Antonio Machado y Soria
Homenajeados Antonio Machado y Rubén Darío, poetas universales y de la Hispanidad
Hace 77 años fallecía Antonio Machado a las tres de la tarde, tal día como hoy, en Colliure, localidad francesa hermanada con Soria. Y hace cien años, en el 6 de febrero, subía al Parnaso el alma de Rubén Darío. Ambos, poetas universales y de la Hispanidad, según destacó Manuel Núñez Encabo, presidente de la Fundación Española Antonio Machado el sábado en el acto académico del homenaje conjunto organizado por dicha Fundación y la Embajada de Nicaragua en España cuya representante, Natalia Quant, indicó que debido a la amistad de los dos poetas «algunos de los poemas de Antonio Machado son populares en Nicaragua». Representando al Ayuntamiento de Soria estuvo el concejal de Cultura, Jesús Bárez, buen conocedor de la obra machadiana. Al homenaje, según señaló Núñez Encabo, ha contado con la adhesión de los ministerios de Cultura y Asuntos Exteriores.
Dos conferencias conformaron el núcleo del acto académico, pronunciadas por Jorge Urrutia (catedrático de Literatura, Universidad Carlos III de Madrid, ex director académico del Instituto Cervantes), y Rocío Oviedo Pérez de Tudela (catedrática de Literatura Hispano-Americana en laUniversidad Complutense de Madrid, directora del Archivo Rubén Darío).
He aquí el vídeo que hemos realizado del citado acto académico en el Salón Gerardo Diego del Círculo Amistad Numancia, institución a la que recientemente el Ayuntamiento de Soria le ha otorgado la Medadalla de Oro de la Ciudad.
Con la entrega de Diplomas Machadianos de Honor culminó el acto académico. Seguidamente en la Plaza de Vergel y ante la escultura realizada por Pablo Serrano de la cabeza del poeta sevillano, flanqueado para la ocasión con las banderas nacionales de España y Nicaragua, tuvo lugar una ofrenda de flores a ambos poetas, seguido de las intervenciones de los representantes de las instituciones.
El acto terminó con un recital poético. Diversos poemas de Antonio Machado y Rubén Darío fueron declamados en español, inglés, francés, alemán, rumano y chino, gracias a la colaboración del Departamento de Español de la EOI de Soria y el IES Antonio Machado, y del nicaragüense Javier Múgica González.
Dos poetas universales y de la Hispanidad
(Texto del Programa del Homenaje)
Cada uno con su personalidad personal y poética propias, compartieron amistad y admiración desde la genialidad común de su sublime sensibilidad y profunda inteligencia. Desde su primer encuentro, en París, en 1902, comenzaron a intercambiarse dedicatorias de extraordinarios poemas.
Rubén Darío consideraba a Machado, junto con Juan Ramón Jiménez, “los dos poetas que quiero y prefiero”, y Antonio Machado demostró su total confianza en Rubén Darío cuando en momentos muy dificiles y dolorosos en París solicitó le prestase dinero para poder regresar a Soria con Leonor, su mujer, enferma. Si Machado es poeta de la Humanidad, declarado por la UNESCO, a instancias de la Fundación Española Antonio Machado, Darío es el poeta más insigne de la Hispanidad, declarando “soy un hijo de América y un nieto de España“, y como lo atestigua el poema sin par de la Hispanidad (Salutación del optimista): “Ínclitas razas ubérrimas, sangre de Hispania fecunda/espíritus fraternos, luminosas almas, ¡salve!”.
Estos Aniversarios deberían de constituir el mejor punto de referencia para reivindicar la Hispanidad como espacio cultural común español y americano desde la convivencia de lo diverso y plural, de lo que son el ejemplo más alto los poetas universales y de la Hispanidad: el español, Antonio Machado y el nicaragüense, Rubén Darío.
Cuando constantemente se habla, sin acciones concretas, de tener puentes entre España e Iberoamérica, las relaciones entre estos dos geniales poetas debería de constituir el mejor ejemplo a seguir.
Dos poemas testimoniales
ORACIÓN POR ANTONIO MACHADO
El Canto Errante – 1905
Misterioso y silencioso
iba una y otra vez.
Su mirada era tan profunda
que apenas se podía ver.
Cuando hablaba tenía un dejo
de timidez y de altivez.
