958), se dice: “Prescindiendo de una porción de etimologías erróneas, la palabra Extremadura vino a indicar durante la Reconquista las tierras de los ‘extremos’, denominación que se daba a las llanuras donde invernaban los ganados. Así se deduce de los privilegios que Alfonso el Sabio otorgó al Concejo de la Mesta en 1273, en el que se distinguen las ‘sierras’ o terrenos útiles para pastos de verano y los ‘extremos’ o terrenos de pastos de invierno”.

Ahora bien, inicialmente “estremos” significaba “terreno de pastos”, indistintamente a si eran “agostaderos” o “invernaderos”, como se referencia en el Fuero de Béjar, Fuero del Ganado de Cáceres, Fuero de Sepúlveda, Fuero de Plasencia, Fuero de Salamanca… Así, en el Diccionario de Covarrubias (1610), se define dehesa como “campo de yerba donde se apacienta el ganado..,’pascua’ llaman en latín a la dehesa e estremo do pacen, y defendida, hasta cierto tiempo que admiten el ganado, se llamo defesa, y corrompido el vocablo dehesa”. Por nuestra parte hemos encontrado en algún diccionario de la Real Academia de la Lengua de los siglos XVIII y XIX tal acepción general de extremo como pastizal, y en otros la especificación de pastos de invernadero.

En cuanto a la literatura medieval igualmente podemos leer que los “estremos” son las zonas de pasto (como reitera Juan Ruiz, Arcipreste de Hita) o, más concretamente, invernaderos.

Leamos a Alfonso X en su glosa bíblica de Génesis, IV,20, donde nos cuenta que Iabel, hijo de Lamech, era pastor y para hacer frente a las inclemencias del tiempo inventó las chozas o cabañas pastoriles: “…donde fue el primero que fallo para los pastores maneras de tiendas en que morassen enlos estremos, e partir los ganados en greyes de sennas maneras, como lo fazen au nagora los pastores de nuestro tiempo”. A lo que Manuel Alvar, explicando esta amplificación literaria realizada por Alfonso X al verso del Génesis nos dice que “no han sido sólo palabras las que ha puesto en su texto, sino un cuadro de los que sus ojos han sorprendido mil veces al cruzar las tierras de sus reinos: el ganado dividido en rebaños para que los pastores vigilen atentamente y las tiendas levantadas en los invernaderos de la trashumancia y en los pastos invernizos, que no otra cosas son los extremos.

Recitemos la primera estrofa de la Égloga-Farsa de la Natividad escrita por el soriano, maestro y sacerdote, Hernán López de Yanguas (c. 1470-1540), a quien se le considera como padre literario de los Autos Sacramentales:

Yo pienso que vienen a ver los estremos:
Pastores, ovejas, cabañas y hatos;
Los pastos costosos hacerlos baratos
A su propia costa, según veremos.

De la Enciclopedia Espasa Calpe que se encuentra en la Biblioteca Pública de Soria, entre otras significaciones del verbo extremar (que añadido al sufijo –dura, nos da “Extremadura”), resaltamos estas tres: “Llevar una cosa al extremo… Separar, apartar una cosa de otra; hoy conserva uso entre ganaderos cuando apartan los corderos de las madres… Entre ganaderos dícese de los ganados trashumantes que van a pasar el invierno en los territorios o parajes templados de Extremadura”. Y por “extremo” define como una de sus connotaciones: “Invernadero de los ganados trashumantes y los pastos que sirven para apacentarlos en el invierno”.

Consultemos los privilegios regios otorgados a la Mesta junto a su ordenamiento interno y nos cansaremos de leer que el ganado va de las Sierras a los Estremos e inversamente y que en ambos sitios han de pagar su parte correspondiente del diezmo eclesiástico, fuente importante de ingresos que regulan, por ejemplo, las Constituciones Sinodales de las diócesis de Andalucía sobre todo en lo que respecta al ganado denominado estremeño, que es el trashumante y no otro.

