Bécquer y Soria
El Más Allá en Soria: Enigmas en El Monte de las Ánimas de Bécquer
Terminamos aquí nuestro análisis sobre esta leyenda becqueriana que nos ha ocupado dos posts (“El Monte de las Ánimas, leyenda becqueriana” con enlaces incluidos a dos vídeos del “Festival de las Ánimas” y “La caza infernal de Beatriz en El Monte de las Ánimas“) en los que hemos propuesto que el tema principal es la Caza Salvaje-Caza Infernal. En el post anterior hemos sugerido que Bécquer se inspiró fundamentalmente en un relato de Bocaccio en El decamerón para el desenlace trágico de la muerte de Beatriz y la persecución fantasmagórica de la que es objeto. Igualmente señalábamos como posible referente de Bocacio un exemplum de los sermones que Passavanti pronunció en Florencia de 1354 y que fueron publicados cbajo el título de Espejo de la verdadera penitencia en 1495, y en donde la dama perseguida y asesinada una y otra vez se llama precisamente Beatriz.
¿De qué otras referencias bibliográficas pudo “beber” Bécquer para plasmar, a su manera, el topoi de la Caza Salvaje y/o Infernal para esta leyenda de El Monte de las Ánimas? Intentaremos responder a éste y otros enigmas a continuación.
Las referencias germanas
En 1835 publica Jacob Grim su monografía sobre la mitología germánica y populariza el término Grimm Wilde Jagd (“Caza Salvaje“) como mitologema, “dedicándole especial atención y relacionando al caudillo de este ejército con una forma o aspecto de Wotan-Odin al que el cristianismo habría degradado hasta un rango fantasmal. Desde entonces, asociándose poco a poco cada vez más el tema de la Salvaje Caza a una divinidad crepuscular o psicopompa, se fueron perfilando y contextualizando los rasgos de toda una amplia serie de rituales de expulsión del invierno llevados a cabo por las cofradías de guerreros indoeuropeas, muy singularmente entre los Celta”, según estima Andrés Pena Graña. A su vez, Phillippe Walter “señala el interés despertado por la Caza Salvaje, la Chasse fantastique, Caza Fantástica, la Harlequin, la Hannequin, la Herlatingui o la Mesnié Hellequin, desde el año 1835, con la monografía de K. Meisen (‘Fie Sagen von Wilden Heer und Wilden Jäger’) recogiendo una amplia bibliografía antigua. En 1850 W. Schwartz constató la universal extensión del tema entre los pueblos indoeuropeos” (1).
En España se han ocuipado de este mitologema y sus manifestaciones etnológicas varios autores entre los que vamos a destacar, por ser casi pionero, Constantino Cabal, que le dedicó varias páginas en Los dioses de la muerte, como lo es la siguiente (2):
LOS REFERENTES FRANCESES
Sabemos que Bécquer podía leer perfectamente el francés y que ya lo hacía en su etapa sevillana con los libros franceses de la biblioteca de su madrina, la francesa Manuela Mannehay, que estaba bien surtida de clásicos grecolatinos y obras de los románticos europeos de la primera generación.
En el libro La Normandie, romanesque et merveilleuse: traditions, légendes, et superstitions populaires de cette province, escrito por Améli Bosquet y publicada en 1845, ha todo un capítulo, el tercero, centrado en la el tema arquetípico de la Caza Salvaje-Caza Infernal (3). ¿Lo leyó Bécquer..? Es probable que sí. Aquí pudo conocer suficientemente mitos, leyendas y tradiciones etnográficas en torno a las diversas plasmaciones que ha tenido este enfoque sobre la ultrabumba.
ÁNIMAS DE HUESTE TEMPLARIA EN FRANCIA
Los etnógrafía francesa del siglo XIX dispone de una amplia bibliografía en la que se han recopilado creencias tradicionales y folklore relativo a la Caza Salvaje-Caza Infernal. A finales del XIX hay que destacar especialmente a Paul Sébillot (fundador en 1882 de la Société des Traditions Populaires) en Contes de la Haute-Bretagne: les chercheurs d’ aventures, le diable et ses hôtes (Cuentos de la Alta Bretaña: Los buscadores de aventuras, el diablo y sus huestes) y Légendes locales de la Haut-Bretagne.
