Arte de la pintura en Soria
La Jerusalén recreada por Pourbus el Viejo en el tríptico flamenco de Soria
Con motivo de las Jornadas Culturales organizadas por el Ayuntamiento de Soria y la Asociación Sostenibilidad y Patrimonio Cultural dentro de su programa ‘Soria, ciudad Románica y más’ hemos podido contemplar en la concatedral de San Pedro de Soria un tríptico flamenco que se había asignado en ocasiones bien a los pinceles de Pedro de Campana bien a los de Michel Cocxie. Proviene de la iglesia de San Nicolás este tríptico flamenco al que Díaz Padrón acertó en 1984 atribuirlo al último gran maestro de la Escuela de Brujas, Pierre Pourbus el Viejo (1510-1564), como demostró en 1986 la restauradora Ana Marichalar de Tejada al encontrar en la tabla central la autoría del citado pintor flamenco y su realización en 1559. Obras suyas se encuentran en el Museo del Prado, Barcelona e Islas Canarias.
El tríptico, por dentro representa tres escenas: Camino del Calvario, la Crucifixión y la Resurrección, y las dos puertas exteriores conforman una composición centrada en el Ecce Homo. Sobre sus peculiaridades artísticas cabe reseñar el ensayo de Matías Díaz Padrón, Un triptyque inédit de Pierre Pourbus ‘La Passion du Christ’ dans la cathédrale de Soria (Espagna) en Revue belge d’archéologie et d’histoire de l’art , 77, 2008, p. 75-89, y el publicado en el catálogo de Las Edades del Hombre celebradas en Soria en 2009, en el que leemos: “de marcado signo cristocéntrico potencia la percepción sensorial a través de imágenes visuales patéticas insertadas en un discurso iconográfico codificado, concebido para la práctica de una meditación de la Pasión y promover una contemplación empática, conforme a los usos culturales generalizados desde el tardomedievo”.
¿Cómo llegó y cuándo a Soria..? No se sabe, aunque podríamos apuntar como hipótesis que la comprase alguno de los ricos ganaderos mesteños de la ciudad de Soria que, de un modo u otro, mantenía relaciones comerciales con la exportación de lanas finas mesteñas con Flandes en los inicios de la segunda mitad del siglo XVI. Ganadero que, obviamente, debía ser un destacado feligrés y mecenas de la parroquia de San Nicolás.
Templo de Salomón y Santo Sepulcro
El fondo de la tabla central, la de la Crucifixión, es paisaje natural y una recreación inventada de Jerusalén, pero no necesariamente de una Jerusalén contemporánea a Jesús de Nazareth sino la que imaginaba que existía a mediados del siglo XVI. Y es que la exactitud histórica es inexistente en muchas obras de arte en las que, a partir de unos modelos o apuntes arquitectónicos del enclave recreado – que podían ser contemporáneos al artista-, su imaginación creadora se ponía en acción y ubicaba a sus personajes históricos en un contexto urbanístico poco riguroso cronológicamente.
Los pintores flamencos tenían, entre otras referencias, los dibujos de Erhard Reuwick (1486) sobre Jerusalén, pero no eran rigurosos en copiarle.
Si comparamos la arquitectura jerusalemitana del tríptico “soriano” de Pierre Pourbus el Viejo y la de Erhard Reuwick, cuando menos nosotros encontramos una similitud en lo que respecta al Templo de Salomón y Santo Sepulcro: resalte de “lo octogonal” para el Templo de Salomón y de las “torres” (con cúpula en una de ellas en el tríptico) para el Santo Sepuclro.
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