Maximo-Diago-Hernando-en-AHP-de-SoriaEn los protocolos notariales que custodia el Archivo Histórico Provincial de Soria analizados por Máximo Diago Hernando y Enrique Díez Sanz se constata que, efectivamente, es al ovino trashumante merinero al que se le califica de ganado estremeño, y que la lana estremeña es la más cotizada, diferenciándose notablemente del precio de venta de la churra (estante o trasterminante) e incluso de la de aquellas merinas que, por las razones que fuesen, habían permanecido estantes una temporada en los pastos sorianos (lana que, por tal circunstancia, dejaba de ser considerada como lana estremeña). “En la Tierra de Soria –aclara Díez Sanz- se distinguía entre ganado churro, generalmente estante, y ganado estremeño, que realizaba la trashumancia a estremos, es decir, a Andalucía y Extremadura, fundamentalmente”, donde iban a “herbajar”. Y Máximo Diago, a su vez, nos señala que “la denominada lana estremeña era la obtenida del esquileo de los ganados trashumantes”.

Juan de la Encina, en su Cancionero, se muestra bucólico en este cantar que viene al caso citar:

Vosotras fuentes limosas
yerba más muelle que sueño
arboledas muy umbrosas
quitad siestas calurosas
a mi ganado estremeño:
que ya vienen a más andar
el estío muy tostado
las parras con gasajado…

Así que no es de extrañar que algunos investigadores hayan vinculado directamente el origen del topónimo territorial de Extremadura (primero provincia, después región y ahora Comunidad Autónoma), con la trashumancia, y ciertamente de todas las “Estremaduras” a ninguna le conviene mejor tal denominación puesto que a Cáceres y Badajoz acudían a estremarse mayoritariamente los ganados merineros, según leemos en la web del MAGRAMA : “Sierras y Estremos se presentan como unidades geográficas complementarias para el pastoreo trashumante y vinculadas por una intensa y estrecha relación… Extremadura recibía hasta el siglo XVIII el mayor contingente de ganado trashumante, aproximadamente las tres cuartas partes de los rebaños de la Mesta”.

De 1548 es el libro de Pedro de Medina en el que escribe: “Esta provincia se llama Extremadura, porque viene a ella a estremo muy gran parte de los ganados de Castilla, por las grandes, y fértiles dehesas, y campos muy abundantes y por la templanza que la tierra tienen en el tiempo del invierno sin hacer tanto frío como en Castilla, porque el ganado ovejuno mayormente esto merino es de flaca calidad. Por tanto en todo el mes de Octubre viene el ganado de Castilla a invernar a Extremadura donde es tan grande el número de lo que viene que no se puede decir, especialmente ovejas, carneros, y otros muchos ganados, aquí en Extremadura las ovejas paren y se estreman sus corderos”. Párrafo que, con escasos cambios, repite Diego Pérez de Mesa en 1595.

Extremadura, estremos invernaderos en libro de 1568

Estremaduras mesteñas en Vicente Paredes y Guilén

 

Hay historiadores que postulan que la Reconquista tuvo como motivo fundamental el disponer de grandes dehesas de pastos para el ganado trashumante, esencialmente durante el invierno. Esther Pascua Echegaray sintetiza esta visión así: “… el siglo XII fue un momento de vertebración de los intereses ganaderos en torno a los privilegios de pastos recibidos por los grandes centros eclesiásticos y los concejos. Hasta tal punto que se ha llegado a explicar la expansión militar de la Reconquista en función de las fases de ampliación de los circuitos de trashumancia: uno primero en torno a las dos vertientes de las sierras del Sistema Central; otro después, lo que se conoce como una ‘trashumancia inversa’, que iba desde los concejos serranos hasta los pastos de la depresión bética”, como apunta C.J. Bishko.

