Doce Linajes
Ecos de Jerusalén en el Imaginario de los Doce Linajes de Soria
Sedes de las juntas generales de los Doce Linajes en el siglo XVI
Los Doce Linajes de Soria individualmente tenían sus juntas particulares en diversas iglesias de la ciudad y, para las juntas generales, la Diputación de los Doce Linajes solía congregarse en la antigua parroquia de San Miguel de Montenegro, de la que consta inicio de ruina en 1581. Ante su progresivo y grave deterioro fue derribada en 1598. Se encontraba en la Plaza de Teatinos, actual plaza de Bernardo Robles.
Según Sobaler Seco “entre 1579 y 1582 los diputados se juntaban para resolver todos los asuntos internos en la Sala de Arneses situada en una casa de la Plaza Mayor y alquilada a la Ciudad para albergar su archivo y custodiar sus ‘armas’; desde ese último año las reuniones para tomar la cuenta anual de la gestión económica pasaron a celebrarse en la casa del mayordomo que la presentaba y para el resto de los asuntos se instalaron en la iglesia de Santa María La Mayor hasta 1588 en que volvieron a usar para este último fin la Sala de los Arneses, mientras se consolidaba la costumbre de celebrar las de carácter económico en el domicilio del mayordomo de turno. Este desdoblamiento de los escenarios de las juntas se mantuvo hasta 1605 en que la Diputación, su archivo y las armas de los Linajes se instalaron en la casa adquirida a finales de 1604, convertida desde entonces en sede definitiva”. Tal edificio, comprado a los herederos de García de Torres en la entonces Plaza del Mercado y frente a La Mayor, tuvo que ser remodelado interiormente y en la fachada en diversas obras ejecutadas a lo largo del siglo XVII, pasó a ser Casa Consistorial del Ayuntamiento (anteriormente, a partir de 1836, fue cuartel de la Milicia nacional y escuela infantil), y siendo ya Casa Consistorial ha tenido diversas remodelaciones y ampliaciones.
Arquitectura sublimada para los Doce Linajes en La Numantina
Ante la sobriedad y frialdad de los datos documentales referenciados por Sobaler Seco, inicialmente sorprende encontrar en el Canto Cuarto de La Numantina evocaciones jerosolimitanos pero si uno se detiene a considerar el eminente enfoque ensalzador con el que Miguel Martel trata a los Doce Linajes cuando escribe sobre sus orígenes y privilegios hacia los años 1590-93 (que Mosquera de Barnuevo copiaría una década después, según varios investigadores), y si además tenemos en cuenta que recurre, para ello, a motivos arquetípicos del Imaginario Colectivo judeo-cristiano que fueron renovados durante la Edad Media y el Renacimiento, entonces la sorpresa inicial dejar de serlo.
De los diversos referentes arquetípicos que aparecen en La Numantina vamos a dirigir hoy nuestra mirada transdisciplinar y simbólica especialmente a las estrofas 18, 20 y 21 del citado Canto Cuarto en los que se nos describe la singular arquitectura de la Casa de los Arneses de los Doce Linajes de Soria, octogonal, y con doce puertas que rememoran, a su manera, las cantadas por Juan de Patmos en su Apocalipsis respecto a la Jerusalén Celeste.
Como hemos señalado, el manuscrito original de La Numantina es obra de Miguel Martel, quien la esribió entre 1590-1593, esto es, en una época en la que la Sala de Arneses se encontraba en una casa alquilada al Concejo, sita en la Plaza Mayor, por lo que no puede tratarse del edificio suntuoso que describe Martel en La Numantina. Claro que, tal descripción, si nos atenemos al contexto narrativo, el autor la sitúa en un pasado sin fechar al que le ha conducido la figura alegórica de la Antigüedad en un singular “viaje en el tiempo” (estrofas anteriores son las que publicábamos en el post El paisaje en torno a San Polo en La Numantina).