Y la luz de sus pensamientos
casi siempre se veía arder.
Era luminoso y profundo
como era hombre de buena fe.
Fuera pastor de mil leones
y de corderos a la vez.
Conduciría tempestades
o traería un panal de miel.
Las maravillas de la vida
y del amor y del placer,
cantaba en versos profundos
cuyo secreto era de él.
Montado en un raro Pegaso,
un día al imposible se fue.
Ruego por Antonio a mis dioses,
ellos le salven siempre. Amén.
A LA MUERTE DE RUBÉN DARÍO
Campos de Castilla, 1916
Si era toda en tu verso la armonía del mundo,
¿dónde fuiste, Darío, la armonía a buscar?
Jardinero de Hesperia, ruiseñor de los mares,
corazón asombrado de la música astral,
¿te ha llevado Dionysos de su mano al infierno
y con las nuevas rosas triunfantes volverás?
¿Te han herido buscando la soñada Florida,
la fuente de la eterna juventud, capitán?
Que en esta lengua madre la clara historia quede;
corazones de todas las Españas, llorad.
Rubén Darío ha muerto en sus tierras de Oro,
esta nueva nos vino atravesando el mar.
Pongamos, españoles, en un severo mármol,
su nombre, flauta y lira, y una inscripción no más:
Nadie esta lira pulse, si no es el mismo Apolo,
nadie esta flauta suene, si no es el mismo Pan.
Machado y Rubén Darío
(Texto del Programa del Homenaje)
¿Fue Machado un poeta modernista, un poeta ruberdariano? Sobre esto escribe Juan Ramón Jiménez: «Seguramente Antonio Machado es, de su generación, el poeta que ha tenido un eco más prolongado de Rubén Darío a través de toda su obra». Machado admiraba a Rubén Darío. Y así lo confiesa en el Prólogo de su libro SOLEDADES: “Yo también admiraba al autor de Prosas profanas, el maestro incomparable de la forma y de la sensación, que más tarde nos reveló la hondura de su alma en Cantos de vida y esperanza. Pero yo pretendí… seguir camino bien distinto. Pensaba yo que el elemento poético no era la palabra por su valor fónico, ni el color ni la línea, ni un complejo de sensaciones, sino una honda palpitación del espíritu; lo que pone el alma, si es que algo pone, o lo que dice, si es que algo dice, con voz propia, en respuesta animada al contacto con el mundo.”
Machado y Rubén Darío se encontraron en París en 1902. Era el segundo viaje del poeta español a la capital francesa (el primero fue en 1899, como traductor de la Editorial Garnier). Rubén Darío trabajaba en el consulado de Guatemala y dirigía las revistas: “Elegancias” y “Mundial Magazine”, en cuyo número 9, de enero de 1912, se publicó, por primera vez, “La Tierra de Alvargonzález”, de Antonio Machado.
Cartas de Antonio Machado a Rubén Darío
París, 6 de Septiembre de 1911
Querido amigo y admirado maestro:
Le supongo al tanto de nuestras desventuras por Paca y Mariquita que tuvieron la bondad de visitarme en este sanatorio. Leonor se encuentra algo mejorada y los médicos me ordenan que me la lleve a España, huyendo del clima de Paris que juzgan para ella moral.
Así, pues, yo he renunciado a mi pensión y me han concedido permiso para regresar a mi cátedra; pero los gastos de viaje no me los abonan hasta el próximo mes en España.
He aquí mi conflicto. ¿Podría V. adelantarme 250 o 300 francos que yo le pagaría a V a mi llegada a Soria?
Tengo algunos trabajos para la Revista que le remitiré si V. quiere.
Le ruego que me conteste lo antes posible y que perdone tanta molestia a su mejor amigo.
A. Machado
Irún, 12 de septiembre de 1911 –
Al Sr. D. Rubén Darío 4 Rue Herschel – 4 París (France)
Querido y admirado maestro:
He tenido que partir de Paris en circunstancias muy apremiantes y me ha sido imposible despedirme de V. como hubiera sido mi deseo. Voy camino de Soria en busca de la salud para mi mujer.
Mucho le agradecería que hiciese que enviasen la Revista y las pruebas de mi artículo que yo le devolvería corregidas. (Soria, Instituto)
Mil abrazos de un invariable amigo que no le olvida. A. Machado.
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