Pues bien, a finales del siglo XIX esta tesis tuvo como defensor pionero al extremeño Vicente Paredes Guillén: “Investigando el origen del nombre de Extremadura hemos continuado la historia de los trashumantes por la Edad Media y Moderna, y visto la importancia que tuvo, y como originó y contribuyó a la reconquista la necesidad de la trashumación de los ganados”, resume. La palabra Extremadura, nos advierte, “no viene de la dureza de encuentros, ni de extrema hora, ni de los extremos del clima, ni de la dureza del terreno, ni de lo extremo de lo conquistado, ni de los extremos del Duero” (y Fernando Sánchez Dragó tomará tales datos del autor extremeño y los repetirá en Gárgoris y Habidis, así como su concepto agropecuario de Extremadura).

Extremadura-de-Nicolas-DiazAsí mismo, Paredes Guillén, sin conocer las definiciones dadas por Nebrija y Covarrubias a los vocablos Estremadura y estremos como “invernadero de ovejas” y “dehesa”, es el gran defensor, en sus dos libros (publicados en 1886 y 1888), de tales significados partiendo fundamentalmente de la lectura del corpus legislativo y normativo del Real Concejo de la Mesta recopilado por su fiscal Andrés Díez Navarro, en 1731, al que hemos consultado igualmente y del que hemos seleccionado algunos párrafos en el dossier adjunto. También coincide con tal posicionamiento “el Nicolás Rabal extremeño”, Nicolás Díaz y Pérez en 1887.

Los Estremos, Estremaduras o Tierras Llanas son las zonas de pastos de inviernos y las Sierras son los territorios de agostaderos, así de claro lo expresa reiteradamente el Quaderno de Leyes y Privilegios del Honrado Concejo de la Mesta. Curiosamente al territorio soriano más serrano y secularmente más merinero y donde más tiempo persistió la trashumancia se le llama Tierras Altas, clara antítesis de las Tierras Llanas o invernaderos mesteños.

Paredes Guillén, además, resalta de la normativa interna de la Mesta tres acuerdos especiales en los que se especifica claramente qué territorios son considerados a la sazón Estremaduras y Sierras, zonificación que va modificándose en el transcurso del tiempo (como sucede igualmente con las “Extremaduras” defendidas por Gonzalo Martínez) y en conformidad a lo que se aprueba en algunos concejos, los cuales duraban 20 días: “Sea vno en las Eftremaduras, que ha de empezar à 20 de Febrero y otro en las Sierras en 20 de Agofto”.

“Hemos visto que Extremaduras viene de Extremos –concluye Paredes Guillén tras su larga disertación-, que no viene del nombre del río Duero, que esta voz vale tanto como invernadero, y que se llamaban Extremaduras las comarcas que comprendían los estremos de los viajes que hacían los rebaños desde los agostaderos a los invernaderos, y por esta causa debemos suponer fundamental que las Extremaduras, desde el principio de la Reconquista hasta el año 1073, eran las Tierras Llanas comprendidas entre el Duero, Aranda, Castrogeriz, Carrión, Sahagún, Astorga y Puebla de Sanabria. En 1074, lo dicho, Castilla la Vieja y la parte de Castilla la Nueva hasta Toledo. En 1123 llegaba hasta el Tajo por el lado de Coria; y siguieron estos límites hasta 1248, que lo fueron las fronteras del Reino de Granada, extendiéndose y comprendiendo este Reino cuando se tomó en 1492…”.

Leyes y privilegios de la Mesta -Diez NavarroEl 6 de marzo de 1595 el concejo reunido en Puebla de Montalbán (Toledo) señala los pueblos, villas y ciudades en los que han de estar los alcaldes de Cuadrilla de las Tierras Llanas, que son los territorios que no era Sierras, o sea, estremos: “invernaderos o puntos a que iban a pasar los ganados el invierno, ya fueran de Extremadura, de Castilla o Andalucía”, aclara Andrés Díez. Es por ello que, en ese año incluso Aranda de Duero y Roa (Burgos) se incluyen dentro de las Tierras Llanas, lo que explica el refrán que dice: “Anda niño, anda de Burgos a Aranda, que de Aranda a Extremadura yo te llevaré en mi mula” puesto que solo un puente separaba Aranda de esta Extremadura castellana, “entre Aranda y los límites de la provincia de Segovia y Soria, que es de cuatro leguas de ancho” (sirva de dato adicional que, en 1555, el concejo de las Sierras tuvo lugar en Aranda de Duero, y el del año siguiente en la segoviana Riaza).

