Numancia
La llama de Numancia vuelve a brillar en el pebetero de Diputación
Este pebetero, que rinde homenaje a la gesta de la ciudad celtíbera cuyo nombre también aparece, se convertirá, como ha explicado el alcalde, Carlos Martínez, en un símbolo de la historia de Soria y en un reclamo turístico para la ciudad. La actuación ha contado con la colaboración de Gas Natural, que ha asumido el coste de la obra. La jornada, que coincide con la Vulcanalia o día nefasto para la República de Roma tras su primera gran derrota ante el pueblo celtíbero en el 153 A.C., también ha incluido la colocación de una guirnalda de laurel por parte de Tierraquemada.
La ciudad de Soria sigue apostando por el potencial de la ‘marca’ Numancia en la celebración de la efeméride del 2150 aniversario de la gesta de la pequeña ciudad celtíbera. Para ello, dentro de los distintos eventos de toda índole programados, ha querido recuperar la simbólica ‘llama’ que perdura en el tiempo del espíritu numantino de libertad y resistencia con el encendido de un pebetero ubicado desde 1972 en la fachada de la Diputación Provincial y que durante años ha permanecido apagado. Gas Natural, con una inversión próxima a los 6.000 euros, ha asumido la ejecución de la obra necesaria para su puesta en uso y hoy, 23 de agosto, día de la Vulcanalia, se ha procedido a su recuperación. Esta fecha se recuerda como la que marca el inicio de las guerras entre romanos y celtíberos en el 153 A.C y en ella se registró la primera gran victoria soriana lo que supuso poner el foco en los irreductibles numantinos y que la jornada se decretara día nefasto para la República de Roma. Además del encendido del pebetero, los miembros de Tierraquemada han realizado su habitual homenaje a los héroes fallecidos con la colocación sobre las letras de Numancia de una guirnalda de laurel.
El alcalde Carlos Martínez ha indicado que “este acto es un paso más y supone poner en valor un monumento emblemático de la ciudad que podía pasar desapercibido. Hemos recuperado esta llama de Numancia que ha seguido viva simbólicamente durante 2150 años y ahora también la podemos ver de una forma más evidente en este pebetero. Creemos además que esta imagen puede ser un reclamo también para los visitantes y convertirse en un símbolo de nuestra ciudad, identidad e historia”. El alcalde también ha explicado la elección del día 23 de agosto para su encendido dado que es la fecha que marca el inicio de ese enfrentamiento tan desigual entre romanos y celtíberos. Por otro lado, ha aprovechado la ocasión para “reivindicar la constitución de la Comisión Nacional. Ya es 23 de agosto y necesitamos echar a andar y ojalá que el Ministerio y el Gobierno, que deben ser quienes den los pasos formales, nos convoquen para poder avanzar. Las entidades locales, la Junta, las asociaciones están cumpliendo, pero nos falta el Gobierno central”.
Por su parte, el delegado de la distribuidora Gas Natural en Castilla y León, Urbano Peñas, ha agradecido al alcalde la oportunidad de “formar parte de la historia de Numancia a través del encendido de una figura tan emblemática para Soria y sus vecinos”. “Una provincia por la que Gas Natural Castilla y León apuesta de forma decidida y en la que tenemos grandes oportunidades de crecimiento”, ha añadido al avanzar los planes de la compañía para llegar próximamente a los municipios de San Leonardo de Yagüe y Arcos de Jalón.
Por otro lado, el presidente de la Diputación Provincial, Luis Rey, se ha referido también a Numancia 2017 y ha añadido que “es un lujo tener en la fachada de forma permanente este recuerdo de Numancia que es y debe seguir siendo un símbolo y uno de los mejores referentes de la provincia”.
Para acabar, el delegado territorial de la Junta en Soria, Manuel López Represa, ha confirmado que la conmemoración ha supuesto un punto de inflexión para las visitas en el yacimiento y ha manifestado que “con motivo de este aniversario, hemos registrado un importante incremento en turistas. La gestión la lleva la asociación Tierraquemada, pero el objetivo, y según nos expresan parece factible, es superar la barrera de los 50.000 visitantes recordando que partimos de cifras otros años de entorno a 34.000 personas lo que sería un salto importante. También está funcionando muy bien la exposición de Schulten con más de 6.000 visitantes en estas primeras semanas y esperamos que con la promoción que se está llevando a cabo todas las estadísticas se incrementen”.
