San Saturio de Soria
Saturio, el santo del río Duero
San Turio
La primera cita documental del Concejo de Soria nombrando a San Saturio corresponde, según José Ignacio Esteban Jauregui, a un acuerdo del 5 de mayo de 1542 . La transcripción realizada por este investigador es la siguiente:
“… que se haga una procesión mañana, dende San Pedro a señor San Miguel de la Peña para sacar el cuerpo santo y traerlo a San Pedro y hacerse una muy solemne procesión, y que vayan a la iglesia de San Pedro todos los vecinos de esta ciudad a las seis horas de la mañana so pena de cada doscientos maravedís, para el que ejecutare la mitad y la otra para los pobres envergonzantes, y que se ejecuten, por que rueguen a Dios, y a su bendita madre que sea su intercesora para que haya misericordia de los pecadores, para que dé agua para los temporales.
Y que el domingo se haga otra procesión a Nuestra Señora del Espino. Y que para mañana vayan las cofradías con la cera en la procesión para traer el cuerpo santo de San turio so pena de cada mil maravedís a cada cofradía, y que se pregone y notifique a los pibostres”.
Este documento evidencia que a San Saturio se le denomina, en el ayuntamiento, San Turio y bien merece tan curioso nombre dedicarle un tiempo de investigación puesto que resulta imposible que hubiera un error en llamarlo así ya que, deducimos, sería otra denominación popular que tenía el santo anacoreta. Hagiónimo que nos está desvelando el apócope correspondiente (quitando la letra ene a Sa-n-turio se queda Saturio).
Sant Yago y Santiago Apóstol
Como precedente histórico por antonomasia de apócope hagiográfico se encuentra el del santo patrón de las Españas al que se le venera desde siglos y siglos en Compostela.
Transcribo de la Wikipedia, que, en este tema, es exacta:
“Jacobo, Jacob, Yago, Iago, Jaime, Tiago, Thiago, Santiago y Diego son variantes en español del nombre propio hebreo Ya’akov, que significa, según la etimología popular contenida en la Biblia, ‘sostenido por el talón’. Fue el nombre del patriarca que después se llamó Israel; sin embargo, el nombre de este patriarca suele transcribirse en castellano como Jacob.
Jacob y Jacobo son las formas más cercanas al original hebreo, cuya pronunciación es Iaakov, pasó al latín como Iacobus y de aquí a la forma castellana.
Santiago es la forma más difundida de este nombre en español en honor a uno de los apóstoles de Jesús, Ya’akov hijo de Zebedeo, conocido como Santiago el Mayor.En latín eclesiástico se le denominaba Sanctus Iacobus, literalmente “San Jacobo”, compuesto que devino en Sant Iaco y Sant Iague (o Yagüe) para culminar como Sant Iago. Al ser el grito de batalla de los cristianos españoles durante la Reconquista, se popularizó como una sola palabra y no dos, pasando a ser un nombre por derecho propio”.
En cuanto a Diego: “Diego, al parecer, deriva de una incorrecta separación del nombre Santiago, San Tiago (que dio la variante portuguesa Tiago, usada también como nombre) que devino, quizás por razones de eufonía, en Diago y luego Diego y su variante portuguesa Diogo. Aunque el proceso de separación fue muy lento y no está completamente atestiguado, se estima que fue el siguiente: Sant Yago o Sant Iago – Sant Tiago – Tiago o Tyago – Diago – Diego“.
Santo Tomás
A veces el nombre hagiográfico no corresponde al nombre propio sino a motivos meramente biológicos. En tres episodios evangélicos aparece el apóstol Santo Tomás, del que la tradición dice que murió martirizado en la India el 3 de julio del año 72. En el Evangelio de Juan (Jn. 11) leemos concretamente : “Tomás, llamado Dídimo, dijo a los demás…” Y es que Thomás (el evangelio de Juan se escribió en griego) es la transliteración del arameo Teômâ “mellizo [gemelo]“. Y se sabe que en el Nuevo Testamento tal designación fue aplicada al segundo Judas de los doce apóstoles (el primero fue el traidor Iscariote), por lo que en el santoral se ha quedado con su denominación de mellizo, Tomás Dídimo.
San Berniero de Osma
Teófilo Portillo, siendo canónigo de la catedral del Burgo de Osma y responsable del Archivo Diocesano, dio a conocer en 1998 la existencia de San Berniero de Osma, copatrón -con San Vito- de la ciudad italiana de Éboli que tiene 38.000 habitantes. y al que el arzobispo de Salerno le dedicó una iglesia nueva en esa década (véase Guía insólita de Uxama y Osma, páginas 280-283, Sotabur, Soria, 2002).
