San Saturio de Soria

Sobre el 275 Aniversario de la canonización y patronazgo de San Saturio por Benedicto XIV

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En diversas ocasiones ha ocupado el patrono de Soria, San Saturio, la atención en Elige Soria ¡como no podía ser de otro modo!.  Y en este año en especial, a las puertas ya de la festividad saturiana de 2018, hay que rememorar que en 1743, hace 275 años, el Santo del Río, Saturio, es canonizado por el papa Benedicto XIV que le asigna además ser patrono de la ciudad, cuyo ayuntamiento lo había adoptado como tal un siglo atrás, concretamente en 1628.

La petición regia borbónica ante el Papa

El 19 de noviembre de 1732, el rey Felipe V, remite al Papa una petición -imaginamos que así se lo había solicitado el Ayuntamiento y el Cabildo de San Pedro de Soria- para que incorporarse a San Saturio en el Martirologio Romano y otorgar otras gracias. He aquí el texto:

“Muy Santo Padre. Al Cardenal Berdivollo escribo, hable a V. Santidad para que se digne mandar poner a San Saturio, Patrono de la ciudad de Soria, sita en mi Reino de Castilla, en el Martirologio Romano; se reza en ella con oficio doble de segunda y doble para todos mis dominios. Suplico a V. Santidad le oiga y dándole entera fe y crédito a lo que de mi parte le dijese, le mande despachar tan favorablemente como espero de V.S. cuya muy Santa Persona, Nuestro Señor guarde y sus días acreciente al más feliz y próspero regimiento de su Universal Iglesia.

Escrita en Sevilla a 19 de noviembre de 1732.

De V.S. muy humilde y devoto hijo, D. Felipe por la gracia de Dios, Rey de las Españas, de las dos Sicilias, de Jerusalem, etc.. que sus muy santos pies y manos besa = El Rey.”

La proclamación papal saturiana de 1743

Efigie relicario de San Saturio en 1743

Tardaron desde el Vaticano en atender favorablemente la petición regia borbónica. Una fuente bibliográfica importante para conocer cómo fue recibida la noticia y los festejos y sermones que se llevaron a cabo es la obra de  Manuel Gutiérrez Caravantes, parroco de la adnamantina iglesia de Santa María del Campanario, cuya portada es la que vemos a continuación y que nos servirá de principal referente en este artículo.

El padre Antonio Ramón de los Clérigos menores, prepósito del colegio de Nuestra Señora de la Fuente (Gómara), en su sermón del 7 de noviembre, señala por su parte:

A su vez, en el último libro histórico publicado por el Ayuntamiento de Soria  (“Soria. Su historia, sus monumentos, sus gentes” en 2015), los codirectores del libro comentan: “la Ciudad conoce, 28 de septiembre de 1743, 6 de la tarde, según carta del escribano Antonio Núñez, General de los Clérigos Menores, que el cónclave de Cardenales bajo la autoridad de Benedicto XIV, ha concedido mediante un Breve “rezo propio de Ntro. Patrono San Saturio por esta Ciudad con octava y doble de primera clase y para todo el Obispado doble (…) declararle por Patrono de todo el Obispado al Glorioso Santo…”.

Los festejos de 1743

Por tanto,  Benedicto XIV firma el 31 de agosto el Decreto en que concede y aprueba Rezo propio, extendiéndolo a toda la diócesis de Osma, y declarando para Soria ciudad su día, 2 de octubre, celebrando el oficio con octava. Pero la noticia tardó en llegar a la ciudad -nada menos que en la víspera de San Miguel- y hubo dos festejos distintos para celebrar la buena nueva. El relato -y además en verso- del algorozo y actos llevados a cabo primeramente los describe el parroco adnamantino muy detalladamente.

Se difundió la noticia en la víspera de San Miguel entre las cuatro y las cinco de la tarde, asegura Manuel Gutiérrez. Las campanas de las iglesias se repicaron, hubo luminarias y luego “siguiose un armonioso concierto de músicos instrummentos, que acompañado de lo más grave, y aun de lo más autorizado, corrió toda la ciudad, siendo su dulce acorde consonancia embeleso a los sentidos..”. En los tres días siguientes hubo “demostraciones de júbilo y de alegría…” Y entre sus versos, leemos:

“La Concesion de el rezo, no es estraño,
llegó a Soria, que en gozo se conmueve
en el mes de septiembre de este año,
la víspera del día veinti y nueve,
fue Miguel tutelar de este ermitaño,
y es justo parte de su gloria lleve,
que si allá su vecino se descubre,
también lo es en el Rezo a dos de octubre.

Toda a los regocijos se destina
Soria en la novedad, que alegre entiende,
ya con luces las calles ilumina,
ya con fervores el afecto enciende.
Su fiel cariño alegre se encamina
a San Saturio, y cuando el rezo emprende,
yo no me admito de que así se abrase,
pues tiene fuerza de primera clase”.

Los festejos grandes tuvieron lugar un mes después, organizados por tres regidores:

Carlos de la Casa y J.A. Martín de Marco, los resumen así: “Las fiestas en honor del Patrono de Soria se celebrarán al mes siguiente, desde el sábado 2 de noviembre hasta el domingo 10, con funciones religiosas; profesiones con el arca donde estaban depositados los restos óseos; sermones; Te Deum; luminarias, mojigangas,…; tres corridas de toros a razón de diez toros cada una; fuegos; repique de campanas; cohetes fuentes de vino… tras haberse puesto de acuerdo Obispado, Ciudad, y los enfrentadísimos cabildos de la Colegial de San Pedro y del General de Curas Parroquiales”.

El día 2 se fue en procesión desde la Colegiata a San Saturio y comenzó a llover. Los canónigos retornan  a la Colegiata con la reliquia mayor del santo y su teca, festejándose con fuegos artificiales y una traca en la plaza, así como con fuentes de vino. El domingo, día 3:

“Dos danzas acompañan consonantes,
de mucha agilidad, de igual destreza,
haciendo en movimientos alternantes,
pruebas de concertada ligereza.
No es mucho, que acompañe a los danzantes,
el serio, sin faltar a su entereza,
que el placer tiene a Soria en movimiento,
y es justo bailen todos de contento…”

Comenta nuestro cronista adnamantino, testigo de estas fiestas, que “hubo ocho días de fiesta continua” y describe las corridas taurinas en una crónica que podría haberse incluido en la Enciclopedia Cossío (Cronica taurina de San Saturio en siglo XVIII), y de sus estrofas transcribimos estos versos:

“De toros se previenen tres corridas,
con vara, con rejón, y con espadas,
ya han metido sus trece hoy en la trena
porque esté bien cumplida la docena…”

 

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