La sede de la Casa Troncal de los Doce Linajes que escribe Martel no parece estar fundamentada en la realidad arquitectónica de tu tiempo sino que responde a una idealización arquetípica con planta octogonal, cuyos referentes jerosomilitanos primordiales son el Domo de La Roca en la “Explanada de las Mezquitas” donde estuvo el Santo de los Santos del antiguo Templo de Salomón y la pequeña capilla de La Ascensión del monte de los Olivos.
Martel-Barnuevo tienen que “mitologizar” a los Doce Linajes incluso en este ámbito arquitectónico, máxime cuando no podían competir con los palacios renacentistas alzados por los nuevos “mandamases” de la ciudad, los poderosos ganaderos trashumantes, especialmente por la familia de los Río (ahí está todavía su imponente Palacio de los Condes de Gómara, que también tiene como modelo arquitectónico a otro idealizado edificio señero de Jerusalén, como comentaremos próximamente). Además, los Linajes se encontraban, a la sazón, en medio de un pleito contra el todopoderoso Francisco López del Río que había comprado el cargo de alférez mayor en 1571 y alegaba tener derecho a portar el pendón de la ciudad; pleito que fue fallado en contra de los Linajes el 30 de julio de 1592, ratificada en sentencia definitiva el 14 de enero de 1593.
Las visiones veterotestamentarias del campamento levantado por Moisés en torno al Tabernáculo y la de la Jerusalén Celestial del profeta Ezequiel fueron cristianizadas-readaptadas-renovadas por Juan de Patmos en su Apocalipsis, plasmándose después secularmente en el Imaginario Colectivo Arquitectónico-Urbano en plantas y planos de rotonda, ortogonales o poligonales, tanto para edificios sacros y civiles como para ciudades. En concreto, en lo que respecta a la planta ochavada, comenzó a ser utilizada en la cristiandad paleocristiana en los baptisterios; el Islam asumió rápidamente arquitectónicamente el octógono y el medievo cristiano también lo incorporó en diversas edificaciones (Carlomagno, por ejemplo, quiso que la capilla palatina de Aquisgrán fuese ochavado). En cuanto a Soria capital, la planta octogonal se encuentra en la capilla barroca de San Saturio, más no se recuerda que haya existido otros edificios, campanarios o cimborrios octogonales.
DOCE PUERTAS COMO EN LA JERUSALEN CELESTE DEL APOCALIPSIS
Leamos parte de la descripción de la Jerusalén Celeste en los versículos 10-14 y 18-21 del capítulo 21 del Apocalipsis de Juan según una Biblia de 1569 :
“Y me llevó en el espíritu a un gran y alto monte, y me mostró la gran Ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo de con Dios, teniendo la claridad de Dios; y su lumbre era semejante a una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, resplandeciente como cristal. Y tenía un muro grande y alto con doce puertas; y en las puertas, doce ángeles, y nombres escritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel. Al oriente tres puertas; al aquilón tres puertas; al mediodía tres puertas; al poniente tres puertas. Y el muro de la Ciudad tenía doce fundamentos; y en ellos los nombres de los doce apóstoles del Cordero”.
“Y el material de su muro era de jaspe; mas la Ciudad era de oro puro, semejante al vidrio limpio. Y los fundamentos del muro de la Ciudad estaban adornados de toda piedra preciosa. El primer fundamento era jaspe; el segundo, zafiro; el tercero, calcedonia; el cuarto, esmeralda; el quinto, sardónica; el sexto, sardónice; el séptimo, crisólito; el octavo, berilo; el noveno, topacio; el décimo, crisopraso; el undécimo, jacinto; el duodécimo, amatista. Y las doce puertas son doce perlas, en cada una, una; cada puerta era de una perla. Y la plaza de la Ciudad era de oro puro como vidrio muy resplandeciente”.
Y si ahora leemos lo que nos cuenta La Numantina, están claros los paralelismos simbólicos de este Palacio de los Doce Linajes con lo descrito por Juan de Patmos.
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