Soria en la Historia
Los primeros tenentes de Soria y la Orden del Temple (2)
Breves apuntes sobre la Orden del Temple
La Orden del Temple, formada por monjes-guerreros en su estamento más característico y conocido, se crea en Jerusalén en 1120 como cofradía protectora de los peregrinos y es aprobada institucionalmente por Iglesia en el concilio de Troyes, celebrado en enero de 1139, interviniendo en la redacción de sus estatutos San Bernardo de Claraval, reformador del Císter, y protector de los templarios con su “De laude novae militiae ad milites Templi” redactada entre 1130-1136. Su abolición tuvo lugar por bula papal de Clemente V en el concilio de Vienne (1312).
En la península ibérica la primera donación que reciben es el castillo de Soure que les otorga la reina Teresa de Portugal en 1128. El conde barcelonés Ramón Berenguer III donó a los templarios, en julio de 1131, el castillo de Granyena así como su caballo y armas, además de ingresar él mismo como “miles” en el Temple.
Así mismo hay que reseñar el doble testamento de Alfonso I el Batallador (octubre de 1131 y 1134) dejando como herederas de Aragón y sus dominios (entre ellos buena parte del territorio cristiano de la actual provincia de Soria) a los templarios, hospitalarios-sanjuanistas y sepulcristas, que no se llevó a efecto.
“A pesar de las múltiples incógnitas que todavía sigue suscitando este controvertido e inviable testamento, lo cierto es que las Órdenes de Tierra Santa y en especial la Milicia del Temple, no tardó en recibir un extraordinario respaldo por parte de los principales estamentos hispánicos, desde la monarquía al sector eclesiástico, la alta y media nobleza hasta incluso grupos de asociados de una extracción social inferior. La especial atracción de la aristocracia feudal hispana por el proyecto cruzado y particularmente por la Orden del Temple, explica durante las primeras décadas de su establecimiento la donación masiva por parte de estos miembros de la nobleza de armas y caballos junto a otros bienes que, sin duda, fueron destinados a los dominios orientales de Tierra Santa”, afirma Salvador Remírez Vallejo (“Los señores de Inestrillas y la Orden del Temple”).
Miguel Muñoz Finojosa, cofrade templario siendo tenente de Soria
Muy cerca de Villaseca de Arciel se encuentra Hinojosa del Campo, solar de los Finojosa como comentábamos en el post anterior al resumir la vinculación templaria de Miguel Muñoz de Finojosa (padre de San Martín de Finojosa, abad de Huerta y obispo de Sigüenza). Miguel Muñoz fue tenente, según expone Remírez Vallejo, “detentó en régimen de tenencia la ‘honor’ de diferentes plazas castellanas junto a otras villas que durante este periodo recibió en señorío y que se extienden por una amplia área entre los valles del Duero y del Alhama”. En los primeros años de la década de 1140 fue tenente de Soria, Magaña, San Pedro Manrique y Ágreda, así como señor de Almenar e Inestrillas, por ejemplo.
En el actual territorio de la provincia de Soria el primer documento fechado que se conoce de una donación a la Orden del Temple – primera también fechada en Castilla- proviene del rey Alfonso VII que, en noviembre de 1146, otorga al Temple la totalidad de Villaseca de Arciel (cerca de Almenar), aunque igualmente consta que, el 2 de marzo de 1155, Sancho III concede desde Soria al monasterio de Silos una serna en Villaseca de Arciel a cambio de una heredad en Fuentecanto, encontrándose entre los confirmantes “Goterre Fernandiz, maiordomus regis” y “Fortun Lopiz de Soria”. ¿Había retornado como realengo Villaseca de Arciel a Alfonso VIII..?
¿Pero fue esta donación regia de Villaseca al Temple la primera recibida por los templarios en la actual provincia soriana? Parece ser que no y que las primeras, documentadas aunque no fechadas, podrían corresponder a los co-tenentes de Soria, Fortún López y su primo político Miguel Muñoz de Finojosa como cofrades laicos del Temple.
Miguel Muñoz de Finojosa y su esposa Sancha “aparecen consignados en la primera lista de los asientos número 16 y 17 [del Cartulario del Temple manejado por Agustín Ubieto], la cual aunque carente de data ha sido fechada por criterios paleográficos e históricos en un intervalo cronológico entre los años 1125-1141”, aclara Remírez Vallejo. Ahora bien, en el caso que nos ocupa, y dado que aparecen en el mismo documento como cofrades templarios Munio Gómez (muy probablemente hijo del Finojosa y Sancha, o tal vez hermano de Sancha), así como dos mujeres residentes en el castillo de Soria (María y su hija Juliana que era nodriza lactante de alguno de los hijos del matrimonio), tal ingreso como cofrades del Temple “debe enmarcarse en el momento en que don Miguel de Hinojosa ejercía como ‘senior’ titular de la tenencia de Soria en el año 1140, compartida a su vez con el magnate de origen navarro Fortún López de Soria” (no obstante, Agustín Ubieto sugiere que la lista primera del manuscrito del Cartulario del Temple en la que aparece este Finojosa fue escrita en 1137). Incluso es posible que Juliana fuese nodriza, concretamente, de San Martín de Finojosa, según deduce Remírez Vallejo.
