Románico de Soria
Huellas francesas en el románico de Soria ciudad según J.A. Gaya Nuño
Con motivo de la presentación mañana viernes en la sala de la primera planta del Palacio de la Audiencia, a las 19 horas, de la conferencia y Exposición Fotográfico-Periodística “Soria-Francia. De Numancia a Montségur“, por parte de Ángel Almazán (basado en un ensayo de cien páginas en Revista de Soria publicado hace 25 años), transcribimos dos de las páginas de este ensayo relativas a las influencias que J.A. Gaya Nuño percibió en el románico de la ciudad de Soria.
Una de las joyas del románico soriano es la portada de Santo Tomé, en la capital. Es, asimismo, donde más se evidencia la presencia en ella de una “legión de canteros y escultores poitevinos”. Aparece súbitamente, sin irradiación anterior ni posterior, según Gaya Nuño en su tesis doctoral y libro correspondiente. La parte románica más interesante de Santo Tomé (templo denominado desde hace cuarenta años como Santo Domingo) fue construida durante el reinado de Alfonso VIII y su esposa francesa, Leonor de Plantagenet, que para diversos estudiosos del arte están representados sentados algo más arriba de las arquivoltas.
En su interior Gaya Nuño señaló que las caras de las ménsulas en que se apoyan los cajones de las bóvedas laterales, nada más entrar, no tienen parangón en el románico español, pero que son de posible influencia francesa, dada su semejanza con las carátulas de Maguelonne (Herault).
Su fachada -para Gaya Nuño- es claramente poitevina. Su rosetón es acaso “el más insigne de románico español”. La figura de Dios Padre empuñando los astros recién creados recuerdan su homónimo del pórtico de Saint Savín, en las proximidades de Poitiers, afirma Gaya Nuño. La iconografía de las impostas quizás provenían de Saint Sernin, en Toulouse. El tímpano tiene reminiscencias muy francesas. De Saintonge parece provenir el sentido radial de las figurillas de las cuatro arquivoltas, característico del Camino de Santiago Francés. Es un diminuto “Pórtico de la Gloria”, en opinión de Gaya Nuño.
La mano que bendice a la manera bizantina delante de una cruz bizantina en una dovela central recuerda la de una arquivolta de la iglesia poitevina de las Damas de Saintes, en el Saintonge. Hay también un parecido de fachadas entre Santo Tomé y Notre Dame de Poitiers.
Sorprendentemente –reseña Gaya Nuño- las figuras de las arquivoltas, según Georgiana G. King, tienen una gran similitud con la escultura budista de Lahore y Ajanta.
Asimismo, en opinión nuestra, su simbolismo alquimista es extraordinario y el bestiario del rosetón es enajenante, fantástico.
Los Arcos de San Juan de Duero tienen unas claves colgantes sin capiteles, columnas ni apoyo alguno, como se da en la catedral de Perpignan. Los arcos cruzados, por otra parte, abundan en la Normandía francesa, destacando los de la abadía de Saint Wandrille (Fontenellel).
El origen templario de San Polo -dice Gaya Nuño- subsiste en su ábside cuadrado, como en algunas casas templarias y hospitalarias francesas.
El relieve que escenifica la entrada de Jesús en Jerusalén en un capitel del claustro de la concateclral de San Pedro recuerda a otro capitel de Saint Leonard de I’lle-Bouchard (Indre et Loire), al del capitel del claustro de la Daurade (Toulouse), y al existente en el dintel de la iglesia de Saint Gilles (Gard). “No puede ocultar su progenie francesa”, concluye Gaya Nuño.
Las pilastras a modo de contrafuertes del ábside de San Juan de Rabanera se encuentran en Saint Trófimo (Arlés), Saint Gilles (Vezelay) y en la catedral de Saint Lázaro (Autún). Los plegados verticales de las vestiduras de la escultura de San Pedro del nicho de la izquíerda y de la otra escultura del nicho de la derecha son parecidas a los de los santos de la fachada del portal norte de Saint Gilles, sobre todo el apóstol Santiago.
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