La ley XI (“Quales Obispados y Pueblos fe comprehendan en el nombre de Sierras”), título 5º (“De los Alcaldes de Quadrillas”), folio 61, comienza así: “Y para que no aya duda quales fon Sierras, y quales Tierras Llanas; fe declara, que ayan de fer, y fean Sierras, adonde los dichos Alcalde de Quadrilla han de vfar fus Oficios en todos los cafos que fe les ofrecieren, conforme à fus titulos, y Leyes del dicho Concejo de la Mefta, fon las siguientes…”, y se incluye, entre otros, a los obispados de Osma, Sigüenza, Tarazona y Calahorra, o sea, a toda la actual provincia de Soria.

A su vez, en 1609 se reduce el territorio considerado como Extremaduras: “Eftremos y Sierras los diftingue la ley X, tit. 14, lib. 3 de la Recopilación, con motivo de afignar los Concejos, reduciéndofe a llamar Esftremos los pastos de Invierno, desde los Puertos azia la Eftremadura, Mancha y Andalucia”, resume el fiscal mesteño Andrés Díez Navarro. Una reducción anterior se había aprobado en 1561 nada menos que en Burgo de Osma.

“A que perdieran el nombre de Exremaduras las Tierras Llanas, Estremos o Invernaderos, que hay de la Cordillera Carpetovetónica arriba, contribuyó eficazmente la Ley 1ª, título 14, libro 3 de la recopilación hecha de los privilegios en 1609, y además el acuerdo del Concejo celebrado en el Burgo de Osma el año 1561”, constata Paredes Guillén. Y es que aquel 25 de agosto, en Burgo de Osma, dispusieron respecto a la concurrencia de los Alcaldes de Tierras Llanas o Estremos que “los Alcaldes de el dicho Concejo, que eftuvieren de Ciudad Real abaxo, y de Toledo, y de Talavera, y Plafenciam fean obligados ir en cada vn año al Concejo, que fe haze en las Eftremaduras: y los otros que eftan debaxo à efta parte al Concejo, que fe haze en las Sierras”.

 

Soria como Cabeza de Estremadura en Paredes Guillén

 

Las investigaciones y propuestas toponímicas del extremeño Vicente Paredes Guillén igualmente incluyen la explicación del lema del escudo de la ciudad de Soria. Leámosle:

Portada-Historia-de-los-framontanos-celtíberos--Guillén-Paredes“Otra duda puede resolverse fácilmente al encontrar el verdadero origen del nombre Extremadura, la cual se refiere a la leyenda del escudo o armas de la ciudad de Soria, que ha dado bastante que pensar, y originado en parte el que se creyera que Extremadura venía de los ‘extremos del Duero’. En dicho escudo se ostentaba una inscripción en que se leía: ‘Soria pura cabeza de Extremadura’, pero Soria se titulaba cabeza de Extremadura, porque de las cuatro cuadrillas, la de Soria era la que presidía los concejos de las Extremaduras y los de Sierras, y hacía cabeza de las cuatro por ser sucesora de Numancia, que en todos los tiempos fue la principal cabeza de Celtiberia, por lo tanto de la trashumancia, como su nombre lo indica, según el Diccionario de Cortes ‘Numancia, nombre céltico de los celtas nomades, de aquí Nomadia, Nomantia y Numancia (Tomo 3º, página 229).