Por otra parte, en la donación de Villaseca de Arciel realizada por Alfonso VII el Emperador a la encomienda templaria de Novilla, desde San Esteban de Gormaz y en noviembre de 1146, aparece entre los confirmantes Miguel Muñoz como alcaide de Soria, siendo tenente Gutierre Fernández de Castro. El documento igualmente recoge la entrega de un exárico y sus casas en Almenar al Temple de Novillas.
Singularidades de la donación templaria del Finojosa
Dos singularidades destaca este historiador respecto a la entrada de Miguel Muñoz como cofrade asociado templario. La primera de ellas es que “es uno de los escasos ejemplos en que un miembro laico hace entrega de su equipo militar y cabalgadura desde el momento mismo de ingreso en la cofradía“, pues lo normal era que se diese post mortem, tras su fallecimiento. Y la segunda particularidad es que especifica el armamento otorgado: su lorigón, las brafoneras, el escudo, y -sobre todo- la lanza con su enseña o pendón. Como destaca Remírez Vallejo: “Si la entrega del caballo y las armas a los templarios constituye en sí mismo un acto cargado de gran simbolismo por ser los principales signos de la condición militar del cofrade, mayor carácter simbólico y emblemático puede presentar si cabe, la entrega del pendón del donante a una Institución Cruzada por la que siente plena admiración. Este registro constituye además, la primera y única vez en toda la lista de cofrades templarios donde aparece atestiguado este elemento militar y vexilológico en las donaciones de sus mienbros”. En las armas de los Finojosa parece ser que había “un hinojo en cierto campo”.
He aquí la trascripción de las donaciones de Miguel Muñoz y su esposa, Sancha, para entrar en el Temple como cofrades, así como las de otras cuatro personas a ellos vinculadas y, seguramente, realizadas en 1140 desde Soria.
Igualmente consta la donación por parte de Miguel Muñoz de Finojosa de sendos exáricos en Almenar e Inestrillas y la cuarta parte de un molino en Ágreda.
La tenencia de Soria compartida entre Fortún López y Miguel Muñoz figura en un documento del 7 de octubre de 1140 en el que Alfonso VII y el obispo de Sigüenza hacen el trueque de las villas de Caracena y Serón de Nágima, en el que igualmente aparece confirmante Gutierre Fernández de Castro, que fue tenente de Soria después de Fortún López. Y si nos atenemos a la genealogía defendida por Agurleta -de la que hablábamos en el post anterior- vemos que la suegra de Miguel Muñoz de Finojosa era Estefanía de Urgel -hija de Armengol V- que se casó en segundas nupcias con el conde Rodrigo González de Lara (el que aparece en El Conde Lucanor). Este conde tenía como hermana a Elvira González de Lara, la cual se casó con Pedro Núñez de Fuentearmegil, con quien tuvo una hija llamada también Elvira, la cual se casó precisamente con Fortún López, tenente de Soria, de ahí que éste y Miguel Muñoz de Finojosa fuesen primos políticos.
Pedro Tizón, consuegro templario del finojosa y abuelo también del arzobispo Jiménez de Rada
Eva Finojosa, hija de Miguel y Sancha, se casó con Jimeno Pérez, hijo de Pedro Tizón, y tuvieron varios hijos siendo el más importante el que fuera arzobispo de Toledo, Rodrigo Jiménez de Rada (1170-1247), obispo electo de Osma también, y protector del monasterio cisterciense soriano de Santa María de Huerta (su magnífica biblioteca la donó a Huerta), donde se le enterró y se encuentra su sepulcro, ajuar funerario y restos mortales.
La figura de Pedro Tizón nos es ahora bastante conocida merced a la investigación de Serafín Olcoz, especialmente en su ensayo Pedro Tizón: una primera aproximación. “Estuvo al servicio de Alfonso I, Ramiro II, García IV y también debió desempeñar un papel importante en las relaciones de estos dos últimos con Alfonso VII”, resume Olcoz.
Ahora bien, la faceta que nos interesa resaltar es la templaria. Primero fue cofrade laico del Temple, a partir de 1154 freyle o frater milite (caballero templario) de la encomienda de Novillas, fundada hacia 1139 y que tuvo el control de todas las propiedades templarias de Aragón y Pamplona hasta la década de 1160 , “exceptuando las de lo slímites con el condado de Barcelona, que dependían de la otra encomienda que había en Monzón”. Pues bien, Pedro Tizón llego a ser maestro de esta encomienda de Novillas durante dos mandatos (de agosto de 1161 a enero de 1163, y desde primeros de 1164 a marzo de dicho año). Después pasó a ser simple frater milite hasta mayo de 1169. Y cuando se hizo cofrade laicoo del Temple lo hicieron también su hijo Jimeno Pérez (padre de Rodrigo Jiménez de Rada y yerno de Miguel Muñoz Finojosa) y Sancho Blasco (que se casó con la hija de Pedro Tizón).
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