Alfonso I rey de Soria
San Pedro de Soria y el Batallador (1)
Concatedral es desde 1959 la que fuera colegiata de San Pedro desde que el obispo oxomense Juan instalase en el templo inicial a canónigos de San Agustín consiguiéndoles las rentas necesarias para una vida comunitaria que duraría hasta ser secularizados en 1437.
Documentalmente sabemos que el 26 de julio de 1148 la villa de Soria dona la iglesia de San Pedro, y una heredad en Villarejo, al obispo de Osma don Juan (1138-1174), y al prior y canónigos de la iglesia de San Pedro (1). Igualmente sabemos que el 10 de julio de 1152 el obispo don Juan dona al prior y canónigos de San Pedro de Soria diversos diezmos, molinos y heredades y manda que vivan bajo la Regla de San Agustín; donación que confirmaría el Papa Alejandro III el 26 de noviembre de 1166 (2).
Los historiadores de arte soriano coinciden en señalar que la fábrica de la primitiva iglesia de San Pedro debió ejecutarse durante el reinado de Alfonso I el Batallador, por tanto, entre 1119 –fecha de la fundación de la ciudad de Soria- y 1134, templo que probablemente tendría influencias lombardas (3). Posibles vestigios son los que indica la Wikipedia: “En los muros exteriores de la panda norte del claustro destaca una ventana con aspecto y disposición que recuerda a los huecos dobles y triples asturianos. Aparecen tres arquillos de medio punto con arquivoltas sogeadas seguidas de otras de puntas de diamante apean sobre dos columnas centrales y sobre las jambas del hueco. Los capiteles de las dos columnas representan rudas hojas acabadas en gruesos caulículos como bolas. Además debajo hay un arco de ventana muy mutilado, que según Gaya Nuño pudo ser de herradura, y hundida en el suelo lo que parece una portada de medio punto con los apoyos enterrados. En el muro norte también destacan dos pequeñas aspilleras románicas. La orientación, configuración de los muros y restos conservados, hacen pensar de una integración del primer templo románico en el claustro del templo románico monacal…”
Es presumible que el citado obispo Juan, que recibe de la villa esta iglesia primera, ordenase la construcción del monasterio con su iglesia románica, obra que se prolongaría en el tiempo, del que nos queda fundamentalmente el claustro.
En la segunda mitad del s. XII se completaría la iglesia y el claustro, así como la sala capitular. “La iglesia seria un templo de tres naves y tres ábsides semicirculares con crucero de brazos salientes. La cabecera románica probablemente presentada la característica estructura y escalonamiento de los ábsides. La anchura, profundidad y distribución de esta cabecera servida de base para la construcción en el siglo XVI del tramo más próximo al ábside actual” (4). El en siglo XVI el obispo Acosta (1539-1563) demolería parte del este conjunto eclesiástico y construiría la iglesia gótica, la cual se concluyó en 1577 (a excepción de la torre).
En torno suyo se originaría el núcleo urbano medieval, y hoy día una plaza lleva su nombre en recuerdo de su pasado, de la que nos habla en estos términos Miguel Moreno y Moreno (5): “Plaza principal o mayor de Soria, antes que la del Pozo Albar fuera “mayor”. Plaza de los mercados, por privilegio real, con las rentas de ‘la palilla’, ya advertidas precisamente en alguna de las vías de sus proximidades. Porque esta plaza quedó, hasta moderna, en la nueva ordenación de la zona, canalizado el arroyo de la ciudad y tratado, enano de sus ultísimos proyectos, todo su entorno, al haberse demolido casonas que fueron en otro tiempo señoriales, a juzgar por sus portones, arcos y rejería de ventanas y balcones; y hecha la embocadura de la calle Postas, por su lado de abajo, para el tráfico más fluido, la Plaza de San Pedro –perdido su mensaje y destino de mercado y ágora pública-, resurge, de algún modo, por el rango del monumento que preside”.
NOTAS
1.- Loperráez: Descripción histórica del Obispado de Osma, Madrid, III, 1788, pp. 24-25. A su vez, Juan Pérez Alhama (“Concatedrales en España”, en Revista Española de Derecho Canónico, nº 44, 1960, p. 384), nos lo resume así: “Pretendió establecer allí un monasterio. A este efecto obtuvo una donación de la entonces aún villa de Soria, por la que se le entregaba la iglesia de S. Pedro, con la heredad que pudiese trabajar en todo un año una yunta de bueyes en el Villar de Arguijo y permiso para que pudiesen admitir las herencias que dejasen a dicha Iglesia, tanto clérigos como legos, y diesen sus constituciones en la misma forma que estaban las demás Iglesias de canónigos regulares”
2.- Loperráez, Opus cit., pp. 27-29. Esta donación la confirmaría Alfonso VII en 18 de octubre de 1149, dándoles además la iglesia de Sta. María de Cardejón, con todas sus heredades y unas casas en Soria.
3.- Antonio E. Momplet Míguez, Oscar Garcinuño Callejo y José Manuel Rodríguez Vázquez: “La colegiata románica de San Pedro de Soria. Del análisis histórico a la restitución arquitectónica”, en Anales de historia del arte, nº 11, 2001, p. 53: “Tras la repoblación cristiana de la ciudad de Soria, que los Anales Compostelanos datan, como hemos visto, en 1119, se construida un primer edificio religioso bajo la advocación de San Pedro, casi con toda seguridad en la misma ubicación topográfica que el actual. Dicho edificio, de cuya existencia no queda constancia arqueológica, pero sí indicios documentales, tiende a ser calificado por la historiografía como ‘simple y rústica iglesia.., reducida parroquia’ o ‘pobre fábrica’ aplicando para ello un simple criterio de lógica histórico-artística, a falta de vestigios”.
4.- Ibid, p. 76.
5.- Miguel Moreno, Todas las calles de Soria. Historia de una ciudad, Soria, 1990.
Autor del artículo: Ángel Almazán de Gracia
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