Alfonso I rey de Soria

Collación de San Nicolás y El Batallador

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En el censo diezmero de 1270 ordenado por Alfonso X el Sabio la parroquia-collación de San Nicolás de Soria contaba con 10 vecinos, 18 moradores y 22 atemplantes, entre los que había varios artesanos lo que evidencia la importancia de esta barrio que, en poblamiento, era a la sazón el segundo. A ella estaban sujetas las aldeas de Miñana, Herreros, Osonilla, Buitrago y Tartajo (1)

Las ruinas de la iglesia románica de San Nicolás, enclave que sirve hoy día para diversas actividades culturales municipales y sobre la cual hemos escrito diversos artículos en Elige Soria, son la segunda fábrica del templo dedicado a San Nicolás de Bari puesto que el primitivo, alzado lo más probable durante la génesis de Soria (fundada por El Batallador en 1119) fue derruido para construir el románico que conocemos, cuya portada fue trasladada a San Juan de Rabanera y cuyos capiteles y tímpano representan algunos momentos hagiográficos San Nicolás de Bari.

Tímpano de San Nicolas reubicado en San Juan de Rabanera de Soria

 

El entorno del Batallador y el culto a San Nicolás de Bari

 

Se alza en Soria el primer templo de San Nicolás en una época en la que era corriente que personajes de la nobleza y reyes construyesen a sus expensas iglesias propias. Un ejemplo de ello es el patrocinio de uno de los consejeros y caballeros más respetados por El Batallador, Lope Garcés Peregrino que dotó y donó en 1133 una iglesia en Zaragoza dedicada a San Nicolás y que entregó a La Seo, pasando a ser su parroquia menor y, posteriormente, fue dada al monasterio del Santo Sepulcro de Zaragoza, y de lo poco que queda de su fundación cabe destacar un crismón (2).

No uno sino dos crismones podemos ver en la iglesia románica de San Nicolás en la localidad zaragonaza de Frago, en la comarca de las Cinco Villas en la que El Batallador fue señor de varias villas antes de ser rey.

El conde Sancho Ramírez, hijo natural del rey Ramiro I de Aragón y nacido antes que el heredero de la corona del reino – su hermano homónimo, Sancho Ramírez (padre del Batallador)-, peregrinó a Tierra Santa en 1092 y falleció entre 1105 y 1110 hizo donaciones a la catedral de Jaca. “Para acoger sus restos y a sus expensas, se construyó una capilla funeraria, conectada directamente con el ábside norte de la catedral, dedicada a san Nicolás de Bari, san Agustín y san Marcial, que fue consagrada por el obispo Esteban de Jaca-Huesca… La dedicación a san Nicolás es indicativa de que visitó y obtuvo reliquias del santo, poco después de su traslado a Bari, durante su peregrinación a Tierra Santa”, indica Milagros Guardia citando a José María Lacarra en su biografía del Batallador (3)

Otro ejemplo es el de san Juan de Ortega que, tras el permiso del Batallador, construyó hacia 1115 una iglesia dedicada a San Nicolás porque, en situación de naufragio cuando volvía de Tierra Santa, le rezó y la tempestad amainó milagrosamente; templo después reconvertido en la actual iglesia de San Juan de Ortega, en el Camino de Santiago, cerca de Burgos, y donde subsiste una capilla dedicada a San Nicolás.

En Pamplona el obispo francés Pedro de Roda (1085-1115) impulsó su repoblación. El Batallador otorgó el Fuero de Jaca en 1129 a uno de los cuatro barrios, el de San Cernin, habitado por franceses, con un estatus especial que les hacía independientes de la mitra episcopal. Inmediatamente el obispo creó el barrio de San Nicolás, “sujeto al pago periódico de impuestos al arcediano de la mesa como freno al desarrollo al burgo de los francos”, y lo poblaron navarros y “algunos grupos de extranjeros que no desmerecían legalmente por su origen”, disponiendo este burgo, como los otros, de sus propias autoridades e instituciones (4). La iglesia-fortaleza románica de San Nicolás se construyó al crearse ese burgo en el mismo lugar que ocupa el templo actual, dado que el primitivo fue devorado por un incendio en 1222.

La nueva Sangüesa impulsada por El Batallador recibió su fuero fundacional en 1122 y poco después se construyó una iglesia dedicada a San Nicolás que desapareció finalmente en 1911. Sancho VI de Navarra, en 1153, entregó San Nicolás de Sangüesa a Santa María de Roncesvalles y su Hospital, “con el Burgo que está allí con todo su término, con sus heredades y población, con viñas y tierras” (5).