Pues bien, el nombre de este santo, Berniero, es .de oficio y no patronímico o toponímico, según aclaraba Teófilo Portillo de esta forma: “Berniero se llamaba al comerciante que vendía paños de bernia, para confeccionar mantas y capas fuertes y de abrigo apropiadas para los que trabajaban en el campo o se dedicaban a la ganadería… Así, pues, San Berniero fue un comerciante o hijo de comerciantes de paños de bernia”. Sus reliquias se veneran en la antigua abadía benedictina de San Pietro alli Marmi. Por tanto, tenemos aquí un buen ejemplo “soriano” de cómo el oficio determina el hagiónimo.
Etimología de Saturio
El comediógrafo latino Plauto (ca. 250-ca. 184 a.C.) escribió una comedia, perdida, llamada Saturio, y en otra, Persa, aparece como personaje un tal Saturio que vive a costa de los demás y por eso le apodan “parásito”. Etimológicamente el término Saturio deriva del latín Saturo, as, avi, atum, are... que significa saturar, hartar, llenar de comida. O sea, que Saturio significa saciado, y, por analogía, barrigón, panzudo (curiosamente debido a que el antropónimo Sancho deriva de Sanctus-Santo, el quijotesco Sancho Panza etimológicamente proviene de San Panza o Santo Panzudo).
Esta etimología muy mal le viene a un anacoreta como es nuestro ermitaño San Saturio, de ahí que algunos de sus hagiógrafos buscasen otro origen etimológico más “digno” o acorde con su ascética vida. Y puesto que en Soria existía una iglesia con la advocación de San Sadornil (acaso el San Saturnino de Toulouse venerado en Navarra), y puesto que en el imperio romano Saturno fue el venturoso dios de la Edad de Oro a la que se rememora, a su manera, en las Saturnales que celebraban en diciembre, autores como Tutor y Malo estimaron que por ahí es por donde había que enlazar etimológicamente al santo eremita del Duero, al que se le consideraba tradicionalmente de origen visigodo.
He aquí lo que escribió, al respecto, Tutor y Malo en 1690 (Compendio Historial de las dos Numancias, sus Grandezas y Trofeos, Reducidos a Concordia. Y Vida y Muerte del Inclito Anacoreta S. Saturio, Patrón de la Segunda Numancia. Dedícase a la Muy Noble, Antigua y Leal Ciudad de Soria, Segunda Numancia, Cabeza de las Extremaduras, y provincia Celtivérica):
Esta hipótesis etimológica subyace, por otra parte, en la sugerencia de Narciso Sentenach de que San Saturio “a través de la tradición y leyendas, es quizás Saturno” (pág. 101 de su libro “Los arévacos“, 1914), esto es, que de alguna manera el culto cristiano hubiera reemplazado a algún culto hispanorromano al dios Saturno, propuesta que ha sido recogida por diversos escritores del siglo XX.
Algunos datos sobre San Saturio de Soria
La tradición oral-escrita supone que nació Saturio en la población visigoda de Soria el día y año en que se apareció el Arcángel San Miguel en el monte Gárgano (Italia) el 29 de Septiembre del 493, aunque autores devotos -que refiere Juan Antonio Simón- le han dado como fecha de nacimiento el 18 de diciembre (fecha de las antiguas “saturnales”) y el 8 de mayo (día de fiesta nacional en Francia) como sostenía el abad Gómez de Santacruz.
Para algunos hagiógrafos su muerte fue el 2 de octubre (tres días después de S. Miguel) del 568 y para otros en el 571.
El primer documento realmente fidedigno, directo y claro sobre la devoción de la ciudad de Soria a San turio y sobre la existencia de un “cuerpo santo” en la ermita de San Miguel de la Peña data del 5 de mayo de 1542, mil años después de su muerte.
El primer documento que se tiene del primer inventario conocido de las reliquias de San Saturio data de 1603, año en el que la ermita sigue teniendo la advocación a San Miguel de la Peña.
El 31 de agosto de 1743, atendiendo una carta del francés Felipe de Borbón (Felipe V de España), el papa Benedicto XIV “canoniza” a S. Saturio y le hace patrón de la ciudad de Soria, cuyo ayuntamiento lo había adoptado como tal en 1628.