Por análoga razón dijo Orosio que Numancia era cabeza de Galicia, no porque la denominada Galicia llegase a Soria, sino porque Galicia, Numancia y trashumancia son lo mismo que viajar, o emigrar los ganados; y Galláico y Extremeño significan los pastores que los conducen a los extremos de los caminos que tienen que recorrer de los agostaderos a los invernaderos; y si no temiéramos la oposición de tantos textos autorizados de vivos y muertos, diríamos que Celtíberos significa lo mismo, esto es, los hombres que habitan unas veces en las montañas y otras en los llanos, donde trashuman sus ganados.

Dado este significado a la palabra celtíbero, no tendríamos que atribuir errores a los que en los tiempos del uso de esta denominación llamaron celtíberos a habitantes de fuera de lo que hoy se cree fuera la Celtiberia, así como también calificaron de celtíbera a muchas ciudades exteriores al terreno que suponemos fuera la Celtiberia; viniendo de este modo a la conclusión de que se llamaron celtíberos a los antiguos pastores trashumantes, y Celtiberia a las Sierras o agostaderos de sus ganados”.

Y seguidamente cita algunos textos de Plinio y Estrabón como argumento.

 

La tesis pastoril en la revista soriana Celtiberia

 

Cuando estábamos a punto de publicar este artículo nos ha llegado a las manos dos ensayos de la revista Celtiberia donde se habla de la tesis pastoril de “Soria Pura Cabeza de Estremadura”.

Escudo-Soria-Cabeza-de-Estremadura-en-Numantina-de-BarnuevoRafael Caffarena Robles en su ensayo “En torno al escudo de Soria” (Celtiberia, nº 16) aboga por una interpretación de “Cabeza Pastoril” en el comienzo o nacimiento del Duero, de lo que “posteriormente hubiera de llamarse Cabeza de Mesta”, ya que estima que tal lema es anterior al Honrado Concejo de la Mesta. Caffarena considera que, dado que “extremo-estremo” significa tanto el comienzo como el final, en el caso del lema de Soria significa “comienzo”, por lo que “podemos leer en el escudo: Cabeza Pastoril del Comienzo del Duero”. La leyenda del escudo refleja, para Caffarena, “lo inveterado pastoril que posteriormente recibiera la protección legal en los privilegios del Honorable Concejo de la Mesta”. Por tanto Caffarena insiste en la interpretación “exclusivamente pastoril” del vocablo “cabeza” en el escudo de Soria: “Cabeza de Mesta o Pastoril en el Comienzo del Duero, en la Estrema-dura que con propiedad de nombre señalara frontera del Califato”.

Caffarena, sin citar nominalmente a Clemente Sáenz García señala su explicación toponímica de que Estremadura deriva de la denominación islámica de Estrema-dorig, pero considera que, pasado el tiempo, lo que se impuso fue la acepción ganadera: “Si con significado primitivo ‘cabeza’ pudo ser cierto tiempo ‘capital o ciudad más relevante’ de la zona de frontera cuando las intermitentes luchas intestinas y de la Reconquista no permitían largas expediciones pastoriles, sin embargo, posteriormente, muchas generaciones debieron atribuir a la leyenda del escudo el sentido que indicamos”.

Escudo-de-Soria-en-libro-de-Antonio-Pérez-RiojaPor su parte Francisco Palacios Madrid, también en la revista Celtiberia (nº19) inicia su artículo “Soria Pura Cabeza de Extremadura” transcribiendo la referencia documental de 1135 en el Cartulario de San Pedro de Arlanza a la existencia de la Extremadura de Yuso y la Extremadura de Suso en relación a la antigua Tierra de Lara. Recurre igualmente a otros dos documentos del siglo X y de 1135 para concluir que “desde el río Lobos, a partir de la fuente del Rey, toda la parte de la provincia de Soria correspondiente a la cuenta alta del Duero, era denominada en Castilla la ‘Extremadura de Arriba’ tal vez coincidiendo con la ‘Extrema-Dorig’ del Califato…”

