Alfonso I rey de Soria

Micael episcopus in Taraçona, in Almazan, in Soria

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Vamos a hablar, en este post, del primer obispo de Soria, Miguel de Toulouse, al que seguirá otro artículo en próximas fechas en Elige Soria. Comenzaremos remarcando que, en el otorgamiento del fuero de Belchite que realiza Alfonso I el Batallador el 13 de diciembre de 1119 desde Pedraza de la Sierra (Segovia),  hay dos datos que conviene destacar (1). El primero de ellos, que ya hemos citado muchas veces, es que da cuenta de los territorios donde reina, entre ellos, Soria (fundada seguramente en la primavera de 1119): «Regnante me in Aragon et in Pampilona atque in Superarbe sive in Ripacurcia, atque in Castella Bielga sive in tota Strematura usque ad Toleto, et Dei gratia in Zaragoça et in Tutela usque ad Morella et in mea populatione quod dicitur Soria».

Y el segundo elemento a reseñar es que se indica, en el escatólolo, que Miguel es obispo electo de Tarazona. Miguel de Toulouse le llaman muchos historiadores pues le suponen, ora nacido allí, ora ejerciendo en Saint Sernin de Toulouse, e historiadores hay que consideran que su consagración como obispo de Tarazona tuvo lugar el 26 de marzo de 1120, aunque otros lo retrasan hasta un año después. Como obispo de Soria figura en la diplomática conservada del Batallador, por lo tanto fue el primer obispo de lo que hoy es Soria ciudad (y de buena parte de su Tierra).

Delimitación de la diócesis de Tarazona en una etapa del reinado del Batallador, según J.L. Corral

En 1123 el Batallador otorgaba al obispo Miguel de Tarazona, “diezmos, primicias y derechos episcoles de todas las iglesias del obispado” (2), por lo tanto también las existentes en el territorio soriano controlado por el Batallador y no adscritas a otros obispos (Osma, Sigüenza, Pamplona, Calahorra y Burgos), por lo que la recién creada Soria y las iglesias de Almazán están sujetas a los derechos episcopales de Miguel de Tarazona, el cual figura en un documento de 1128 ejerciendo así su autoridad en su escatólogo: “Micael episcopus in Taraçona, in Almazan, in Soria” (3).

Y cuando, en 1122, Miguel de Tarazona otorga un fuero breve a Santa María de Tera, donde ejerce jurisdicción por prestimonio concedido por el abad de San Millán de la Cogolla, pone como ejemplo al fuero breve de Soria (dado por el Batallador en 1120) en lo que respecta al pago las caloñas: “De calumpniis vero, si homines de Soria pectaverint calumpnias ad partem regis, vos pectate ad partem palacii Sancte Marie”.

En el Cartulario de San Millán de la Cogolla, en el escatólogo del fuero de Santa María de Tera figura como tenente de Soria, Enneco Lopez

Rito romano e influencia francesa

Como señala Ángel Canellas, a la hora de proveer de clero al nuevo obispado de Tarazona, debió recurrir el Batallador y Miguel de Toulouse a eclesiásticos franceses, aunque, en lo que respecta a Soria hay que considerar también la probable instalación de eclesiásticos provenientes del entonces reino de Pamplona puesto que el primer tenente fue el alavés-navarro Iñigo López. Igualmente es de suponer que en las pequeñas iglesias surgidas tras la fundación de Soria se oficiase el rito romano, y no el mozárabe, ya que era el rito dominante en los reinos de Aragón, Pamplona, Ribagorza y Sobrarbe.

El arzobispo de Auch, Guillermo, había colaborado con el Batallador en la conquista de Zaragoza en diciembre de 1118. El Batallador le otorgó una especial preferencia en asuntos religiosos de su reino en detrimento de Olegario, arzobispo de Tarragona, que era la sede eclesiástica de la provincia tarraconense hispano-romana a la que pertenecieron las diócesis de Huesca, Zaragoza y Tarazona hasta la invasión islámica en el 711. Juan Pablo Rubio Sadia considera que el influjo de la provincia eclesiástica de Auch fue decisivo en la implantación del rito romano en los obispados de Huesca y Tarazona (por tanto, en el territorio soriano) y, en menor medida, en la diócesis de Zaragoza, especialmente a través de los obispados sugragáneos de Lescar y Oloron (4).

A su vez, Ángel Canellas estima que para la restauración eclesiástica de la diócesis de Tarazona contó con el asesoramiento del metropolitano de Auch “y los prelados y amigos suyos, Guido de Lons obispo de Lescar, Esteban de Huesca, Pedro Librana de Zaragoza, Ramón de Barbastro y Sancho de Funes de Calahorra” (5).

NOTAS

1.- Lema Pueyo, José Ángel (1990) Colección Diplomática de Alfonso I de Aragón y Pamplona (1104-1134). Fuentes Documentales Medievales del País Vasco (27). Eusko Ikaskuntza. El otorgamiento figura en el documento 95.

2.- Ibid, documento 122.

3.- Josefina Mateu Ibars y M. Dolors Mateu Ibars, Colectánea paleográfica de la Corona de Aragón I, Universidad de Barcelona,1991, p. 531

4.- Juan Pablo Rubio Sadia, “Narbona y la romanización litúrgica de las iglesias de Aragón”, en Miscellània litúrgica catalana, vol. 19 (2011) p. 308.

5.- Ángel Canellas López , “Tarazona y sus gentes en el siglo XII”, en Cuadernos de historia Jerónimo Zurita, nº. 16-18, 1963-1965, p. 36.

Autor: Ángel Almazán

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