Arqueología soriana
¿Una pila bautismal excavada en San Ginés de Soria?
Decíamos en un post anterior que en las excavaciones arqueológicas realizadas dentro del Programa Soria Oculta del Ayuntamiento de Soria en las ruinas de la iglesia románica de San Ginés por los arqueólogos de Areco, se ha llegado hasta el nivel del solado primitivo y que, aparte de descubrirse todo el ábside, se supone que unos restos que hay en la esquina izquierda del inicio del presbiterio pueden corresponder a un altar. Constatábamos por nuestra parte que el replanteo del templo, teniendo en cuenta la orientación, debió efectuarse con el orto del equinoccio (seguramente primaveral), y llamábamos la atención sobre la existencia de un extrañísimo y cubista grafiti en el peldaño de entrada a la iglesia ( y que hasta el momento es el único grafiti descubierto, al parecer).
Lo que no señalábamos anteriormente y si destacamos ahora es la aparición de una estructura que se supone circular, cercana al ángulo suroeste del final de la nave, que conserva un sillar y que se encuentra fuera del solado de sillares y cercano a la puerta del templo. Su presumible forma, circular, nos ha hecho recordar dos estructuras igualmente circulares con su oquedad correspondiente existentes en la necrópolis cristiano-medieval de Revenga (Burgos) y en otra de Santa María de la Piscina (La Rioja), cuyas imágenes podemos ver más abajo a efectos de comparación formal.
Los arqueólogos han supuesto que estas dos piletas de Revenga y Santa María de la Piscina podrían haber sido pilas bautismales o que hubieran tenido una función funeraria vinculada al lavatorio de los cadáveres, rito cristiano vigente en la Edad Media. La segunda posibilidad no me parece idónea para la probable pileta de San Ginés (y decimos probable porque ignoramos si los arqueólogos han quitado la tierra que la cubre hasta la superficie y taponado después y si han podido constatar que hubo un hueco, o sea, que fue efectivamente una pileta). Creemos que, de ser cierto que nos encontramos ante los restos arqueológicos de una pileta o de lo que pudo preservarse de ella (como parece pensar por el único sillar existente a la vista) sería para el bautismo y no para usos funerarios (está todavía por hallar la necrópolis externa aneja a San Ginés).
En la provincia de Soria, que nosotros sepamos, tan sólo se ha encontrado una pila excavada en la roca al fondo de la nave de la iglesia de San Miguel de Gormaz, aunque no es circular sino rectangular (de unos 90 x 70 cm. y 50 cm. de profundidad), por lo que algunos arqueólogos consideran que tuvo que ver con el lavatorio funerario previo a la inhumación, aunque tampoco desdeñan la otra opción: la bautismal.
He consultado la Partida Primera del rey Alfonso el Sabio (1252-1284), y así he podido constatar que en su época subsistía el bautismo por inmersión ya que en la Ley XVII se nos dice que si el bautizado es niño “metal tres veces todo so el agua” (horizontalmente suponemos), y si fuese adulto, “fagal que meta la cabeza soella, et echégela de suso, de manera quel cubra todo, deciéndol quel bautiza en el nombre del Padre et del Fijo et del Espiritu santo: amen“.
Es después de este bautismo de agua cuando el sujeto bautizado pasa a formar parte de la comunidad cristiana, en este caso de la Iglesia Católica Apostólica y Romana. Y el hecho de que la pileta de San Ginés se encuentre al final de la nave y en una zona que carece de sillares en el suelo, parece corresponder a esta función intermediadora del bautismo por el que se pasa de una vida profana a una sacra.
Por otra parte, las ambivalentes funciones presumibles que se han dado a este tipo de piletas del prerrománico y románico -bautismal y/o funeraria- tienen una explicación litúrgica basada en la exégesis que se ha conferido a algunos referentes bíblicos vinculados de una u otra forma (evidentes o indirectamente por simbolismo comparativo deductivo) al sacramento del bautismo. Y una de las analogías o entrelazamientos simbólico-teológicos-litúrgicos más importantes es el de la muerte-resurección de Cristo con la del bautizado en el ámbito religioso-espiritual al transformarse la piscina-pileta-pila bautismal en un “sepulcro de agua sacra” El “cuerpo del pecado”, del que habla San Pablo, es aniquilado en este “sepulcro del agua” del que se renace formando parte del “Cuerpo Místico de Cristo” pues se muere al pecado y se resucita por gracia del Espíritu Santo a una nueva vida, como repiten algunos Padres de la Iglesia.
En la Edad Media -y con esto acabamos- Santo Tomás de Aquino insiste en vincular de forma estrecha la pasión y resurrección de Cristo con el bautismo a la par que señala que el más perfecto es el de inmersión. “Por el bautismo se comunica la pasión y muerte de Cristo, como si el mismo bautizado la hubiese sufrido. El bautizado muere con Cristo para resucitar a una nueva vida. Según ello, Tomás de Aquino considera el bautismo como rememoración de la muerte de Cristo. El bautizado queda incorporado a la pasión y muerte de Cristo y a Cristo como miembro“, resume el teólogo Heinrich Fries.
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