Soria en la Historia

Los primeros tenentes de Soria y la Orden del Temple (1)

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Bécquer y los templarios sorianos de sus leyendas

 

Nos acercamos en Soria al Festival de las Ánimas que gira en torno a la leyenda El monte de las animas, escrita en noviembre de 1862 por Gustavo Adolfo Bécquer, en la que irrumpen vengativos fantasmas de los monjes-caballeros del Temple, tras los Arcos de San Juan de Duero. Bécquer seguramente conocía la tradición oral recogida hacia 1591 por Miguel Martel en su manuscrito sobre los Linajes de Soria referente a que San Polo, aguas abajo del Monte de las Ánimas, había sido un monasterio templario pero le pareció más romántico San Juan de Duero y en su monasterio -en realidad de los Hospitalarios de San Juan- ubicó a los templarios en el medievo soriano, a cuyos cofrades incorporaría en la citada leyenda y en El Rayo de Luna (publicada en febrero de 1862).

En mayo de 1861 Bécquer se había casado en Madrid con la soriana Casta Esteban Navarro, nacida en Torrubia del Campo. Su padre y abuelo eran de Pozalmuro y la madre era natural de Noviercas, donde Bécquer y Casta pasaron algunas temporadas. Bécquer, al parecer, recorrió el entorno soriano y maño del Moncayo, así como la zona limítrofe navarra y riojana del Valle del Alhama entre 1861 y 1866.

Algunos de los pueblos del entorno de Torrubia del Campo debió conocerlos durante sus estancias en esta zona soriana, como la cercana localidad de Villaseca de Arciel, e Hinojosa del Campo, Almenar y Gómara. Y pasearía en diversas ocasiones junto a la ribera del río Araviana y los Campos del Araviana, así como por los bosques de Beratón junto al Moncayo.

En círculo rojo, posesiones documentadas templarias; en morado, enclaves vinculados a Miguel Muñoz de Finojosa, y en verde los relacionados con G.A. Bécquer.

En círculo rojo, posesiones documentadas templarias en el Cartulario del Temple; en morado, enclaves vinculados a Miguel Muñoz de Finojosa, y en verde los relacionados con G.A. Bécquer.

Territorio en el que, sin que lo supiera Bécquer, se documentan hoy día en el Cartulario del Temple -sito en el Archivo Histórico Nacional- las primeras pertenencias de la Orden del Temple en Castilla, coincidiendo en algunos casos con poblaciones en las que Miguel Muñoz de Finojosa fue señor y también cofrade laico del Temple, como su esposa Sancha. Es más: es muy probable que fuesen admitidos como tales siendo él medio tenente de Soria, como lo era a la sazón el otro medio tenente, Fortún López, posiblemente hacia 1140 puesto que hay un documento del 7 de octubre donde ambos aparecen como confirmantes (“…Michael Munioz tenens Sorie mediatatem…”) tal como lo recoge el obispo Minguella.

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 Munio Sancho de Finojosa

 

Pongámonos a imaginar que los lugareños pudieron contarle que una de las familias de la alta nobleza de Castilla, los Finojosa, tenían sus raíces o solar en Hinojosa del Campo, entre los que destacaba don Munio Sancho de Finojosa que, junto a su mesnada de setenta caballeros, fueron todos ellos masacrados por la morisma en los homónimos Campos de Almenara próximos a Uclés, sin haber podido Munio cumplir su promesa de peregrinar al Santo Sepulcro de Jerusalén, siendo enterrado en el claustro del monasterio de Santo Domingo de Silos, en cuya capilla funeraria –según unas tablillas- se colocaron los restos mortales de algunos de sus hijos, entre ellos, Miguel Muñoz, que fuera padre de San Martín de Finojosa, abad cisterciense en Santa María de Huerta y obispo de Sigüenza. Asimismo Fernando de Finojosa, hijo también de Munio, y mayordomo de Alfonso VII, tenía su sepulcro en dicha capilla cuyo templete fue desmontado en 1700.

“Y el mismo día en que murieron fueron vistos en Jerusalén rezando dentro del Santo Sepulcro”, le diría un sacerdote docto de la zona. Bécquer lo miró de manera condescendiente y su interlocutor, advirtiendo sus dudas, sonriendo le dijo: “Leed presto las hojas que os indicaré de dos libros que os voy a dejar. Acompañadme al curato”.

Así lo hizo Bécquer y de allí salió minutos después portando en las manos la Crónica de los cinco reyes escrita por fray Prudencio de Sandoval (publicada en 1615), y la obra de José Lopez Agurleta titulada Vida del venerable fundador de la Orden de Santiago. Después (editada en 1731), sentado en el poyo que rodeaba al olmo de la plaza leyó de Sandoval las tres páginas donde se narra toda esta historia (folios 101, 101v y 102), que repite Agurleta en las páginas 172 y 173.

