Alfonso I rey de Soria

Barrio de San Lorenzo y El Batallador

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Recientemente planteábamos y argumentábamos la hipótesis de que Alfonso I el Batallador alentase la puebla de Soria, al fundarla en 1119, trayendo gente asentada en Huesca (su tierra natal, al parecer), y concretamente en lo que respecta al antiguo Barrio de San Pelegrín de Soria,  puesto que al menos hay dos  aldeas con hagiotopónimo dedicado a San Pelegrín en la Huesca medieval del Batallador (véase: Barrio de San Pelegrín y El Batallador). Y no es el único hagiotopónimo de esa época del Batallador y de su hermano Ramiro II el Monje (que también reinó sobre Soria de 1134 a 1136), como iremos proponiendo en Elige Soria en diversos artículos.

Barrios de San Lorenzo, San Pelegrín y San Pedro en mapa de Coello (1860)

Colindante con el Barrio de San Pelegrín se encuentra el Barrio de San Lorenzo que vertebra actualmente la Calle de San Lorenzo, en cuya Plaza de Santa Catalina bien pudiera haberse encontrado la iglesia del santo titular de esta collación de San Lorenzo, una de las 35 parroquias-collaciones registradas en el censo mandado realizar por Alfonso X el Sabio en 1270 y que aparece en dicho censo con el nombre de Sant Loreynt, esto es, San Llorente.

Poblados que pagaban su censo a la parrroquia-colación de San Llorente, entre los que sobresale Garray

En el libro El arte romanico en la ciudad de Soria se indica que en la iglesia titular de este santo se reunía el linaje San Llorente para llevar a cabo sus juntas y que quedó anexa a la iglesia de San Nicolás en 1536, quedando reducida a ermita en 1663 y convirtiéndose en cuartel en 1735.

Así mismo nos recuerda que a inicios de 1994 se llevó a cabo una excavación en la citada plaza de Santa Catalina (antaño, de San Lorenzo), “que como resultado deparó el hallazgo de un muro de casi diez metros de longitud y ochenta centímetros de anchura, orientado de norte a sur y construido a base de canto rodado recibido con cal. Hacia el exterior solo existía la arcilla natural y en el interior se disponía un suelo de tierra batida, restos del enlucido del muro y el derrumbe del tejado. No se localizó el cementerio que es habitual en el entorno de las iglesias, por lo que resulta difícil afirmar que efectivamente se trate de restos de la antigua parroquia, aunque es muy probable”.

San Lorenzo de Huesca

En el santoral español brilla con especial fulgor San Lorenzo, patrono de Huesca, y santo al que Felipe II dedicó  el magno y real monasterio homónimo en El Escorial, construido entre 1563 y 1584. También está vinculado a leyendas griálicas muy ligadas a enclaves oscenses protegidos por El Batallador, pero estas leyendas aragonesas-valencianas-griálicas son muy posteriores a Alfonso Sánchez I.

Ahora bien, resulta que tampoco son coetáneas del reinado del Batallador (1104-1134) diversas hagiografías sobre San Lorenzo haciéndole nacer en un pueblecito oscense, Loreto, como ha puesto de manifiesto, por ejemplo, Carlos Garcés Manau en un exhaustivo ensayo (2): “La tesis central del artículo —el desarrollo de las tradiciones sobre san Lorenzo como parte del nacimiento de una nueva Huesca tras la conquista aragonesa— es, a nuestro juicio, la que se acomoda mejor a los testimonios documentales existentes. Y se encuentra equidistante también de los dos extremos que suelen agrupar los estudios sobre las tradiciones laurentinas oscenses. Aquellos que defienden una mayor antigüedad para las mismas, considerándolas inmediatamente posteriores al año 1096, cuando no más antiguas; y aquellos que, pese a los testimonios disponibles, retrasan su aparición hasta los siglos XVI o XVII”.

