Alfonso I rey de Soria

Barrio de San Pelegrín de Soria y El Batallador

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Del santoral y rememoración hagiotoponímica que plasma el callejero soriano quizás la denominación más enigmática de las calles de Soria ciudad sea la referente a San Pelegrín, que también cuenta con travesía. Miguel Moreno nos las sitúa geográficamente así (1):  “La calle arranca de Nuestra Señora de Calatañazor y desemboca en el Paseo del Postiguillo, muy próximo al puente, y donde estuvo la ‘puerta del puente’; hace un quiebro brusco, cuando la calle tiende hacia la de San Agustín, pues el escalón es abrupto, y se viene al ‘postiguillo’. La travesía sí une San Agustín con la matriz de su nombre.. Entre ese arco (San Agustín-San Pelegrín y Travesía) hay una hondonada que, en lo posible, se dedica a cultivos; pequeños huertos. De mayor dimensión son los que hay entre la muralla, también la calle de San Pelegrín y la de Nuestra Señora de Calatañazor”.

Esta zona, agrega nuestro penúltimo Cronista de Soria, “alcanzó el mérito de conocerse como ‘barrio de San Pelegrín’, y lo que hoy son calles de Nuestra Señora de Calatañazor, Levante, y todas las que se empinan al Castillo, eran tierras de aquel único barrio, que llegaba hasta los lavaderos, antes llamado molino de enmedio”.

En el plano de Soria realizado por Francisco Coello en 1860 podemos ver que se encuentra bien reflejado este barrio de San Pelegrín (o de San Peregrín), en el que, según hemos leído, al parecer debió existir algún edificio religioso dedicado a este santo, posiblemente una ermita.

La cercanía al Duero y al castillo de este barrio, unido a la onomástica a San Pelegrín-Peregrín -que nos remite al medievo- nos hace sospechar que bien pudiera derivarse tal devoción y su perdurable localización hagiotopónima a la puebla de Soria llevada a cabo durante el reinado de su fundador, Alfonso I el Batallador, rey de Pamplona-Aragón, fundador de Soria en 1119 y otorgante de su fuero breve en 1120 para impulsar y asentar su poblamiento con gente que presumiblemente provenía de Francia, Navarra, La Rioja, Aragón, Burgos y del actual territorio provincial soriano.

Gracias al censo que Alfonso X el Sabio mandó realizar en 1270 sabemos que entonces contaba la ciudad con 35 collaciones y parroquias, algunas de las cuales, por su titularidad, denotan de dónde provenían sus primeros pobladores: las Cinco Villas de los Cameros, Calatañazor, Covaleda… ¿Pero, y en el caso de esta zona hagiotoponímica de San Pelegrín.., de dónde pudieron llegar..?

Zona correspondiente al barrio de San Pelegrín en Soria, con muralla medieval

Es imposible saberlo fehacientemente por falta de documentación, pero ello no es óbice para que no podamos sugerir la siguiente hipótesis como punto de partida de futuros estudios al respecto.

En el oscense Somontano de Barbastro, sobre una loma de las estribaciones de la Sierra de Sevil, y al norte de Alquézar, se encuentra la aldea de San Pelegrín que contó con parroquia románica, que formó parte del patrimonio de la abadía de Santa María de Alquézar. Al respecto cabe destacar que Alquézar, de origen islámico, fue conquistada por el rey aragonés Sancho Ramírez hacia 1067, y que el tercero de sus fueros se lo otorgaría Alfonso I el Batallador desde Montearagón (a pocas leguas de Huesca) en febrero de 1125 (según fecha Lema Pueyo) y entre los confirmantes del escatólogo se encuentra nada menos que el tenente de Soria, Fortún López.

¿Trajo el Batallador para la puebla de Soria a gente de San Pelegrín que se asentaron cerca del Duero y a la falda norte del cerro del castillo..? ¿O tal vez los fundadores de la barriada de San Pelegrín en la recién creada población de Soria provenía de la aldea de San Pelegrín adscrita a Buill o Santa María de Buil, hoy del municipio oscense de Aínsa-Sobrarbe..?

En este dibujo de 1813 realizado por Dionisio Badiola podemos ver la fachada oriental del castillo, la bajada del lienzo de muralla (26) hasta el molino del medio  y su prolongación a la derecha, pasando por el postiguillo (27), hasta el puente. Pues bien, el Barrio antiguo del Pelegrín va desde el molino de enmedio  hasta el puente del Duero.