Seguidamente Palacios Madrid se enfoca en el calificativo de “Cabeza” del lema que nos ocupa: “La palabra ‘Cabeza’ de la vieja leyenda puesta en el escudo de Soria, debe entenderse en el sentido natural y ordinario de la palabra, porque rápidamente Soria se impuso a las ciudades de ascendencia romana, de rica gesta histórica, pasando a ser, con el noble impulso de sus Doce Linajes, la ciudad más importante, más relevante, la representativa, es decir, la capital de todas las tierra de la ya demarcada ‘Extremadura de Suso’…”

Ahora bien, recogiendo la interpretación dada por Caffarena, Francisco Palacios termina por manisfestar : “Esto no obsta, para que, posteriormente haya podido adquirir la significación de ‘Cabeza pastoril’, cuando al correr de los siglos, surge una nueva ‘Extremadura’, impropiamente tal -por no ser extremo del Duero-, sino más bien por ser, tal vez, el lugar principal, donde iba a ‘extremar’ el ganado trashumante de Soria, Logroño, León, Segovia, etc. Dicha significación, a partir de una fecha imprecisa, parece más obvia, más clara, dada la importancia que adquirió el desarrollo de la riqueza ovina soriana, de la alta cuenca del Duero. Opinión, que acertadamente expone D. Rafael Caffarena, y que yo recojo con todo respeto”.

 

Alcaraz, la otra Cabeza de Estremadura

 

Como acontece con Soria, Alcaraz (Albacete) es “Muy Noble y Leal Ciudad” y también aparece en el lema de su escudo el calificativo de “Cabeza de Estremadura – Extremadura”, o mejor dicho, “CLAVIS HISPANIAE ET CAPVT TOTIVS EXTREMATVRAE“, esto es “Llave de de España y Cabeza de Toda Extremadura”.

Por nuestra parte creemos que Alcaraz es cabeza de toda Estremadura-Extremadura por una sencilla razón: porque el primer documento regio otorgado por Alfonso X aprobando las reuniones de mestas correspondió, precisamente, a Alcaraz. Lo firmó en Sevilla en el año 1266. Alcaraz fue el “inicio-comienzo-principio” y, por tanto “cabeza” (“está a la cabeza”) de la reglamentación mesteña de Alfonso X que constituyó institucionalmente el Real Concejo de la Mesta en 1272. Alcaraz había sido conquistada por Alfonso VIII de Castilla a finales de mayo de 1213.

Alcaraz-privilegio

Y al igual que acontece con Soria, el testimonio más antiguo que se conserva de este lema estremeño de Alcaraz se fecha en el siglo XVI. Se encuentra en unos escudos de armas, labrados en piedra y colocados en algunos edificios. Igualmente coincide que, en esta centuria, el emperador Carlos V, o sea, el rey Carlos I, otorga en señorío Alcaraz y Soria a su esposa, Isabel de Portugal, al casarse en 1526 (ella falleció en 1539).

 

Conclusiones

 

Escudo de Soria en claraboya del AyuntamientoEn este artículo hemos tratado de exponer y argumentar nuestra interpretación –que creemos acertada- de que Soria es “Pura Cabeza de Extremadura” por ser el comienzo del “estremar” mesteño, el inicio del eje mesteño que concluye en las Estremaduras y por ser fundadora de la Mesta castellana, por lo que le fueron reconocidas preeminencias en el Real Concejo de la Mesta.

Alfonso X en Las Partidas nos dice que cabeza es lo mismo que “comenzamiento” y que el rey es “la cabeza” del reino (y testa coronada hay, por cierto, en el escudo de armas de la ciudad de Soria que era territorio realengo, luego merecidamente ostenta la cabeza regia). Y como a Soria secularmente se la consideró fundadora, creadora comienzo, inicio y principal en la Mesta, por eso, el lema de su escudo la distingue como Cabeza de Extremadura.