 

La irradición del culto

La devoción medieval a San Nicolás de Bari en Aragón surge a partir del vasallaje pontificio de Sancho Ramírez, padre del Batallador, efectuado en febrero 1068, según afirma Ana Isabel Lapeña Paúl (6).

Por su parte, Paulette Duval destaca el dominio de los normandos en Sicilia y sur de Itgalia y que Bari, donde se encuentran sus reliquias desde 1087, era puerto de embarque para los cruzados, los cuales fueron quienes trajeron a Occidente el culto de este obispo de Myra (Licia, Turquía) fallecido un 6 de diciembre (entre los años 345 y 352). Era un buen abogado intercesor ante la Corte Divina al ser invocado en situaciones de gran peligro, como naufragios, incendios y en momentos de grandes dificultades económicas, de ahí la gran popularidad que tuvo.

La presencia de numerosos normandos en el ejército del Batallador en las conquistas de ciudades aragonesas, y especialmente de Rotrou de Perche, que fue señor de Tudela, es un factor que destaca Paulette Duval en relación a la construcción de la iglesia románica  San Nicolás en Tudela, de la que apenas queda su imponente tímpano (7).

 

San Nicolás en San Baudelio de Berlanga

Decíamos al inicio de Lope Garcés Peregrino, mayordomo real, dota y dona una iglesia en Zaragoza con la advocación a San Nicolás en 1133. Entre los pocos signatarios laicos de este documento se encuentra Fortunio Aznarez, que fue al año siguiente depositario de su testamento, donde ordena legados de gran importancia para las órdenes militares de Tierra Santa, especialmente para los Hospitalarios Sanjuanistas y para la Orden del Temple, según reseña Milagros Guardia (8).

Pero es que este Fortunio Aznarez, que además tenía propiedades en Zaragoza colindantes a las de Lope Garcés, es el tenente de Berlanga de Duero, que aparece como tal en el escatólogo del testamento del Batallador junto a Fortún López, tenente de Soria, entre otros testigos.

Pinturas del ábside en San Baudelio, realizadas durante el reinado del Batallador por un taller ligado al de Santa María de Taüll

¿Y qué vemos en la pared frontal del ábside de San Baudelio de Berlanga..? Pues nada menos que a dos santos: san Nicolás y san Baudelio a ambos lados del altar. Así que es posible que, como sugiere Milagros Guardia, hubiese alguna reliquia en este altar. Y lo mismo podemos decir respecto al altar mayor de la iglesia de San Nicolás de Soria, cuya génesis, tras todo lo expuesto, es fácil colegir que debió construirse su templo primitivo durante esta primera puebla de la Soria fundada en 1118 por El Batallador.

San Nicolás en San Baudelio

NOTAS

1.- María Asenjo González: Espacio y sociedad en la Soria medieval. Siglos XIII-XV, Diputación de Soria, 1999, pp. 122-123.

2.- Milagros Guardia: San Baudelio de Berlanga, una encrucijada, Universidad de Barcelona, 2011, pp.139-140.

3.- Ibid., p. 142.

4.- Pedro Echeverría y Ricardo Fernández: “Estudio histórico-artístico de la parroquia de San Nicolás de Pamplona”,  en revista Príncipe de Viana. 1987, nº 182, pp. 711-712.

5.- Carlos J. Martínez Álava: “San Nicolás de Sangüesa. El templo fantasma”, en revista Zangotzarra, nº. 15, 2011, pp. 94-118.

6.- Ana Isabel Lapeña Paúl: “Santos y devociones preferidas en Aragón en los siglos de esplendor del canto gregoriano”, en Revista Argensola, nº 121, Instituto de Estudios Altoaragoneses (Diputación de Huesca), 2011, p. 36.

7.- Paulette Duval: “Las iglesias de Tudela: Santa Magdalena y San Nicolás”, en Príncipe de Viana. Nº 38, 1977, p. 443.

8.- Milagros Guardia: San Baudelio de Berlanga. Una encrucijada, opus cit., p. 139. El otro gran noble que destaca en la curia del Batallador fue su gran amigo Gastón IV de Béarn, casado con su prima Talesa, hija del citado conde Sancho Ramírez.  Compañero de armas del vizconde bearnés es el cruzado Bohemundo de Altavilla, conquistador de Antioquia, que falleció en 1111, y que mandó construir la basílica de San Nicolás de Bari, donde fue enterrado (p. 162).

Autor: Ángel Almazán de Gracia

Ábside de San Nicolás en la Calle Real de Soria

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