Tanto en uno como en otro caso se repiten estos elementos comunes: territorio de Huesca (dos comarcas limítrofes) y dos aldeas con hagiotopónimo de San Pelegrín. Así que este santo es probable que sea oscense. Y, en efecto, hay un santo local con devoción en las tierras de Huesca, discípulo de San Victorian, llamado San Pelegrín.

San Victorián falleció en el monasterio oscense de San Martín de Asán a mediados del siglo VI, que es considerado patrón del Sobrarbe,  tuvo entre sus más importantes devotos a los primeros reyes aragoneses y su fiesta en la diócesis de Barbastro se celebra el 6 de febrero, con culto especial también el 14 de junio desde 1845.  “Las reliquias de San Victorián recibieron culto en su Monasterio de San Martín de Asán, que tras la invasión musulmana de la Península Ibérica, y sobre todo, tras el impulso reconquistador del Condado de Aragón, fue casi desmantelado y trasladó su primacía (y las santas reliquias) al Castillo-Monasterio de Montearagón, junto a Huesca y al Real Monasterio de San Victorián de Sobrarbe, que recogió la tradición victoriana. El culto fue impulsado por los primeros condes y reyes de Aragón y Sobrarbe, hasta el punto de acompañar sus reliquias al campo de batalla. En el siglo XI aparecen los primeros documentos que citan el Real Monasterio de San Victorián”(2).

Cerca del monasterio de San Victorián se encuentra la cueva-santuario de La Espelunga en la localidad de Fosado (municipio de La Fueva) que sirvió inicialmente de eremitorio para San Victorián y sus primeros discípulos, entre elllos San Pelegrín, que es santo local litúrgico en el obispado de Barbastro, y del cual recoge Joseph Las Heras, monje de San Victorián, esta tradición (3): “En la Cueva, que sirvió de nido a San Victorián y a sus primeros compañeros, se venera un Cuerpo, que se tiene por de San Pelegrin, que bebió su espíritu; y convence la experiencia, que llevando por la boca un pedacito de la Peña, que lo sirve de urna al Santo, se alivia el dolor de muelas: ¡gran prodigio!”.

A su vez, Pedro Sainz de Baranda completa esta información (4): “Teníase por suyo el cuerpo que estaba en la cueva del Santo Abad, llamada la Espelunca; pero con motivo de un incendio acaecido después de la época del Padre Heras, se le trasladó al monasterio, y al cabo de algún tiempo fue colocado en la urna cuarta del altar mayor” .

A lo ya dicho, y para reforzar nuestra hipótesis de que el antiguo barrio de San Pelegrín en Soria fue creado por gente proveniente de Huesca, donde se le rendía culto, añadiremos que Alfonso I el Batallador, según algunos historiadores, nació en el Valle de Hecho, muy cerca de Jaca (Huesca) y que al norte de Jaca se encontraba el gran hospital de Santa Cristina de Somport que, El Batallador, protegió y permitió que en la recién creada Soria hubiese un centro hospitalario dependiente de Santa Cristina de Somport donando el terreno oportuno (entre el puente y San Polo, al otro lado del Duero) hacia 1132 (según el historiador J. Mª Lacarra).

Por tanto, quizás los restos murarios, y de la necrópolis, excavados dentro del programa Soria Oculta de un templo medieval románico que, a modo de hipótesis y propuesta, se le ha llamado de San Martín de la Cuesta (al que diversos historiadores le daban una localización distinta), quizás -decimos- tengan más que ver con San Pelegrín ya que la zona de la ladera del castillo en la que se hayan tales restos -hoy arqueológicos- están dentro del antiguo barrio de San Pelegrín.

 

Notas

1.- Miguel MORENO Y MORENO: Todas las calles de Soria. Historia de una ciudad, 1990, pp. 389-390.

2.- Wikipedia (entrada correspondiente a Victorian).

3.- Joseph LAS HERAS, Columna de luz…, Zaragoza, 1720, p. 53.

4.- Pedro SAINZ DE BARANDA: España Sagrada, tomo XLVIII. La Santa Iglesia de Barbastro en sus estados antiguo y moderno, Madrid, 1862,pp.  105-106.

Autor del artículo: Ángel Almazán de Gracia

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