Es así de sencillo, de simple; una acepción ganadera ancestral, cabal y “pura” (vocablo equiparable a la palabra latina “mera” como ya lo sanciona el primer Diccionario de la Lengua conocido del castellano (Universal vocabulario en latín y en romance), publicado en 1490 por el cronista e historiador, lexicógrafo y humanista, Alonso Fernández de Palencia (soriano pues nació en Osma en 1423). Y curioso es que algunos historiadores consideren que el vocablo “merina” deriva etimológicamente de “merus-mera-merum.

Sello-conceil-de-Soria-hacia-1525¿Desde cuándo consta documentalmente el lema de “Soria Pura Cabeza de Extremadura”. La referencia más antigua conocida es el sello concejil representado en una campana del primer tercio del siglo XVI en la torre de lo que fue parroquia de San Gil, hoy parroquia de La Mayor, como hemos señalado en diversos artículos.

En ese primer tercio del XVI acontece en Soria que se instalan en la ciudad la familia yangüesa de los Río, así como otros grandes ganaderos que serán, a lo largo de esta centuria, los “mandamases” de la oligarquía que gobierna el concejo de esta vieja Comunidad de Soria y su Tierra (Francisco López del Río hasta llega a ser alférez mayor vitalicio, con derecho a portar el pendón, preeminencias que ostentaron después sus familiares sucesores hasta la extinción del Antiguo Régimen en el s. XIX).

Se instalan estos grandes ganaderos en la ciudad de Soria en el primer cuarto del s. XVI y resurge con gran ímpetu en el concejo las peticiones al rey para que solicite al Papa que se divida el obispado de Osma y se cree uno nuevo con catedral en San Pedro, en Soria. Y ante la negativa regia se solicita que sea concatedral y se intenta que el cabildo se instale permanentemente en San Gil-La Mayor. ¿Instigaron los Río y otros ricos ganaderos mesteños en ambas cuestiones..?

Quizás hasta la susodicha campana del sello concejil fuese un regalo ofrecido por los Río a la Colegiata de San Pedro (de la que si hicieron parroquianos privilegiados concertando en 1519 un acuerdo muy ventajoso en el pago del medio diezmo) y trasladada a San Gil cuando se derrumbó el campanario de la colegiata de San Pedro hacia 1547.

Escudo-de-Soria-Cabeza-de-EsttremaduraSabemos bien que cuando un nuevo poder político-económico-social se instala y controla los órganos de gobierno en las instituciones se readaptan los “símbolos” o “emblemas”, en consonancia a la “imagen” que desean inculcar en el “imaginario colectivo”. Y eso, pensamos, hicieron estos nuevos oligarcas ganaderos que irrumpieron con todo su poderío económico –“poderoso caballero es don dinero”- en la sociedad soriana y en sus órganos políticos, sociales, económicos y religiosos (uno de los Río, Pedro González de Río, hasta fue prior de la colegial de San Pedro en la segunda mitad del s. XVI). Eran ricos ganaderos, con mucha hacienda y cabaña trashumante y, de un modo u otro, lograron añadir al escudo de armas y al sello concejiles de la ciudad una leyenda o lema que estaba en consonancia con su estatus ganadero, mesteño: “Soria, Pura Cabeza de Extremadura”. Tenían a su favor, igualmente, que Soria ya era Cabeza de su Comunidad de Villa (Ciudad) y Tierra, así como Cabeza de Provincia (esta segunda circunstancia era uno de los argumentos esgrimidos durante esa centuria del XVI en las Cortes castellanas en la demanda de obispado propio o concatedralidad, o ante el obispo de Osma cuando ya sólo pedían un vicario general).

