Gerardo Diego y Soria

Gerardo Diego en el Ateneo de Soria – In memoriam

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El 8 de julio de 1987, hace treinta años, fallecía en Madrid el poeta Gerardo Diego Centoya, tan vinculado a Soria, en la que fue catedrático  en el mismo Instituto en el que lo fuera Antonio Machado.  Y Soria ciudad y provincia fue cantada en sus versos en poemarios como “Soria. Galerías de Estampas y Efusiones” (1923), “Soria” (1948) y “Soria sucedida” (1977).  El 9 de abril de 1920 tuvo lugar su nombramiento como catedrático de Lengua y Literatura del Instituto General y Técnico de Soria, hasta que marchó a Gijón en septiembre de 1922 para incorporarse a la cátedra de Literatura y Lengua españolas del Instituto Jovellanos.

En su memoria, y con motivo de la efeméride del trigésimo aniversario de su fallecimiento, vamos a publicar en Elige Soria varios artículos en torno a su persona y su obra vinculada a Soria, y comenzamos con este extracto tomado de la conferencia pronunciada por Juan Antonio Gómez Barrera sobre el Ateneo de Soria el 10 de diciembre de 2009 en el Salón Gerardo Diego del Círculo Amistad Numancia y que sería un pequeño esbozo de su libro monográfico sobre dicho Ateneo que, con diversos altibajos, estuvo en activo entre 1883 y 1936 muy vinculado al Casino Numancia, siendo su primer presidente Nicolás Rabal.

Gómez Barrera destaca especialmente las conferencias impartidas por Gerardo Diego en torno a la música y, bueno es recordar al respecto, que hoy la pianista y profesora de la Universidad Carlos III  Ana Benavides será la encargada de dar una Conferencia-Concierto sobre la influencia que tuvo la música en la obra poética de Gerardo Diego. Será en el mismo salón que lleva su nombre y con el mismo piano Steinway&Sons que tocara a partir de las 18,00h con entrada libre, limitada a la capacidad de la sala en el Casino Amistad-Numancia. El acto está organizado por el Ayuntamiento de Soria y forma parte de la Campaña Cultural Verano 2017 iniciando la programación del IV Festival de Música Soria Clásica en su Ciclo de Música de Cámara Gerardo Diego, presentado hoy a la prensa por el concejal de Cultura, Jesús Bárez, y que se desarrollará en ocho conciertos hasta el 25 de agosto en diversos enclaves de la ciudad.

Gerardo Diego y el Ateneo de Soria

Juan Antonio Gómez Barrera

… De todos es sabido que entre 1883 y 1936 contó Soria con un ateneo, adscrito en buena parte de su existencia al Casino de Numancia. En sus inicios, con Nicolás Rabal como presidente, apenas fue una sección de la Sociedad, encargada de la organización y desarrollo de alguna que otra velada literaria y musical. Más tarde, en vísperas del desastre de fin de siglo, pretendió ser “un ateneo científico-literario”, y algo de eso fue entre los años 1896 y 1897, donde destacó la figura del filósofo soriano Antonio Pérez de la Mata.

… El Ateneo de Soria de 1918 –que se prolongó, con cierta languidez en algún que otro tiempo, hasta el inicio de la Guerra Civil- construyó, con las cuotas de sus miembros y las donaciones y préstamos de estos mismos, una biblioteca fija, y a la vez circulante, que se convirtió en la base angular de la entidad; organizó conciertos y veladas teatrales; y a partir de su “cátedra” –asentada en los salones del propio Casino, en el Teatro Principal o, en sus últimos años, en el Cine Ideal- impartieron docencia cerca de un centenar de conferenciantes…

Sí añadiría, no podía ser de otro modo, la presencia en Soria y en el Casino de Gerardo Diego, entre abril de 1920 y mayo de 1922, y el nuevo aire que dio al Ateneo, primero con las 14 conferencias de carácter literario-musical y luego con las representaciones del Curso de Historia del Teatro Español.

… Gerardo Diego, que apenas estuvo entre nosotros un par de cursos, llegó a subirse al estrado en catorce cumplidas ocasiones, cual vendaval que viniera a agitar los rígidos cimientos de la institución. Lo hizo al poco de “desembarcar” en Soria, el sábado 22 de mayo de 1920, interpretando al piano los “Nocturnos” de Chopin y permitiendo que Mariano Granados recitara la “Paráfrasis poética del Nocturno XV”. Unos días después toda Soria pudo leer, en las páginas de El Porvenir Castellano, la primera versión pública de uno de los poemas más notables de Diego, claro que entonces nadie pudo sospechar a dónde llegaría el joven catedrático y que aquellos versos, al no volverse a imprimir hasta 1945, convertirían al número 819 del modesto diario soriano en páginas históricas de la Literatura española.

El “atrevimiento insolente” de mayo de 1920 –tal y como lo calificaría el propio Diego en 1963- se quedó corto si se compara con su memorable actuación de 1921, pues en aquel año la actividad del Ateneo de Soria vino dada por la presencia absoluta del joven catedrático santanderino. Fue tal su papel que sus propios compañeros, algunos de ellos veteranos y reconocidos ateneístas, le ofrecieron, en enero de ese año, el cargo de presidente. No lo aceptó, y fue éste asumido por Alfredo Gómez Robledo en sustitución de Jerónimo Rubio. Lo que sí hizo Gerardo Diego fue impartir en Soria, y en su Ateneo, uno de los cursos de la Historia de la Música de Piano más célebres que de esta se recuerde….

Y volvió Gerardo a iniciar su segundo curso completo en Soria (1921-1922) y lo hizo con aires renovados y con un nuevo proyecto, “fantástico y maravilloso”, en la cabeza: una serie de representaciones del Teatro Español –del siglo XV al XIX- precedidas de sus correspondientes conferencias, cuyo desarrollo fue casi tan brillante como el curso precedente. Mas, permítasenos también, que en esta ocasión les remita a la obra referencia de esta humilde charla.

… Del Ateneo de Soria escribió Gerardo Diego una pequeña reseña en La Tarde, allá por febrero de 1948, recordando la puesta en escena de El Vergonzoso en palacio. Volvió a hacerlo, por la misma representación y por sus charlas-concierto, en sendos artículos publicados en Arriba, con fecha 21 de febrero de 1975 y 25 de julio de 1976. Y, por fortuna, no se olvidó de tan querida institución cuando nos presentó su Soria Sucesora, el 16 de octubre de 1981 en la Biblioteca Pública. Lo hizo asimismo Pedro Chico, y Francisco Terrel, ambos en breves y a veces confundidas citas dentro de sus artículos memorísticos aparecidos en la primera época de Revista de Soria (1968-1974).

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