Gótico en Soria

Iglesia y convento de Santa Clara en Nicolás Rabal (1889)

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Transcribimos lo escrito por Nicolás Rabal en su libro  “Soria” de 1889 sobre la iglesia y el convento de Santa Clara en las páginas 262-264

No lejos del atrio de Nuestra Señora del Espino, desemboca la calle de Caballeros, bajando por la cual en dirección á la puerta Rabanera, se encuentra lo primero el convento é iglesia de las monjas Franciscas de Santa Clara, hoy destinado á cuartel, no porque la comunidad haya dejado de existir, sino porque ésta ha preferido instalarse en otro punto, á fin de evitar las frecuentes exclaustraciones á que estaba sujeta, por la fuerte posición de la casa é iglesia, en los casos de guerra.

Santa Clara de Soria. Vista aérea de 1907

El convento, arreglado militarmente para el objeto á que se destina, está transformado por completo, y la iglesia desmantelada, sirve para almacenes, conservando sin embargo su belleza arquitectónica. Lo que llama la atención al exterior, son las grandes proporciones y la altura del templo, inferiores únicamente a las de la Colegiata; en el interior es el modelo más perfecto que puede imaginarse en su género. Consta encillamente de una anchurosa y prolongada nave sin más capillas, altares, ni retablos, que los que ocupa el ábside, en cuyo espacio semicircular se levanta cerca de un metro el pres biterio, al cual se llega por una escalinata que va de muro a muro y cierra todo el frente del cuerpo principal. El púlpito de piedra adosado al muro de la epístola, los adornos de cuatro pequeños arcos, embebidos en las paredes, debajo de los cuales ,están los enterramientos de los nobles, familias protectoras de la casa, y los de dos puertas, una para entrada de los fieles y otra para el servicio del convento en los casos de absoluta necesidad, es todo lo que resalta en las paredes, fuera de las cornisas y columnas. Las elevadas bóvedas son todas de complicada crucería con las claves salientes ó colgantes, á manera de estalactitas, y rasgadas ventanas de arcos semicirculares abocinadas, dan paso libre á la luz, que se difunde por igual en todo el recinto.

La cornisa sobre que descansan las bóvedas, y los arcos perpiaños ó fajones, se apoyan á la vez en esbeltas columnas, embebidas hasta la mitad de los fustes en los muros y estriadas desde sus pedestales hasta los capiteles con tal arte, que parecen formadas con manojos de otras tantas columnitas como estrías, combinadas de manera, que cada una de estas tiene la misma forma y proporciones, salvo la de la altura, que el conjunto del manojo.

El coro de las monjas no embaraza el espacio de la nave; está hábilmente colocado á la parte exterior del muro, frente al altar mayor, en el convento, á manera de tribuna, cuya celosía abarca en casi toda su extensión la mitad superior de dicho muro. No pudo el arquitecto haber estudiado mejor las condiciones que requería la iglesia de un convento de monjas, ni tampoco haber llevado á cabo con más acierto el proyecto (5).

 

Nota 5) La fundación de este convento debió tener lugar al decir del historiador del obispado (LOPERRÁEZ, tomo 11, pág. 1 38), en el año 1.224, bajo la regla que se tituló de San Damián y con la advocación de Santa Catalina, cuyo nombre cambió, como cambiaron muchos, por el de Santa Clara. Fue su bienhechor D. Gonzalo Gil de Miranda, quien reservó para sí y para sus sucesores el patronato de la capilla donde construyó su enterramiento y fundó una capellanía; después de éste la tomó bajo su tutela la familia de los Ríos, luego condes de Gómara, quienes hasta hace poco han sido sus principales protectores. Con motivo de haber sido preciso utilizar la iglesia y el convento para cuartel, por su posición estratégica, se trasladaron las monjas á una casa contigua á la iglesia de San Clemente, desde la cual establecieron comunicación con el coro y la capilla colateral del Evangelio, donde colocaron la tribuna y más tarde (en 1854) se trasladaron al convento de Santo Domingo, en cuya iglesia parroquial se les cedió el coro y la capilla del Rosario para su servicio particular, de los cuales siguen disfrutando.

 

 

 

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