Fauna de Soria

Cigüeñas junto a la Fuente de la Teja y en las fábulas

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La cigüeña blanca retorna a Soria a finales de enero e incluso a mediados, así que se cumple el refranero: “Por San Blas, la cigüña verás y si no la vieres, año de nieves”. Sobre espadañas, torres, chimeneas, ramaje recio de arbolado o en sus troncos desmochados, el paisaje urbano de la ciudad y de su entorno rural acoge a estas aves migratoria que solía pasar  los  inviernos  en  el  África sudsahariana y retornaban a España y otros países del sur europeo para criar.

Ciguenas en nido de chopo fuente la Teja de Soria

En en entorno a la Fuente de la Teja hay media docena de chopos desmochados donde, desde hace unos años, anidan, como vemos en estas imágenes que nos servirán, por otra parte, para complementar los siguientes textos literarios transcritos de fábulas, tal como las ha recopilado Julia Sevilla Muñoz en su ensayo “La cigüeña en las literaturas populares francesa y española” (Culturas Populares. Revista Electrónica nº 4, 2007) que nos sirve de referencia y seguirá siendo fuente informativa para otros posts con imágenes de otras cigüeñas de la ciudad, Valonsadero, etc.

Ciguena de Soria volando

Las ciguenas en las fabulas segun Julia Sevilla

En el siglo VI a.C., Esopo escribe la fábula El cazador y la cigüeña

Un  cazador  que  había  preparado  unos  lazos  para  las grullas,  vigilaba  su  caza desde  lejos.  Entre  las  grullas  se  posó  también  una  cigüeña,  y  el  cazador  acudió  y  la cogió entre ellas. Suplicábale la cigüeña que la soltara, diciendo que lejos de perjudicar a los hombres era incluso muy útil para  ellos, porque cazaba y devoraba las culebras  y otros reptiles, y el cazador repuso:
– Si  no  eres  en  verdad  un  ser  malvado,  merecías,  en  todo  caso,  un  castigo  por haberte reunido con los malvados.
También nosotros debemos huir de la sociedad de los malvados para que no se nos considere como cómplices de su maldad.

 

Ciguena de Soria en nido fuente la Teja

El  fabulista  español  Félix  María  Samaniego  (1745-1801) recogió  el  argumento de la narración esópica en  la  fábula El  labrador  y  la  cigüeña, con algunos cambios (el castigo a la cigüeña conlleva su muerte).  Así mismo, Fedro (s. I.d.C) escribe La zorra y la cigüeña aludiendo a a la  ley  del  Talión, frecogida en nuestro refranero español con el dicho   “Donde  las dan,  las  toman”.

Dícese  que  una  zorra  invitó  la  primera  a  una  cigüeña  a  cenar  con  ella, sirviéndole  una  poción  sobre  un  mármol  liso,  de  modo  que  la  famélica  cigüeña  no pudiera en modo alguno tomarlo.
Esta,  al  devolver  a  la  zorra  su  convite,  sirvióle  una  redoma  llena  de  manjar machacado.  Pudo  la  cigüeña  introduciendo  el  pico  en  el  cuello  de  la  botella,  saciarse, atormentado con el hambre a su convidada; en vano ésta lamía el cuello de la redoma. Y el pájaro viajero habló, según se cuenta, de esta manera:
-¡Cada cual debe sobrellevar pacientemente sus propios ejemplos!

pareja de ciguenas de Soria de Fuente la Teja en nido

La misma fábula reaparece en Le  Renard  et  la  Cigogne de Jean de La Fontaine (1621-1695). A su vez,  Samaniego recoge igualmente esta fábula (La zorra  y la cigüeña)  con esta versión:

Una zorra se empeña
en dar una comida a la cigüeña.
La convidó con tales expresiones,
que anunciaba sin duda provisiones
de lo más excelente y exquisito.
Acepta alegremente, va con apetito;
Pero encontró en la mesa solamente
jigote claro sobre chata fuente.
En vano la comida picoteaba,
envidiosa de ver que a conveniencia
pues era, para el guiso que miraba,
inútil tenedor su largo pico.
La zorra con la lengua y el hocico
limpió tan bien su fuente, que pudiera
servir de fregatriz si a Holanda fuera.
Mas de allí a poco tiempo, convidada
de la cigüeña, halla preparada
una redoma de jigote llena.
Allí fue su aflicción; allí su pena:
el hocico goloso al punto asoma
al cuello de la hidrópica redoma;
mas en vano, pues era tan estrecho
cual si por la cigüeña fuese hecho.
Envidiosa de ver que a conveniencia
chupaba la del pico en su presencia,
vuelve, tienta, discurre,
huele, se desatina, en fin, se aburre.
Marchó rabo entre piernas,
tan corrida, que ni aun tuvo siquiera
la salida de decir:
¡Están verdes!, como antaño.
¡También hay para pícaros engaño!

 

Ciguena de Soria volando fuente la Teja

Jean de La Fontaine tiene también otra fábula, Le Loup et la Cigogne , donde refleja su crítica del refrán ético “Haz bien y no sepas a quién”. Samaniego la recoge por su parte y nos da su versión titulándola de la misma forma, El lobo y la cigüeña.

Sin duda alguna que se hubiera ahogado
un lobo con un hueso atragantado
si a la sazón no pasa una cigüeña.
El paciente la ve, hácele seña,
llega, y, ejecutiva,
con su pico, jeringa primitiva,
cual diestro cirujano,
hizo la operación y quedó sano.
Su salario pedía,
Pero el ingrato lobo respondía:
“¿Tu salario? ¿Pues qué más recompensa
que el no haberte causado leve ofensa
y dejarte vivir para que cuentes
que pusiste tu vida entre mis dientes?”.
Marchó, para evitar una desdicha,
sin decir tus ni mus, la susodicha.
Haz bien, dice el proverbio castellano,
y no sepas a quién, pero es muy llano
que no tiene razón ni por asomo;
es menester saber a quién y cómo.
El ejemplo siguiente
te lo demostrará más evidente

Ciguenas de Soria fuente la Teja en dos chopos

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