El pebetero numantino
El pebetero del murete numantino es la última actuación enmarcada en la reordenación del atrio de la Diputación provincial llevada a cabo durante el año 1972 y que se formalizó en el Pleno de la corporación provincial celebrado 29-abril-1972 al adjudicarse de manera definitiva las obras de acondicionamiento del atrio del Palacio Provincial al contratista don Vicente Valero Ruiz. La certificación nº 1 de tales obras tuvo lugar en el pleno del 28-julio-1972.
Lo más destacable fue la incorporación de ocho estatuas de bronce adjudicadas en el pleno del 23 de enero de 1970 al escultor Federico Coullaut Valera por 1.950.000 pesetas que representan a personajes históricos de relieve para la provincia soriana.
Miguel Moreno y Moreno informaba en la Revista de Soria nº 18 de la segunda mitad de 1972 que “amén de instalar las ocho figuras, se ha construido también lo que deberá llamarse un pequeño complejo de arquitectura alegórica dedicado a Numancia, que además del murallón de granito, y en su plano inclinado la leyenda “Numancia”, va a llevar, según tengo informes… un pebetero y su antorcha… como representación alegórica del “Antes muertos que vencidos” de la inmortal lección de Numancia.., una gesta de honor y de heroísmo”. Por tanto el pebetero debió colocarse muy probablemente a finales de 1972. Lo forjaron, en hierro, Antonio Atienza Garrido y Juan Manuel Jiménez Ciria, que también le dieron una tonalidad ferruginosa de antigüedad a las letras “Numancia”.
Curiosamente el otro pebetero más importante de la provincia, el situado frente al Arco Romano de Medinaceli se construyó para ser encendido por el olímpico soriano José Luis Calvo Álvarez durante el paso de la Antorcha Olímpica de 1968, que había salido de Olimpia precisamente el 23 de agosto, y que iluminó el pebetero medinense el 3 de septiembre de ese año.
Derrota romana en la Vulcanalia del 153 a.C
La primera Guerra Celtíbera (181-179 a.C.) se zanja con la derrota de belos y tittos ante Tiberio Sempronio Graco en el entorno del Moncayo y el tratado de paz que tuvieron que firmar los celtíberos derrotados, tratado que será transgredido en parte al ampliar su fortificación Segeda (El Poyo de Mata, Zaragoza) y que servirá de excusa a Roma para enviar al cónsul Fulvio Nobilior con 30.000 hombres, para lo cual tuvo que adelantar el inicio del año desde el 15 de marzo al 1 de enero (modificación en el calendario romano que se mantuvo para siempre) para poder estar en tierras celtibéricas en el verano del 153 a.C.
Los belos segedenses buscaron cobijo en Numancia, que les acogió respetando así los pactos de hospitalidad y, bajo el mando conjunto del segedense Caros, se coaligaron y sorprendieron a las tropas romanas cerca de Numancia causando seis mil bajas según narra Apiano. Aquel día era 23 de agosto, festividad de Vulcanalia en Roma que honraba así a Vulcano, dios del fuego, y el impacto de la derrota fue sentida hondamente en Roma hasta el punto de declarar la Vulcanalia como día nefasto. Se guardó luto en Roma durante una semana y se prohibió que se combatiese en tal fecha en años venideros por ser un día desgraciado para la República Romana, pese a que los celtíberos perdieron ese día otros seis mil guerreros, incluido el caudillo Caro. Además, tres días después, y esta vez bajo las murallas de Numancia, tuvo lugar otra batalla que fue también aciaga para Nobilior ya que los diez elefantes con los que pensaba destruir las murallas se volvieron contra sus propias tropas causando una masacre y los 500 caballos númidas auxiliares enviados desde África no consiguieron tampoco imponerse. El resultado de esta segunda confrontación bélica fue de cuatro mil romanos muertos y dos mil celtíberos caídos, según Apiano.
En la declaración de la Vulcanalia como día nefasto para la guerra tuvo que ver, muy seguramente, la afrenta que suponían las dos humillantes derrotas durante unas festividades dedicadas a Vulcano, el dios que en su fragua en la isla Vulcania, próxima a Sicilia, había forjado las armas emblemáticas de buena parte de los dioses del panteón romano (Júpiter, Neptuno, Apolo…) y que, además, había sido el herrero armero del mismísimo Eneas, el padre de Rómulo y Remo, los fundadores de Roma. El armamento que recibió Eneas de Vulcano lo conformaba un casco con penacho, espada, coraza de bronce, grebas de oro y plata, lanza y broquel, este último grabado con hechos futuros sobre el esplendor de Roma, según relataría posteriormente Virgilio en “La Eneida”.
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