Ecosistema soriano
La extinción de Soria como potencia ganadera con la Guerra de la Independencia
Fuimos grandes, no solo territorialmente pues la provincia de Soria llegaba desde el Ebro al Tajo, sino como potencia económica debido a tres factores: la enorme cabaña trashumante y las preeminencias que tenía Soria en el Real Concejo de la Mesta (y por eso seguramente fuimos Cabeza de Estremadura), la industria textil y comercio de lana fina, y la importancia de la Real Cabaña de Carreteros. Pero la Guerra de la Independencia supuso un descalabro enorme en todos estos ámbitos económicos.
El ensayista y filósofo Julián Marías, Hijo Adoptivo de la Ciudad de Soria, calificaba a la Guerra de la Independencia (1808-1814) como la conmoción más grave experimentada por los españoles desde los Reyes Católicos, únicamente comparable a la Guerra Civil (1936-39). Para la provincia de Soria fue catastrófica la Guerra de la Independencia, y muy particularmente para la ciudad. Además durante dicho período se generó un sentimiento de “independentismo” en los extremos norte y sur del territorio soriano que culminó en 1833 con la gran amputación geográfica y humana que sufrió la provincia de Soria que, de tener sus límites en tales extremos en los ríos Ebro y Tajo, pasó a tener su configuración actual perdiendo amplios territorios que pasaron a conformar la provincia de Logroño y la de Guadalajara.
La provincia de Soria fue un “granero”, “despensa” y “corral de ganado” abiertos, a disposición plena de las tropas francesas y españolas, con profusión de saqueos directos o indirectos, que fueron asentándose o que transitaban, lo que provocó hambrunas y postración general en la calidad de vida de los sorianos residentes a muchos de los cuales les dejó en la miseria. Esta serie de desastres, rapiñas y expolios sufridos por Soria ciudad y provincia los puede encontrar resumidos, el lector interesado, en la tercera parte del libro de Argimiro Calama Rosellón Historia de Soria (1808.1814). Sociedad y vida. Fastos y gestas. Desastres y expolios (Diputación de Soria, 2004), que nos va a servir de fuente informativa para poner de relieve que la Guerra de la Independencia fue el punto final del poderío ganadero soriano, no sólo en ovino sino también en vacuno.
Para el general Calama Rosellón “la crisis más aguda y el efecto más grave de la Guerra de la Independencia en la provincia de Soria en el área del fomento se produjo en el sector ganadero, el más potente económicamente en la provincia y que, por los severos daños que sufrió nuestra cabaña, entró en una postración muy aguda, que ya sólo tendrá una difícil, por no decir imposible salida, viniendo como ya venía tanto la ganadería estante como la trashumante, de una situación de decadencia a partir de la segunda mitad del s. XVIII y, especialmente, durante el último tercio de esta centuria”.
Aunque las cifras no son del todo fiables pues se estima que el Honrado Concejo de la Mesta daba cifras sensiblemente más bajas que las reales por cuestiones “político-ganaderas-fiscales”, se ha dicho que la antigua provincia de Soria –la que iba desde el Ebro al Tajo- poseía la mayor cabaña lanar de toda Castilla y León pues tenía aproximadamente 1.830.000 cabezas. Asimismo contaba con 178.617 cabras y 60.573 reses de vacuno, además de 15.009 mulas.
Según Argüelles en su “Diccionario de Hacienda”, hacia 1832 aquella antigua provincia de Soria, –Soria, la Grande-, disponía de un total de 102.272 cabezas de ganado lanar fino o merino y de 391.92 de lanar churro o basto, o sea, en torno a medio millón de cabezas. Estos datos, comparados a los de finales del s. XVIII, testimonian la gravísima perdida de cabaña lanar que sufrió Soria la Grande que tienen su epicentro en la Guerra de la Independencia. Baste como dato que sólo para abastecer a las tropas francesas asentadas en la ciudad de Logroño –entonces dependiente administrativamente en Soria la Grande– se consumieron 65.000 carneros y ovejas entre 1808 y 1813. El abastecimiento a las tropas en tránsito, francesas y españolas, fue igualmente considerable, así como a las tropas españolas que iban “reconquistando” Soria la Grande. Así, por ejemplo, el paso del mariscal Ney cruzando con sus 30.000 hombres la provincia de oeste a este durante siete días (19-26 noviembre de 1808), arrastraba consigo rebaños, articulados en hatos, “de un mínimo de 10.000 cabezas que daban una autonomía de unos siete a ocho días para poder vivir, moverse y combatir durante ese tiempo, manteniendo su autonomía logística”.
Soria la Grande abastecía para del sustento de las tropas francesas que asediaban Zaragoza (unos 90.000 hombres que comieron 120.000 corderos y 1.200 vacas), así como las unidades que guarnecían las plazas de la cuenca del Duero, desde Aranda a Valladolid, más Pamplona y Tudela de Navarra, etc…
“Imagine el lector con tan gran número de bocas a alimentar sobre el terreno la cuantía de las reses que hubieron de ser sacrificadas para los ejércitos de ocupación, ya en guarnición y seguridad ya en operaciones de campaña; además era lo más fácil, las unidades de intendencia galas, tenían la despensa a pie de obra, pues en Soria se encontraban con una de las provincias de mayor cantidad de rebaños y muy diseminados”, comenta Argimiro Calama.
Y si nos ceñimos al territorio actual de la provincia de Soria, los estudios censales de Campomanes y los trabajos de Matilla Tascón nos indican que a finales del s. XVIII había unas 780.0000-880.000 cabezas de ganado lanar. Suponiendo que la Guerra de la Independencia conllevó al menos una pérdida de un 40-45% de la cabaña lanar, se habrían consumido unas 350.000 reses, “que es una cifra muy severa, quedando en toda la provincia, en sus límites actuales e incluidos los rebaños que se quedaron en las Dehesas del Sur durante la contienda, apenas unas 430.000 a 530.000 cabezas”.
Así mismo, la requisa de mulos, caballos y ganado vacuno fue constante, tanto por franceses como por las tropas españolas. Cabe reseñar, además, que la Real Cabaña de Carreteros –a la que pertenecían muchos pueblos pinariegos de Soria y Burgos- “sufrió daños muy severos, tanto en sus recursos, personal carretero, carretas, ganado, como en sus actividades”. Calama Roseellón estima que en el territorio soriano actual habría unas 20.000 cabezas de ganado vacuno antes de la Guerra de la Independencia (6.200 bueyes eran de los pueblos sorianos de la Real Cabaña de Carreteros) y unas 60.000 reses de vacuno en toda Soria la Grande.
Por otra parte, a últimos del s. XVIII en la provincia había 330 telares en producción y tras el conflicto bélico con los franceses apenas superaban los 80.
No resulta extraño, por tanto, que Argimiro Calama , tras su exposición (que ocupa varias páginas en su libro) se lamente en estos términos: “Me reitero una vez más en la tesis de que la Guerra de la Independencia supuso para Soria un arranque significativo en su postración y decadencia, a partir de ahí secular, por cuanto hirió de modo irreversible, fuentes de riqueza, como la ganadería, que eran la base de nuestra economía y el asiento, en un puesto muy digno, de nuestra instalación en el concierto provincial español del siglo XVIII;, la carencia de comunicaciones, la merma del territorio provincial, los sensibles descensos demográficos, la marginación de la industrialización, harían el resto”.
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