Expoesía Feria del Libro
Si París era una fiesta, Soria es La Fiesta de la Poesía.
Si París era una fiesta, Soria es La Fiesta de la Poesía
Expoesía, Soria, 2021
– Guillermo Suazo Pascual –
Este año he sido invitado a la 14 Feria Expoesía de Soria (que últimamente se inicia en la mañana del 1 de agosto con una ofrenda floral ante la tumba de Leonor en El Espino) para presentar mi edición de Bécquer. Obra completa (en tres volúmenes). Desde el primer momento, le insinué a Jesús Bárez, concejal de Cultura, que sería un privilegio participar en el homenaje a Machado leyendo algunos versos de don Antonio a su añorada Leonor.
El acto resultó muy sencillo y emotivo. Para mí fue también algo especial, que no olvidaré.
Y presentar mi edición de Bécquer. Obra completa en el Casino la tarde del mismo día, con una magnífica presentación de Jesús Rubio, fue otro momento cargado de intensa emoción machadiana y becqueriana.
Pero lo más sorprendente e inesperado ha sido recorrer después La Alameda con el continuo ir y venir de la gente por sus paseos y el bullicio en torno a las más de veinte casetas (de distintas editoriales y librerías), girando casi todo en torno al “Árbol de la música”, al que, al menos durante la semana de la Feria del Libro soriana, yo llamaría “Árbol de la música y de la POESÍA”, con continuas presentaciones, conferencias y conciertos en La Alameda o en el Casino. Además, este año estaba invitado el País Vasco, especialmente su poesía, dando un toque original y distinto al ambiente con expertos tocadores de la txalaparta (de Vitoria, creo), los Joaldunak, de Zubieta, y con su aurresku, en el acto de inauguración.
Todo ello, el entorno, el colorido de las casetas con sus libros, me llevó, sin darme cuenta, a conectar, en lo más profundo, con la poesía como algo vivo que flotaba allí y en toda la ciudad de Soria, pero especialmente en La Alameda.
Y entonces me admiré (y me admira ahora que ya me he marchado, con pena, de Soria) por lo conseguido por esta “ciudad de la poesía”; el espíritu de Machado, de Bécquer y Gerardo Diego flotaba en el aire; pero también, y esto me emocionaba más, el amor por la poesía de la gente de la calle, del pueblo, de los niños (¡cuántos niños vi por la Feria!); porque lo que ha conseguido y consigue el Ayuntamiento de Soria es sacar la poesía a la calle, acercarla a la gente. Machado nos dice por boca de Juan de Mairena: “Procurad, sobre todo, que no se os muera la lengua viva, que es el gran peligro de las aulas”.
Y entonces me vino a la memoria el poema “En la plaza” (Historia del corazón), de Vicente Aleixandre:
[…] Era una gran plaza abierta, y había olor de existencia.
Un olor a gran sol descubierto, a viento rizándolo, […]
Allí cada uno puede mirarse y puede alegrarse y puede reconocerse.
Cuando, en la tarde caldeada, solo en tu gabinete
con los ojos extraños y la interrogación en la boca,
quisieras algo preguntar a tu imagen,
no te busques en el espejo,
en un extinto diálogo en que no te oyes.
Baja, baja despacio y búscate entre los otros.
Allí están todos, y tú entre ellos.
Oh, desnúdate y fúndete, y reconócete.
Me sentí orgulloso de Soria, de ser castellano-leonés (soy palentino), porque es un milagro que una ciudad de 40.000 habitantes se convierta en el referente de la poesía, en la “Ciudad de la Poesía”; y lógicamente no es un milagro, porque detrás hay mucho trabajo, mucha dedicación y mucho amor por la cultura, por la poesía en particular. Eso es lo que yo he percibido estos días en Soria.
Mi enhorabuena y mi más profundo reconocimiento a la ciudad de Soria, a su Ayuntamiento, y especialmente a su concejal de Cultura, Jesús Bárez (y su equipo).
Si Hemingway tituló su autobiografía póstuma París era una fiesta, yo he querido titular esta reflexión: Soria es La Fiesta de la Poesía.
0 comments