Ahora bien, Agurleta considera que tal Munio Sancho de Finojosa no es el que Sandoval señala, fallecido en 1080, sino el hijo de Miguel Muñoz de Finojosa, padre de San Martín, que se había casado con Sancha, hermana de Pedro Fernández, fundador de la Orden de Santiago (según Agurleta). “Este Don Munio Sancho, sepultado en Santo Domingo de Silos, y muerto en los Campos de Almenara, cerca de Uclés, no pudo ser otro que el sobrino del Maestre”, escribe Agurleta al par que indica que falleció en 1208.

 

Sancha, la madre de San Martín de Finojosa, según Agurleta

 

Asimismo Agurleta afirma que Sancha, en 1134, envenenó a su hermanastro Martín “el Mayor” –nieto de Alvar Fañez- porque siendo él la cabeza de la familia se oponía a sus amoríos con Alfonso VII “el Emperador” con el que tuvo una hija, Estefanía, que el rey casaría con Fernando Ruiz de Castro (según Agurleta, repetimos).

Esta Sancha –mal apellidada Gómez en las crónicas sorianas, pues su apellido sería Fernández según Agurleta- se casaría on Miguel Muñoz de Finojosa, matrimonio del que nacerán Munio Sancho, San Martín de Finojosa (obispo de Sigüenza y protector del monasterio de Santa María de Huerta, nacido hacia 1140), y Eva (madre del gran arzobispo de Toledo e historiador Rodrigo Jiménez de Rada, obispo electo de Osma antes de ser arzobispo). Miguel Muñoz sería enterrado en el monasterio de Silos (1158), donde había otros Finojosa y de la casa de Fita, mientras que Sancha lo sería en Santa María de Huerta.

Según Agurleta Sancha, la esposa de Miguel Muñoz de Finojosa, era de linaje regio navarro y hermana del fundador de la Orden de Santiago.

Según Agurleta Sancha, la esposa de Miguel Muñoz de Finojosa, era de linaje regio navarro y hermana del fundador de la Orden de Santiago

 

Miguel Muñoz de Finojosa, templario laico

 

Si Gustavo Adolfo Bécquer hubiera conocido los documentos templarios analizados por Salvador Remírez Vallejo sobre la hermandad laica de Miguel Muñoz de Finojosa y su esposa Sancha con la Orden del Temple, seguramente habría escrito alguna leyenda templaria relativa a este noble puesto que ambos fueron señores de diversas poblaciones del entorno soriano que conocía en el Campo de Gómara y Moncayo, así como de Inestrillas, localidad riojana cercana a Baños de Fitero, donde Bécquer escribió “El Miserere” (ubicado en el monasterio de Fitero) y “La cueva de la mora” (ubicada en Baños), motivo por el que el Balneario Nuevo lleva su nombre y apellido.

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Salvador Remírez Vallejo es autor del ensayo “Los señores de Inestrillas y la Orden del Temple” (Berceo, nº 166, pp. 179-214, 2014) que ha tenido la gentileza de remitirnos, pudiéndose leer un resumen muy breve en el boletín de fiestas de Inestrillas de 2014 y del que extraemos los siguientes párrafos.

“La documentación revela que la irrupción de los templarios en el Reino de Castilla quedaría focalizada dentro del ámbito territorial en donde Miguel Muñoz y doña Sancha de Inestrillas ejercieron su dominio señorial, evidenciando el deseo de estos cofrades de contribuir al establecimiento de esta institución cruzada dentro de su área de influencia…

Las conclusiones obtenidas en la investigación nos indican que la villa de Inestrillas fue uno de los principales señoríos que detentaron don Miguel Muñoz de Hinojosa y doña Sancha, miembros de la alta nobleza castellana del siglo XII, cuyo solar de origen hay que buscarlo en el actual territorio soriano de Campo de Gómara y desde el cual proyectaron su poder señorial y tenencial hacia los valles del río Alhama, Linares y Queiles.

La genealogía los identifica como progenitores de San Martín de Hinojosa, primer abad del monasterio de Huerta, el primogénito Muño Sancho, Eva de Hinojosa y Teresa de Inestrillas, hijas que estuvieron emparentadas con los poderosos linajes navarros de los Azagra y los Rada. En los descendientes de doña Teresa recaerá finalmente el gobierno del señorío de Inestrillas y Aguilar durante el siglo XIII, mientras que dentro de la amplia parentela de Eva de Hinojosa, el personaje más célebre es el arzobispo toledano Rodrigo Ximénez de Rada, sepultado en el interior de la iglesia monástica de Huerta, cerca de su abuela Sancha de Inestrillas y de su tío San Martín…

Especialmente significativo en la trayectoria de estos personajes es el ingreso de los señores de Inestrillas en la cofradía de la Milicia del Temple, producido entre los años 1135 a 1140…”

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