Pues bien, en el capítulo tercero hay un primer relato titulado “Les Templiers et les Moines rouges” que recoge una tradición que tal vez conociese, décadas atrás, Béquer y que le animó a incorporar a los templarios sorianos como hueste fantasmal de ánimas en pena con su caza infernal (4): “En algunos cantones de Gran Bretaña, la gente todavía cree ver la noche vagando por los monjes templarios o monjes rojos montados sobre los esqueletos de caballos cubiertos con paños mortuorios”. Abordaban preferentemente a jóvenes que secuestraban “y llevaban a Dios sabe donde para no retornarlos nunca“.
Sébillot afirma que la ánimas de los templarios -llamados “monjes rojos” generalmente en la Alta Bretaña- “aparecen en muchas leyendas de Avessa”. Y cuenta, por ejemplo, que en uno de los cerros más altos estaba la antigua capilla templaria de Triubry a la que ningún vivo se atrevía a acercase sin armas. Un vecino de la cercana población de Rambalay afirmaba que tuvo que protegerse de noche en las ruinas de la iglesia debido a la intemperie y que apenas entró vio que se iluminaba su interior y que había esqueletos y a un gran monje rojo que comenzaron a perseguirle cerro abajo hasta que desistieron. “Dicen que el monje rojo fue un templario acusado de crímenes que retorna cada noche en busca de cristianos en pecado mortal para menguar su tormento en el infierno“.
ANIMAS TEMPLARIAS EN ESPAÑA
En España el investigador Rafael Alarcón Herrera ha recogido diversas tradiciones sobre ánimas templarias en algunos de sus libros, principalmente La huella de los templarios (5) y La maldición de los santos templarios (6). En este último dedica todo un capítulo, el noveno, a “La Santa Compaña templaria, los que aún esperan” en la que incluye la leyenda becqueriana del Monte de las Ánimas, así como la de San Adrián del Madero y la del fantasma templario de Castillejo de Robledo (7).
EL CAZADOR MALDITO NOCTURNO
En el capítulo octavo del libro Bécquer tradicionalista, Rubén Benítez considera que el primer indicio del conocimiento de Bécquer acerca de cuentos populares ligados a una cabalgadura sobrenatural en un corcel fantástico se encuentra en el relato becqueriano que escribe en 1857 sobre San Juan de los Reyes cuando nos sugiere que la imagen de un jinete en un capiteles “un corcel fantástico, cuya idea inspiró tal vez uno de los nocturnos cuentos del hogar”, por lo que Benítez supone que tal figura “debe estar asociado en la mente del poeta a un castigo infernal”. Y así mismo considera que ya entonces Bécquer conocía la leyenda catalana del Conde Arnau “cuyo motivo fundamental es precisamente el del corcel diabólico, o de fuego, que lleva al pecador eternamente por los aires”, y que corresponde al tema folklórico europeo del cazador maldito. Para Benítez, la leyenda de El Monte de las Ánimas tiene elementos que enlazan con este tópico, la del cazador maldito o cazador negro, que se extiende por Cataluña, Navarra y los países vascongados. Benítez considera que una “elaboración más fina del motivo del cazador maldito” es la leyenda becqueriana de Creed en Dios (1862).
Visiones paranormales de huestes combatiendo
Los relatos folklóricos europeos recogen tradiciones referidas a que algunas personas han visto huestes fantasmales combatiendo. Varios de estos relatos parecen formar parte de algún tipo de fenómeno paranormal puesto que incluso hoy día tienen lugar en relación a batallas sangrientas, varias de las cuales las recoge David Sentinella en su libro Más allá de la vida (8).
