Románico de Soria
Los ciborios sanjuanistas de Soria, Zamora y Portomarín
La Orden de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén implantó en tres de sus iglesias hispánicas los ciborios-baldaquinos-templetes típicos de Oriente Medio, tal como pueden verse en San Juan de Duero (Soria), San Juan de Portomarín (Lugo) y Santa María Magdalena (Zamora). Ofrecemos a continuación planos de las plantas y fotografías diversas para conocer sus similitudes y diferencias.
Elías Terés Navarro y Carmen Jiménez Gil, en su libro “Monasterio de San Juan de Duero, Soria. Arquitectura e iconografía” (2008), escriben: “Estos baldaquinos son elementos típicos de la liturgia cristiana del Mediterráneo oriental, en donde se sitúa su origen, y pudieron llegar a España a través del Norte de África, con la ocupación musulmana de la Península, o bien, con los hospitalarios desde Tierra Santa a través de Italia. En cualquier caso, se consideran extraordinarios al haber tenido poca implantación en los reinos peninsulaes. Pero estas estructuras eran necesarias para la liturgia por el rito mozárabe… Además, en Oriente, y a veces en Occidente en donde se conocía aunque no se respetaba del todo, existía la norma de no celebrar más de una eucaristía en cada altar en un mismo día, lo que propiciaba la multiplicación de altares…”
Anteriormente, Juan Antonio Gaya Nuño en su monográfico del románico soriano (1946) , manifestaba: “El uso de altares supletorios en la arquitectura románica se enrareció sustituyéndose por los ábsides, más numerosos cuanto más suntuosos los templos, y por las absidiolas que la España oriental incrustó en los brazos de sus iglesias de cruz latina.” Y refiriéndose a San Juan de Duero, indica: “En nuestro caso los baldaquinos quedan perfectamente explicados por las costumbres de los regulares del Hospital, que implantaban en nuestro país un elemento tan típico del Mediterráneo oriental…”
Gaya Nuño opina que la peculiaridad de los baldaquinos de San Juan de Duero (extensibles a los de otras iglesias sanjuanistas) era satisfacer la liturgia griega pues corriendo un velo entre ellos quedaba oculto el altar mayor, a modo de iconostasio del altar mayor, en el momento cumbre de la consagración eucarística.
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