Bécquer y Soria
El mural becqueriano “El Rayo de Luna”
Si en el artículo anterior veíamos como la imaginación plástica de Pedro Jordán Mateo había plasmado en piedra su percepción de la leyenta “El Rayo de Luna” de G.A. Bécquer, ubicada en Soria, vamos a ver ahora cómo se ha plasmado en el mural realizado hace siete años en la escalinata que une la avenida Duques de Soria con Ronda Eloy Sanz Villa, restauradas -y modificadas en algunos de su “paños”- en junio de 2019 por el taller de pintura mural del Certamen de Creación Joven del Ayuntamiento de Soria.
“… Avanzando, avanzando por entre los inmensos jardines que bordaban la margen del río, llegó al fin al pie de las rocas sobre que se eleva la ermita de San Saturio. -Tal vez, desde esta altura podré orientarme para seguir mis pesquisas a través de ese confuso laberinto -exclamó trepando de peña en peña con la ayuda de su daga.
Llegó a la cima, desde la que se descubre la ciudad en lontananza y una gran parte del Duero que se retuerce a sus pies, arrastrando una corriente impetuosa y oscura por entre las corvas márgenes que lo encarcelan.
Manrique, una vez en lo alto de las rocas, tendió la vista a su alrededor; pero al tenderla y fijarla al cabo en un punto, no pudo contener una blasfemia.
La luz de la luna rielaba chispeando en la estela que dejaba en pos de sí una barca que se dirigía a todo remo a la orilla opuesta.
En aquella barca había creído distinguir una forma blanca y esbelta, una mujer sin duda, la mujer que había visto en los Templarios, la mujer de sus sueños, la realización de sus más locas esperanzas. Se descolgó de las peñas con la agilidad de un gamo, arrojó al suelo la gorra, cuya redonda y larga pluma podía embarazarle para correr, y desnudándose del ancho capotillo de terciopelo, partió como una exhalación hacia el puente…”
Y la siguiente imagen del mural primitivo ya sólo podemos recordarla en fotografías anteriores a la reforma y rehabilitación de mediados del año pasado: el ciervo bramando.
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