Soria en la Historia
Sobre el Beato de Soria donado a Felipe II que está en El Escorial
Tan solo unos pocos eruditos saben que el denominado Beato de El Escorial (códice &.II.5) procede de la biblioteca de los Beteta que tenían en su casa solariega soriana conocida popularmente como “Torre de Doña Urraca” que se encuentra detrás del Palacio de la Audiencia, antigua Casa Consistorial, esto es, a “un tiro de piedra” de la Plaza Mayor. Según el Ministerio de Cultura “es un manuscrito relevante además por ser el manuscrito miniado más antiguo producido en el contexto cultural prerrománico”.
El patriarca soriano de los Beteta, Gonzalo, que al parecer fue judeoconverso, llegó a ser embajador de los Reyes Católicos en Roma y además de ser caballero de la Orden de Santiago ostentó la alcaidía del castillo de Soria. Este hábito santiaguista y la alcaidía de la fortaleza pasaron como herencia a su linaje, en el que hubo tres Jorges sucesivos apellidados “de Beteta y Hoces”, “de Beteta y Cárdenas” y “de Beteta y Castilla”.
Según Gregorio de Andrés sería este último, Jorge de Beteta y Castilla, quien donó una serie de códices visigodos – “diez u once más una Biblia”(entre ellos el “Beato de El Escorial”)- a Felipe II, quien a su vez los envió a la Biblioteca escurialense, donde permanece. Y supone que fue en 1577 cuando fueron entregados, ingresando al año siguiente en El Escorial. Por su parte, tanto Guillermo Antolín y Pajares como Charles B. Faulhaber y Óscar Perea Rodríguez estiman que fue Jorge de Beteta y Cárdenas, que fue corregidor también de Valladolid y Madrid. A su vez Gonzalo Martínez Díez fecha el ingreso de los manuscritos de los Beteta en la Real Biblioteca “a fines de 1575 o principios de 1576”.
Este “Beato de El Escorial”, por tanto, bien podemos llamarlo “Beato de Soria” por encontrarse -antes que en el monasterio escurialense- en la biblioteca de los Beteta en la mal llamada “Torre de Doña Urraca”. Y es uno de los “Beatos” -comentarios generalmente ilustrados con miniaturas del libro escrito por Beato de Liébana sobre el Apocalipsis de San Juan- más interesantes dada su antigüedad (fechable en la segunda mitad del siglo X), por lo que forma parte de la denominada “familia o rama 1”, la principal de los “Beatos”.
Para este “Beato de Soria en El Escorial” tanto Gonzalo Menéndez Pidal como Klein y M.C Díaz y Díaz asignan su autoría al taller o “scriptorium” del riojano monasterio de San Millán de la Cogolla. Su escritura es visigótica, el soporte es pergamino, sus miniaturas proceden fundalmental de dos artistas anónimos aunque también se perciben las manos de otros miniaturistas en algunas láminas. Suelen datarlo en la segunda mitad del s. X y durante las fiestas de San Saturio de 2015 la UNESCO le otorgó la relevancia y protección de formar parte de los bienes consideradorados “Registro de la Memoria del Mundo” junto a otros Beatos, entre los que no se incluyó el otro Beato soriano, el “Beato de Osma”.
Consta de cincuenta y dos miniaturas y, según el Ministerio de Cultura, “las iluminaciones presentan grandes similitudes estilísticas con otros manuscritos producidos por el escriba e iluminador ‘Florentius’, que copió unos ‘Moralia, sive Expositio in Iob’, obra de Gregorio I (BNE, Cód. 80). En las ilustraciones predomina el uso de los colores amarillo, verde y ocre.”
Muchas peculiaridades tiene la iconografía de este Beato de Soria en El Escorial. Así, por ejemplo, José Antonio Serrano Segura subraya la sustitución del mapamundi del prólogo al Libro II por la representación del Edén y el Pecado Original en una lámina con la imagen de Adán y Eva con la palmera y la serpiente. Así mismo destaca la identificación del Hijo del Hombre con Cristo en la lámina de la visión del Juicio Final puesto que en lo habitual en la segunda versión es que sea equiparado a un ángel (seguramente Miguel, en nuestra opinión).
Pablo García y Diego Alonso Montes subrayan igualmente que “excepto dos miniaturas de página completa, las de Adán y Eva y la visión del Juicio Final, las demás están intercalada en las columnas del texto, por lo que se ha considerado que el manuscrito sigue la fase más antigua de la primera versión ilustrada del Comentario”.
Ambos autores advierten además que por el contenido del texto, este “Beato” refleja la segunda edición, “de las tres o cuatro que según algunos autores como Neuss, Klein o Sanders suponen que produjo Beato de Liébana antes de su muerte. En este caso se asigna a la versión que se supone del año 784, es decir que nuestro beato, si aceptamos esa clasificación de versiones de la miniatura y del texto, pertenecería al grupo I-b ó I-784. No obstante aunque, como hemos comentado, se han efectuado algunos estudios comparativos del Beato de El Escorial con otros códices emilianenses, está aún pendiente del análisis en profundidad que su calidad, sus especiales características y su perfecto estado de conservación hacen imprescindible para un adecuado conocimiento de la miniatura altomedieval española”.
Igualmente dicen respecto a la estética de nuestro Beato de Soria que “la belleza de su composición cromática, presidida por los amarillos, los verdes y los ocres, la fuerza de sus figuras estilizadas, de vestimentas planas y rostros muy semejantes, así como la originalidad de sus composiciones dentro de un estilo totalmente integrado en el espíritu mozárabe, lo convierten en una obra excepcional”.
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