Cuenta, por ejemplo, que el 23 de octubre de 1642 se inició en los campos de Edgehill en el condado inglés de Warkwickshire el inicio de una contienda en la que fallecieron miles de soldados. “Un mes después, varios aldeanos vieron y yoeron en el mismo lugar lo que al principio pensaron que se trataba de otra batalla. Cuando de repente todo aquel cuadro desapareció, se asustaron y huyeron. Pero el día de Nochebuena la batalla fantasma se reprodujo de nuevo con todo lujo de detalles”, y al llegar tales noticias a los oídos del rey Carlos I, éste mandó una delegación de oficiales de su confianza para que lo investigasen, y comprobaron su veracidad puesto que tal batalla fantasmagórica se reprodujo en el cielo durante varias horas ante sus mismos ojos. Algo parecido aconteció en otras poblaciones europeas con batallas distintas. Hasta en el siglo XX se han documentado varios tipos de visiones paranormales de contiendas fantasmales (incluso contemporáneamente en Gettysburg respecto a la cruenta batalla de 1863, por ejemplo) .
En lo que respecta a España recoge Sentinella testimonios en dos puntos: “Uno es el desfiladero navarro de Roncesvalles, escenario de la derrota de las tropas francesas al mando de Roldán, sobrino del emperador Carlomagno, en el año 778. Según las leyendas, en las noches de luna llena se oyen allí los trágicos sonidos de aquel encuentro bélico. Otro es el cabo de Trafalgar, en Cádiz, donde el 21 de octubre de 1805, cientos de marineros fallecieron en la famosa batalla que enfrentó a las escuadras aliadas de Francia y España contra la Armada británica. Hoy día todavía hay quienes afirman que, en las noches cerradas sin luna, los sonidos de la batalla y los gritos de los desgraciados marineros se confunden con el viento”.
¿Qué pensar entonces respecto al mitologema de la Cacería Salvaje y sus diversos desarrollos, como lo es la Santa Compaña gallega y otras estantiguas? ¿Cómo podemos catalogar escritos como el del filósofo neoplatónico Damascius o del geógrafo Pausianas cuando relatan que se ven a las ánimas de los combatientes muertos luchando en los Campos Cataláunicos o en el campo de Maratón? ¿Y qué pensar respecto a lo que cuenta de la estantigua de Ronda en su Guerra de Granada don Diego Hurtado de Mendoza (1504 – 1575) que, por cierto tenía sangre linajuda soriana entre sus antepasados? (10).
NOTAS
1.- Andrés PENA GRAÑA: “Túmulos, Mouros, enanos, gigantes, salvaje caza…“, en De cultura, lenguas y tradiciones: II Simposio de Estudios Humanísticos, 2007, pág. 237.
2.- Constantino CABAL: Mitología asturiana. Los dioses de la muerte, 1925. Volvió sobre el mismo mitologema y motivo folkórico en en 1931 con el capítulo segundo de Mitología ibérica. Cuentos y consejas de la vieja España, donde desarrollar estos apartados: La procesión de los muertos, De puntos etimológicos, La ronda de los diablos de otros siglos, Varios mitos similares, Arlequín, La vía láctea y el origen de la hueste.
3.- Amélie BOSQUET: La Normandie, romanesque et merveilleuse: traditions, légendes, et superstitions populaires de cette province, J. Techener, Rouen, 1845, pp. 60-85.
4.- Paul SÉBILLOT: Légendes locales de la Haut-Bretagne, Nantes, 1889, pp. 257-264.
5.- Rafael ALARCÓN: La huella de los Templarios. Ritos y mitos de la Orden del Temple, Ed. RobinBook, Barcelona, 2014
6.- Rafael ALARCÓN: La maldición de los santos templarios, Ed. RobinBook, Barcelona, 2009.
7.- Ángel AlMAZÁN: Templarios, sanjuanistas y calatravos en Soria, Sotabur, 2005.
8.- Rubén BENÍTEZ: Bécquer tradicionalista, Gredos, Madrid, 1970, pp. 163-176.
9.- David SENTINELLA: Más allá de la vida, Seyla Editores, Barcelona, 2012.
10.- Diego HURTADO DE MENDOZA: Guerra de Granada, Valencia, 1776, pág.320
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