Podríamos ser más comedidos o contemporizadores en nuestra hipótesis y aceptar que dicho lema ya existía con anterioridad a esa campana de San Gil, pero igualmente la Mesta llevaba existiendo institucionalmente desde 1272, y hasta el propio Cabildo de la colegiata de San Pedro figura entre los grandes propietarios de ovejas trashumantes cuando Alfonso X le otorga un privilegio de libertad de pasto en todo el reino durante el año 1277 al prior de su iglesia colegial. Asímismo, consta que por el peaje del puente de Capilla pasaron ocho rebaños de la Tierra de Soria con un total de 18.121 reses en el ejercicio 1428-29 (según M.C. Gerber), que ascendían a 48.579 cabezas en el ejercicio 1460-61 (según Mª Asenjo), lo que sugiere que la ganadería trashumante estaba ya bastante extendida en la Tierra de Soria.  Además, si leemos el ensayo “Precedentes de la organización del Concejo de la Mesta” de Carmen Argente del Castillo Ocaña, veremos que en el listado de los principales centros concertados con la ganadería trashumante desde la segunda mitad del siglo XII hasta 1273, figura el Concejo de Soria.

Soria-Cabeza-de-Estremadura-libro-de-Tutor-y-Malo 1683Abogamos, por tanto, por la acepción pastoril, mesteña, ganadera, de Pura Cabeza de Estremadura en el lema del sello y escudo de armas concejiles de Soria. El concepto guerrero, de frontera territorial durante la Reconquista, ya no tenía sentido alguno para el actual territorio provincial de Soria tras la victoria cristiana en las Navas de Tolosa (1212). Y hasta el mismísimo Gonzalo Martínez Díez ha destacado que “con la desaparición administrativa la Extremadura castellana va a extinguirse también como denominación geográfica en la conciencia y en el lenguaje de las gentes, y así apenas se encontrarán ya menciones de la misma en el siglo XV, y mucho menos en el XVI”. Así que no nos cabe la menor duda de que para la inmensa mayoría de la gente la acepción mesteña, la pastoril, era la más conocida, la más popular, la más comprensible y aceptada.

Y terminamos con estas palabras de Máximo Diago Hernando que pronuncia en la entrevista que hemos enlazado más arriba: “Desde el punto de vista de los ganaderos mesteños las Estremaduras eran las tierras de pastos de invernadero, adonde se llevaban los ganados en invierno, y esto explica el que, por ejemplo, aquí en Soria, en los protocolos notariales a la lana del ganado trashumante se le llama lana estremeña; a la lana fina del ganado trashumante se le llama estremeña por eso, porque era la del ganado que pastaban en los estremos, que era, evidentemente, la actual Extremadura,  Ciudad Real, el norte de Andalucía e incluso Portugal porque también se llegaron a llevar allí. Entonces esta es otra acepción de Estremadura, sí, que es cierta y, desde el punto de vista mesteño, es la que prevaleció”.

 

Bibliografía a tener en cuenta

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Caffarena Robles, Rafael: “En torno al escudo de Soria”, Celtiberia, nº 16.

Diago Hernando, Máximo:

  • “El mercado lanero en la región soriana durante los siglos XVI y XVII”, Celtiberia, nº 96, 2002.
  • El desarrollo de la trashumancia y los orígenes medievales de la cuadrilla mesteña soriana“, Hispania: Revista española de historia, Vol. 64, nº 218, 2004.
  • “Estrategias de ascenso social en la Castilla del siglo XVI: la familia Río en Soria”Historia social, nº49, 2004, págs. 3-28.
  • “Una explotación trashumante en la Castilla moderna: la cabaña de los Río de Soria”, Historia agraria: Revista de Agricultura e Historia Rural nº 48, 2009.

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Paredes Guillén, Vicente: Historia de los framontanos celtíberos desde los más remotos tiempos hasta nuestros días.., Plasencia, 1888.

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VV.AA.: Voces “Extremadura”, “Extremar” y “Extremos” en Enciclopedia Universal Ilustrada, Tomo XXII, Espasa-Calpe, Madrid 1958.  Y otros diccionarios de la Real Academia de la Lengua citados en el anexo documental, de los siglos XVIII y XIX.

 

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