Soria en la Historia
Los Siete Infantes de Lara como leyenda y ruta turística de la Tierra de Soria -7-
En enero de 1981 el ensayista e investigador soriano Antonio Ruiz Vega obtenía el Primer Premio de Periodismo Numancia, convocado por la Diputación, por su artículo “La Sierra de los 7 Infantes o la Demanda del Santo Grial” que había publicado en la revista “Mundo Desconocido”, nº 53 en noviembre 1980. En España fue grande el impacto causado por este artículo entre los seguidores de la España Mágica abanderada por Juan García Atienza y Fernando Sánchez Dragó. También llamó la atención en diversos intelectuales como aconteció con José María de Areilza, quien aprovechando una visita a Soria, recorrió con A. Ruiz Vega diversos enclaves sorianos que éste citaba en dicho ensayo. Ambos artículos, el de Ruiz Vega y el de Areilza, fueron transcritos en el monográfico que Revista de Soria dedicó a las leyendas de la provincia en su nº 4 de la segunda época (primavera de 1994). Así mismo, en el portal soriaymas.com se publicó el escrito de Areilza en noviembre de 2002.
Seguían ambos, en parte, el itinerario soriano recorrido por Ramón Menéndez Pidal en 1895. Areilza quedó sorprendido de la “fuerte impronta que del romance de los Infantes de Lara guardan estas ásperas comarcas de la meseta castellana” conservando toponimias como “Sierra del Almuerzo de los Infantes de Lara” donde la tradición ubica una piedra con cazoletas donde almorzaron y vieron a la Virgen, para bajar luego hasta Valdegeña a oir misa que era recordado todavía con estos versos:
A daros gracias vinieron
los siete Infantes de Lara
y encontraro, cosa rara,
que siete puertas se abrieron…
Menéndez Pidal, como ha quedado indicado en un post anterior, ya había localizado diversas tradiciones orales, incluidas las ya citadas de la “mesa del almuerzo” y la galería porticada de la iglesia de Omeñaca, así como varios topónimos entre los Campos de Araviana y Noviercas, con la Sierra del Toranzo enmedio, y otra “mesa del almuerzo”, así como la persistente creencia de que los Infantes habían muerto en el solar donde está la ermita de la Virgen de Torreambril o del Remedio y que habían sido allí sepultados. Esto último, como hemos visto, tenía un fundamento documental, firmado el 5 de febrero de 1529 nada menos que por la señora de Soria y su Tierra, Isabel de Portugal (esposa de Carlos I y V de Alemania): “Doña Isabel por la divina clemencia emperatriz y reina de Aragón //…// sepades que por parte del deán… me fue hecha relación diciendo que el rey D. Sancho, visto como en la iglesia de Nuestra Señora de Torreambriel, de la diócesis de Osma, fueron muertos e sepultados los Infantes de Lara, por la mucha devoción que a la dicha iglesia tuvo e por la hacer bien e limosna, así para la fábrica e ornamentos de elal como para sustentación de la que la sirven, le hizo merced e le dio e señaló por cada un año doce yuntas año a ver para pan en el exido que es en el dicho lugar, desde el castillo hasta la iglesia…”.
Menéndez Pidal, por otro lado, recogió igualmente tradiciones orales burgalesas referentes a la leyenda de los siete Infantes de Lara, desde Salas hasta Canicosa y las lagunas de Neila. En varias de esas poblaciones se rememora de diversas formas la leyenda.
Tenemos, por tanto, motivos suficientes para poder generar -desde Diputación de Soria, Ayuntamiento de la ciudad, Mancomunidad de los 150 Pueblos y localidades citadas en las Crónicas y Romancero- una Ruta Turística de los Siete Infantes de Lara, que podría ser interprovincial dado que podría prolongarse por Canicosa, Vilviestre del Pinar, Quintanar de la Sierra, Neila, Barbadillo y Salas de los Infantes. Además, la Crónica de 1344 cita el Val de Espeja (Espeja de San Marcelino) en un episodio de la venganza de Mudarra en el que lancea y hace prisionero al traidor Ruy Velázquez para llevárselo a Vilviestre del Pinar.
0 comments