Soria en la Historia

El Castillo de Soria en 1509, 1585 y 1802

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El Archivo de la Real Chancillería de Valladolid conserva un plano topográfico del lateral oriental del Cerro del Castillo, lavaderos y entorno del Duero, pintados por Diego Pérez con acuarela -en colores y tintas- y realizado en 1802, del que forma parte la imagen de cabecera de este artículo que aporta datos escritos de 1509 y 1585 sobre las estructuras arquitectónicas de la fortaleza de Soria ciudad.

Fernando II, el Católico, comisionó a Fernando de Peñalosa, contino de la Casa Real, para que visitase castillos y fortalezas de Castilla, León y Toledo en 1509 y de esta inspección surgió la “Relación de los castillos y fortalezas de Castilla, León y Toledo” que recopiló en 1592 Felipe II en la estadística del estado arquitectónico y mobiliario que encargó llevar a cabo. Fernando de Peñalosa aparece en marzo de 1392 como veedor del baluarte de la mezquita de Granada sobre el Darro y la coracha; así mismo, los Reyes Católicos le comisionan desde Guadalupe el 20 de junio de 1492 para hacer cumplir en Moguer la orden de entrega a Colón de tres carabelas armadas y equipadas con las que descubrió América.

En 1914 la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos publica el monográfico de Julián Paz y Espeso “Castillos y Fortalezas del Reino. Noticias  de  su  estado  y  de  sus  Alcaides durante los siglo XV y XVI” (hay una segunda edición en 1978 con prólogo del marqués de Lozoya). Julián Paz –que fue archivero de la Casa de Medinaceli, director en el Archivo de Simancas y jefe de la sección de Manuscritos de la Biblioteca Nacional- recurre también para la recopilación de datos al Archivo de Simancas, especialmente las referencias a los alcaides.

En lo que respecta al castillo de Soria (pp. 107-108) indica que en 1509 “estaba la fortaleza bien reparada, excepto la parte alta de la torre del homenaje, que estaba caída y sin techumbre, y un pedazo de pretil de la misma, cuyas obras, con otras necesarias de cantería, importarían 6.500 ducados”.

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Así mismo recoge los datos aportados por Pedro de Ribera de Vargas, corregidor de Soria, en la visita que realizó al castillo de Soria en 1585 entrando por una gran plaza que había antes de llegar a la casa y castillo “en que era público y notorio que había trescientas casas de judíos, de las cuales algunos de los testigos se acuerdan: unos veinte, otros de cuarenta casas enhiestas, y así lo parece en la capacidad del sitio y grandeza dél, y entró en la dicha casa, donde hay un patio y tres cuartos, y del otro cuarto sirve la torre del homenaje, que es hermosa y fuerte. Estos cuartos están comenzados á reparar y es público los derribaron por ser algo bajos y estar ruinosos, por los edificar á lo nuevo, y hay hechas muchas y hermosas puertas y ventanas de nuevo, y enmaridado mucha parte y tomadas todas las aguas, todo lo cual parece haberlo hecho á su costa y propias expensas D. Jorge de Beteta, el mozo, último Alcalde de la fortaleza, y estándolo labrando le ocurrió la muerte y quedó el castillo en el estado referido”.

Indica Julián Paz que la fortaleza soriana estaba en 1585 “muy maltratada por varias partes; tenía la barbacana casi toda caída, aunque la coraza del castillo tenía todas las cortinas muy enteras y bien almenadas, con sus andenes almenados de ambos lados y sólo algunas faltas”; información que sin duda tomó Julián Paz del citado corregidor de Soria.

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Por tanto es de suponer que si se consultan las fuentes originales que estamos citando  – la de 1509 y la de 1585- muy probablemente encontraríamos muchos más datos de los publicados por Paz (que no reseñamos en este post todos) sobre la fortaleza de Soria, inéditos hasta el momento que nosotros sepamos. Seguramente en la Biblioteca de El Escorial deben estar los manuscritos originales, o en su caso, en el Archivo de Simancas.

 

Dos corregidores de Soria

Pedro Ribera de Vargas, contino real al menos entre 1556-1587,  fue corregidor de Murcia, Lorca y Cartagena  (en 1575, por ejemplo), y también lo fue de Madrid (lo era en 1573) y de Soria. En 1576 el corregidor de Soria era el licenciado Castillo de Bovadilla, y sabemos igualmente que Cristóbal Téllez de Almazán fue el corregidor que sucedió en Soria a Pedro Ribera de Vargas en 1588, desempeñando este oficio durante siete años puesto que en 1595 fue nombrado oídor de la segunda audiencia de Manila (Filipinas), cargo que aceptó a disgusto pero obligado por su escasa economía familiar (tenía cuatro hijas y tres hijos), donde falleció en 1612 dejando fama de funcionario honrado.

Esta honradez debió motivarle, una vez en Soria,  a realizar una pesquisa contra Pedro Ribera de Vargas sobre excesos cometidos en sus oficios como corregidor de Soria; pesquisa que se extendía igualmente al alcalde mayor de Soria en la corregiduría de Ribera de Vargas, Bernal de Herrera, así como a su alguacil mayor, Antonio Calderón de Sandoval, y sus oficiales.

Pedro Ribera de Vargas estuvo casado con Ana de Vargas, hermana mayor de Juan de Vargas Mexia, caballero de Santiago y embajador en Francia (según el testamento y codicillo de éste realizados entre 1577 y 1581). Su hermana menor, Anusla de Vargas se casó con Gonzalo Maldonado de Soria. Ambos cuñados fueron los testamentarios de Juan de Vargas Mexia.

En  octubre de 1577 es nombrado embajador en París y toma posesión del cargo el 10 de diciembre. Tuvo por secretario-intérprete a Diego Maldonado, quizás hermano de su cuñado Gonzalo.

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