Soria en la Historia
Los orígenes medievales de Soria
En el libro colectivo Soria, su historia, sus monumentos, sus gentes (coordinado por Carlos de la Casa y J.A. Martín de Marco y editado por el Ayuntamiento de Soria en la primavera de 2015) Elena Heras afirma que “son escasos los vestigios de las etapas romana y visigoda que conocemos en el término de Soria y en muchos casos se trata de materiales descontextualizados”. En cuanto a la población de Soria concluye: “Soria como entidad no surgirá hasta la etapa medieval”.
¿Cuándo surge la puebla o poblamiento de Soria? En el citado libro intenta dar respuesta a esta incógnita Marisol Encinas en su ensayo Intrahistoria de la ciudad de Soria en la Edad Media. Habitat, religión y muerte, quien comienza advirtiéndonos que “los albores medievales de Soria se pierden en las brumas de un pasado incierto”.
Es verdad que Ibn Idari habla de una revuelta en una medina que algunos han traducido como Medina Soria encabezada por Sulayman b. Abdus (869) contra el emir cordobés, pero se ha cuestionado que el “enclave en cuestión no sería Surya sino Surita” o sea, Zorita de los Canes. Cuestionable es igualmente la cesión de Soria por Al-Khadir a Alfonso VI (1085) señalado por Ibn al-Kardabus pues Suriya se refiere “muy probablemente” a Zorito, núcleo cercano a Toledo. “No obstante, los navarros ya habían llegado a conquistar Garray en los años inmediatamente previos”, aclara Marisol Encinas. [post data: ampliamos los datos en La Medina Soria que no era nuestr Soria].
“Ante la parquedad documental, el registro arqueológico tampoco es demasiado alentador. En el mejor de los casos, contamos con simples citas de hallazgos antiguos descontextualizados”. Esta historiadora presupone que había una población muy exigua en el Cerro del Castillo vinculada a un pequeño asentamiento militar: “Aunque los datos conocidos hasta el momento impiden afirmarlo rotundamente no sería extraña la existencia de algún pequeño asentamiento en el lugar que se convertiría en el gran hito de la ciudad desde la plena Edad Media: el Cerro del Castillo”, donde es posible que se alzara una atalaya altomedieval o incluso algún primitivo recinto musulmán, pero no hay constancia plena de ello, ni documental ni arqueológica. Por su parte Leopoldo Torres Balbas estimaba que “probablemente en 1119 había en el solar soriano, junto a la fortaleza, algún reducido núcleo de viviendas”.
Si nos atenemos, por tanto, a los documentos medievales conocidos, hay que decir que la puebla de Soria fue debida a Alfonso I el Batallador en 1119, quien puso como tenente a Íñigo López (figura en documentos entre 1121 y 1124), al que sucedería Fortún López (quien seguía siéndolo el 6 de diciembre de 1135), y se llevó a cabo mediante el sistema concejil de asentamiento enmarcado en territorio de realengo.
Leamos a Gonzalo Martínez Díez:
Y puesto que Soria fue territorio bajo la autoridad del Batallador es evidente que hay un error en la datación para 1127 de la donación que Alfonso VII el Emperador otorga al obispo de Sigüenza relativa a Soria y varias aldeas, donde se india que Soria fue nuevamente poblada (“Soria que noviter fuit populata”). “Extraña esa donación cuando aún pertenecía la ciudad al rey aragonés; probablemente la fecha del documento estará mal copiada o mal leída y a la era había que añadir un X, con lo que su data sería 1137”, supone Leopoldo Torres Balbas en su ensayo Soria: interpretación de sus orígenes y evolución urbana ( “Celtiberia”, 1953, nº. 3).
El sucesor de Alfonso I el Batallador, su hermano Ramiro II el Monge, según la Primera Crónica General, en 1136, dió Soria a Alfonso VII, quien puso como tenente a Pedro Taresa, tenente igualmente de Borja. Y hacia 1200 había 35 collaciones, pero eso ya es otra historia…
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