Bécquer y Soria
La Tarara soriana cantada y bailada a corro por los Bécquer
Nos lo cuenta Julia Bécquer, hija de Valeriano y sobrina, por tanto, de Gustavo Adolfo Bécquer, al recordar una nochebuena de la familia becqueriana en Toledo formada por ambos hermanos y sus hijos:
“Luego de la cena y los dulces quedaba la parte indispensable en una noche como aquella; quedaban los bailes y cantos al estilo de Sevilla, y aquí nuestro gozo y alegría de todos cantando:
Tiene mi Tarara
un dedito malo,
que no se lo cura
ningún cirujano.
La Tarara sí,
la Tarara no,
la Tarara mía
de mi corazón
Media vuelta al coro,
con mucho decoro,
que la chimenea
que se está cayendo,
que ya se cayó…
(aquí nos tirábamos todos al suelo)
La Tarara sí,
la Tarara no,
la Tarara mía
de mi corazón
Nuestras risas y alegría se aumentaban al verlos a ellos tirados por tierra con nosotros y las dos criadas, que en aquella noche se les permitía esa familiaridad”.
La Tarara, según diversos folcloristas, surgió en Soria y se expandió -posiblemente a través de los itinerarios trashumantes- por diversas regiones de España. Hay otras hipótesis sobre su génesis, como la sefardí, pero por lo que a nosotros respecta, consideramos la hipótesis sorianista la más verosímil. Su letra tiene muchas versiones.
En su Cancionero Popular”, José Calles Vales señala: “Su estructura simple, de cuatro versos con seis sílabas cada uno, lo que propicia que exista una infinidad de estrofas inventadas en distintas épocas y lugares. El último verso del estribillo varía según las versiones. Su fama llegó a la cumbre a principios del siglo XX, cuando también se acuñó el dicho ‘Ser más viejo o más conocido que la Tarara’, precisamente por su popularidad. En fin, una tarara es en Soria y La Rioja el instrumento para aventar la mies y, en algún caso, también designó a la persona que tocaba la trompeta u otro instrumento de viento”.
Posiblemente la primera vez que se imprime La Tarara con pentagrama sea en el cancionero popular de José Inzenga en 1874, con este texto (véase esta partitura: Tarara de Cidones Soria).
Allá arriba, allá arriba,
junto a Cidones
hay una botonera
que hace botones
y a la tal botonera
le entra galbana
y hace botón y medio
cada semana.
Demos la vuelta al corro
con mucho decoro
que la chimenea
muy bien se menea,
que se está cayendo,
que ya se cayó.
Que se está cayendo
que ya se cayó.
La Tarata sí,
la Tarara no,
La Tarara sí,
que la canto yo.
A su vez en el Cancionero de Jean Turelier (1905), el texto soriano que recoge es el siguiente:
Tiene la Tarara un vestido blanco
con lunares rojos para el Jueves Santo
La Tarara, sí, la Tarara, no,
la Tarara, madre, que la bailo yo.
Tiene la Tarara unos pantalones
que de arriba abajo todo son botones.
La Tarara, sí, la Tarara, no,
la Tarara, madre, que la bailo yo.
Tiene la Tarara un dedito malo
que no se lo cura ningún cirujano.
La Tarara sí, la Tarara no,
la Tarara, madre, que la bailo yo.
Lleva mi Tarara un vestido verde
lleno de volantes y de cascabeles.
La Tarara, sí; la Tarara, no;
la Tarara, niña, que la he visto yo.
Luce mi Tarara su cola de seda
sobre las retamas y la hierbabuena.
La Tarara, sí; la Tarara, no;
la Tarara, niña, que la he visto yo.
Hay, Tarara loca mueve la cintura
para los muchachos de las aceitunas.
La Tarara, sí; la Tarara, no;
la Tarara, niña, que la he visto yo.
Tiene la tarara un cesto de frutas
que si se las pido me las da maduras.
La Tarara sí, la tarara no,
la Tarara madre te la bailo yo
Tiene la tarara un cesto de flores
que si se las pido me da las mejores.
La tarara sí, la Tarara no,
la Tarara madre, te la bailo yo.
Tiene la Tarara un rizo en la frente,
un caracolillo y un moño celestre
la Tarara sí, la Tarara,
no Tararita mía de mi corazón.
Tiene la Tarara una pañoleta
que por los boquetes se le ven las tetas.
La Tarara sí, la Tarara, no,
Tararita mía de mi corazón.
Tiene la Tarara un grano en el culo
acudid chiquillos que ya está maduro,
la Tarara sí, la Tarara,
no Tararita mía de mi corazón.
Tiene la Tarara unas pantorrillas
que parecen palos de colgar morcillas
la Tarara sí, la Tarara, no
Tararita mía de mi corazón.
Numerosas versiones musicales podemos escuchar en Youtube, desde Camarónde la Isla a Antonio Vega, pero sí que hay que reconocer que la letra más difundida es la versión de Federico García Lorca que, con la voz de la Argentinita, se grabó en 1931.
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