Soria festeja el decreto papal entre el 2 y el 10 de octubre de 1743 con tres días de corridas de 12 toros cada una y con fuentes de vino en las plazas. La noticia del decreto papal fue dada a conocer a los sorianos a partir de las 4 de la tarde del 28 de septiembre, víspera de San Miguel Arcángel.
En el el siglo XVII la ermita actual de San Saturio seguía llamándose de San Miguel de la Peña, en honor a San Miguel Arcángel. Y por cierto que en Aralar (Navarra) está el templo español más importante dedicado a este arcángel, en el que hay un hueco en un muro por el que los fieles introducen su cabeza para sanar de diversos males, como sucedía en San Saturio hasta hace unos 30 años aproximadamente.
Hidrónimos de Duero y Turio
Casos se han dado en el que se han entrelazado los hagiónimos con la toponomástica de tal forma que el maridaje se ha fusionado de tal manera que ha caído en el olvido su origen, cual sucede en algunos hagiotopónimos como, por ejemplo, Santiuste (que deriva de proviene de San Yuste o San Justo). Y tal vez con San Saturio nos encontremos ante un buen ejemplo de tal conjunción hagiotopónima, o más específicamente, hagiohidrotopónima.
Hans Krahe propuso en sus investigaciones lingüísticas la existencia de una lengua indoeuropea matricial a la que llamó “antiguo europeo”, anterior a las lenguas indoeuropeas atestiguadas posteriormente en Europa y puso como ejemplo diversos hidrónimos que consideró “antiguoeuropeos”, entre los que figuraban los derivados de las raíces “-tar, -ter, tur”.
Su discípulo Wolfgang P. Schmid repensó y revisó esta propuesta hidronímica que resume J. Untermann así: “En su conferencia del año 1968 ‘Antiguo europeo e indoeuropeo’ llega al resultado de que no hay una base suficiente para separar el léxico usado en la hidronimia antiguoeuropea de la que se puede atribuir de manera segural al protoindoeuropeo – en otras palabras, en la hidronímia antiguoeuropea aparece en superficie el uso de un subléxico de la lengua protoindoeuropea, que se había desarrollado en esta para la desingnación de los ríos y que después fue reutilizado y reformado en mayor o menor medida por los hablantes de las lenguas individuales que se formaron más tarde”. Dicho de otra forma, “la onomástica antiguoeuropea no es el testimonio de una determinada comunidad autónoma de hablantes, sino un subléxico de origen indoeuropeo disponible para las lenguas individuales en cada caso, que pudo ser aplicada a la designación de las masas de agua” (J.Untermann: “Antiguo europeo en Hispania”). En el caso de España, Francisco Villar y Blanca Prosper postulan sobre la existencia en la península ibérica de un estrato de una lengua antiguoindeuropea, tesis a la que se opone J. Untermann quien estima que los ejemplos que han propuesto son ambiguos “y no hay pruebas de otra lengua indoeuropea distinta de las atestiguadas históricamente”.
Sea como fuere lo que se ha constatado es que los hidrónimos con el étimo -“tur” o –“dur” están atestiguados en diversos países de Europa, y sean antiguoeuropeos o indoeuropeos, son étimos o raíces léxicas vinculadas a corrientes de aguas (incluso en euskera, -“ur” , significa “agua”). Y este es el origen etimológico de nuestro río Duero, llamado Dorius por Ptolomeo, Durius por Plinio y Mela, y Dorius-Dorio en la Edad Media. Y por tanto de Duruelo, pero también de Ituero y…. del hagiónimo Turio con el que se designa a San Saturio (San turio) en ese acta municipal del 5 de mayo de 1542.
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Saturio – San Turio, Santo del Río o del Duero
Según esta hipótesis nuestra, el nombre de este Santo Turio, eremita junto al Duero en la loma baja de Peñalba (monte de Santa Ana hoy día), pasa a ser un hagiohidrotopónimo que viene a significar Santo del Río, Santo del Duero (pues etimológicamente Duero es río, corriente de agua).
El nombre verdadero del santo ermitaño se desconocía, suponemos en nuestra hipótesis, y entonces se optó por denominarlo asignándole el hagiohidrónimo, pues, efectivamente, era el Santo del Duero, el Santo del Río, a cuya orilla había vivido como eremita casi toda la vida, según señala la tradición hagiográfica de San Saturio.
Ecos paganos que podrían referenciarse en el ámbito céltico es un ara de Guimaraes (Portugal) en veneración a Durbedico, un dios de las aguas, y el ara de Oporto consagrada al río Duri.
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