Parque Dehesa de Soria
Un mastín merinero gaudiniano, nuevo compañero de juego de los niños en la Dehesa
El parque de La Dehesa y el centro de la ciudad sigue sumando atractivos para hacer de la capital un lugar “más habitable y visitable”. En esta ocasión, apenas 12 horas después de la apertura de la nueva fuente del Espolón, se ha recuperado un entorno degradado en pleno corazón de la Alameda. En la zona conocida como el abrevadero se ha realizado una actuación en superficie con cantos rodado, se han retirado los elementos ornamentales dañados e instalado una escultura elaborada por el prestigioso escultor soriano Carlos Sanz Aldea.
La figura representa un mastín como homenaje a la trashumancia que siempre ha estado ligada al nombre de Soria. El alcalde Carlos Martínez ha acompañado al escultor a visitar la instalación de su obra y ha recordado que “este mastín es también una forma de recuperar la identidad de Soria y la historia de nuestra ciudad y provincia. El resultado es positivo recuperando un espacio que no estábamos aprovechando y que ahora se convertirá en un punto de encuentro y también un lugar de juego para los más pequeños”.
El escultor, por su parte, ha detallado que la obra se titula ‘Mastín de la Dehesa’ y en ella también ha colaborado el artista Ignacio Caballo Trébol, que representó junto a Sanz Aldea a España en la FITAC en México. “La obra está inspirada en la Mesta y en dos elementos que me hacen rememorar mi infancia. Por un lado, ese paso de ganado por Mariano Vicén con miles de ovejas merinas y ese mastín con una personalidad muy especial y una forma de andar que llamaba la atención. Por otro lado, he utilizado ese recuerdo de la fuente de los leones, ahora en la Plaza Mayor, y que cuando estaba en el Castillo era el lugar en el que todos los niños subíamos”, ha recordado el escultor.
La obra se ha creado con una técnica denominada trencadís que, como ha recordado Sanz Aldea, fue inventada por Gaudí para aprovechar las piezas de cerámica que se rompían en la construcción con la ventaja, además, de ser relativamente barata y tener una buena perdurabilidad. El tacto, aunque menos amable que el de la piedra, sí permite a los niños subirse y que resista bien el paso del tiempo. “Estos espacios hacen de Soria una ciudad visitable y habitable y el objetivo es que la gente venga y pase un rato agradable”, ha explicado. La obra supera los tres metros de largo y pesa en el entorno de 1.500 kilogramos y está colocada sobre una base de cantos rodados.
La pieza pertenece a una actuación más ambiciosa que, de momento, se ha aparcado por exigencias presupuestarias al incluir junto al mastín una actuación paisajística diseñada por los también sorianos Mercedes Hergueta y Miguel de Lózar, quien había proyectado un pequeño estanque. El coste de la obra instalada actualmente ronda los 6.000 euros.
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