A los defensores de la existencia dedicadas a San Lorenzo en Huesca desde 1097 y en Loreto en 1102, les dice que “tales afirmaciones no se sostienen” ya que los documentos conocidos no lo testimonian así, todo lo contrario, y sobre todo en Huesca ciudad, donde hay al respecto “un rotundo silencio documental hasta el siglo XIII”. Y a los ensayistas que propugnan su aparición en los siglos XVI y XVII les recuerda que ya hay noticias en el siglo XIII de iglesias y cofradías dedicadas en ambos enclaves a San Lorenzo (años 1223 y 1228 en Huesca y Loreto, respectivamente).  Además, Gonzalo de Berceo, nacido a finales del s. XII y educado en el monasterio riojano de San Millán de la Cogolla, escribió allí un Martirio de San Lorenzo, siendo además el primero en mencionar explícitamente que había nacido en Huesca. Ahora bien, “el testimonio de Berceo, paradójicamente, no fue conocido en Huesca, algo que lo hace aún más singular. Gonzalo de Berceo no es citado, en efecto, por ninguno de los principales defensores del origen oscense de san Lorenzo: Francisco Diego de Aínsa, nacido en Huesca y autor de la primera historia de la ciudad en 1619; los zaragozanos Juan Francisco Andrés de Uztarroz y Diego José Dormer y el oscense Diego Vincencio Vidania, que salieron al paso de quienes, también en el siglo XVII, hacían cordobés o valenciano al santo; y el padre Huesca, a fines del siglo XVIII”.

Para Garcés Manáu, “la fuente principal de Berceo para su Martirio de san Lorenzo parece haber sido la Pasión de Policronio, de la que había, probablemente, una copia en San Millán de la Cogolla. En la Pasión de Policronio, escrita en latín en torno al año 500, se narra el martirio de varios santos, entre los que se encuentran Policronio, que da nombre al conjunto, y el propio san Lorenzo. De este se dice que era de origen hispano, sin mencionar lugar concreto de nacimiento. En la Pasión de Policronio no figuraba pues alusión alguna a Huesca”.

 El otro San Lorenzo, discípulo de San Victorián como San Pelegrín

Así que si consideramos que la collación-parroquia de San Llorente en la Soria fundada por El Batallador tiene como primeros colonos a algunas familias provenientes de Huesca, y resulta que en su época no existían iglesias oscenses dedicadas a San Lorenzo… ¿De dónde proviene el hagiotopónimo soriano de esta collación si, insisto, partimos de la hipótesis de que comenzó a originarse mientras El Batallador mantuvo bajo su autoridad regia a Soria de 1119 a 1134?

Como planteamos en el artículo anterior, San Pelegrín fue discípulo de uno de los santos más venerados en la época del Batallador, San Victorián. Las reliquias de San Pelegrían se encontraban en la cueva-santuario de La Espelunga en la localidad oscense de Fosado (municipio de La Fueva) que sirvió inicialmente de eremitorio para San Victorián y sus primeros discípulos. Pues bien, en la también oscense aldea de Torrelisa, reposaron durante siglos las reliquias de un discípulo de San Victorián, al que llaman San Lorenzo, así como otro cuerpo santo de un tal San Pedro (3)

 

Ahora bien, resulta que Torrelisa se encuentra muy cerca del pueblo de San Lorién, de la abadía de San Victorián (hoy día estos enclaves pertenecen  al municipio de El Pueyo de Araguás) y no muy distante se encuentra Fosado en cuya cueva de La Espelunga reposaban las reliquias de San Pelegrín . La iglesia de San Lorién -en su homónimo pueblo-, conserva todavía el ábside románico del siglo XII, de influencia lombarda y que incluso podemos hacerla coetánea al Batallador y, está claro, que estaba bajo la tutela del gran abadiado de San Victorián.

Resulta por tanto sorprendente encontrar que el barrio de San Pelegrín y la collación de San Lorenzo en Soria son colindantes y que hubo un San Pelegrín y un San Lorenzo que fueron discípulos del venerado San Victorián (además de las aldeas de San Pelegrín cerca de Alquézar y de San Lorién en las proximidades de Torrelisa. ¿Coincidencia..? ¿Nos está aquí mostrando este santoral oscense -con dos aldeas cuando menos dedicadas a San Pelegrín y otra a San Lorien- el origen de algunos de los clanes familiares que se asentaron en la Soria fundada por El Batallador en 1119 o poco después..? Y recordemos, además, que cerquita se encuentra el templo más importante de la Soria del s. XII, San Pedro… pero no creemos en este caso esté vinculado al discípulo homónimo de San Victorián… aunque sí a otro culto del que hablaremos en otro capítulo de esta serie.

Notas

1.- VV.AA.: El arte románico en la ciudad de Soria,  Fundación Santa María la Real, Centro de Estudios del Románico, Aguilar de Campoo, 2001, pp 48-49.

2.- Carlos Garcés Manau: “Huesca y su patrón san Lorenzo:: historia de las tradiciones laurentinas oscenses (siglos XII a XV)”, en Argensola: Revista de Ciencias Sociales del Instituto de Estudios Altoaragoneses, nº 18, 2008,   pp. 15-84.

3.- Joseph LAS HERAS, Columna de luz…, Zaragoza, 1720, p. 53.

Autor del artículo: Ángel Almazán de Gracia

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