Alfonso I rey de Soria

Collación de San Clemente y el Batallador

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La iglesia de San Clemente la conocemos en imagen hoy día especialmente por una fotografía conservada en el Archivo Histórico Provincial de Soria puesto que ya nada queda de ella al ser demolida y en su lugar construirse un edificio para Telefónica en 1956, en la plaza de San Clemente, y al lado del antiguo palacio de los Río Salcedo que sirve de sede al citado Archivo. Era de una sola nave, presbiterio y ábside semicircular. Gaya Nuño indicaba que dentro se cubría el ábside con el clásico cascarón mientras que el presbiterio lo hacía con medio cañón apuntado.  La nave era de tres tramos, como la del Rivero en San Esteban de Gormaz, por lo que deducía que debió construirse en el tercer cuarto del siglo XII. En el arco de triunfo contaba con bajorrelieves de hojas, palmetas y piñas mientras que en los canecillos del ábside podían verse figuras zoomórficas y cabezas humanas (1).

A la izquierda asoma el ábside de San Clemente (foto AHPSo, JCyL, como la imagen de la portada de este artículo).

En el censo diezmero de 1270., la collación de San Clemente en 1270 estaba poblada por tres vecinos, once moradores y cuatro atemplantes, y en la Tierra de Soria eran dependientes de la misma los lugares de Mazalvete, Jaray, Fuensauco, Trigocernido, Castellanos de la Sierra, Andava, Cardejón, Los Redondos, Canredondo y Avión (2).

Culto a San Clemente  en la Ribagorza y Jacetania

Si en el anterior artículo indicábamos como probable que la iglesia y collación de San Vicente de Soria tuvo como fundadores a ribagorzanos u otros oscenses devotos de San Vicente, al que se le había dedicado la catedral de Roda de Isábena,  que debe buena parte de su fábrica románica a su obispo Raimundo Guillermo, ahora vamos a aportar datos que avalen la posibilidad de que gente de la antigua diócesis de Roda, que abarcaba la Ribagorza y el Valle de Boi leridano, fuesen los primeros colonizadores de la collación de San Clemente en Soria.

Sólo en la Ribagorza actual hay restos románicos de iglesias dedicadas a San Clemente en La Tobeña, Las Colladas, Raluy, Arlet, Raluy … Además se conserva en Museo Nacional de Arte de Cataluña el frontal del altar de San Clemente de Estet, que es  un temple sobre tabla con relieves de estuco, hoja metálica y corladura, fechado en el siglo XIII (3).

El culto aragonés a San Clemente, según la Crónica de San Juan de la Peña, se encuentra ya en la fundación de este monasterio tan importante.

Así mismo muy cerca de Jaca existe la localidad de San Clemente de Garcipollera del que hay documento fechado en 1028 correspondiente a un monasterio de San Climent (curiosamente, Felipe IV concedería al señor de esta pardina, Juan Martín de Villamesa) el título de conde de San Clemente que aún subsiste. Así mismo, y siguiendo en la Jacetania, hay una ermita románica dedicada a San Clemente en Botaya, muy arruinada, construida en el siglo XI o XII.

Este San Clemente no es otro que San Clemente I (San Clemente Romano), padre apostólico, cuarto papa de la iglesia católica entre los años 88 y 97 (tercer sucesor de San Pedro, después de Lino y Anacleto), al que le fue dedicada una iglesia homónima en la ciudad eterna, asentada sobre un antiguo mitreo, conocida hoy día como basílica de San Clemente Laterano. La fiesta litúrgica de San Clemente es el 23 de noviembre.

De nuevo san Raimundo de Roda

Cuando se conquista Barbastro en 1110 el obispo Raimundo de Roda traslada su cátedra a esta ciudad del río Vero y se intitula Obispo de Barbastro-Roda pero el belicoso obispo Esteban de Huesca resuelve sus demandas territoriales y eclesiásticas apresándole y desterrándole de Barbastro en 1116 con el consentimiento del Batallador, del que Esteban era aliado y amigo personal. Se retira a su sede anterior, en Roda de Isábena, y viaja por el sur de Francia e Italia hasta llegar a Roma donde el papa Pascual II le escucha y le apoya plenamente enviando dos cartas, una al Batallador y la otra al obispo Esteban. Indica al Batallador que las diócesis de Huesca y Barbastro tenían que volver a tener los territorios aprobados por la Santa Sede anteriormente. Y en la carta al obispo de Huesca le recrimina duramente su comportamiento y le exige que en dos meses restituyese a Raimundo en la sede de Barbastro, “y que en adelante te abstengas de tal presunción pues de los contrario te prohibimos el ejercicio episcopal y sacerdotal hasta que lo satisfagas”, pero Esteban no obedeció ni siquiera cuando el papa Calixto II le amenazó con la excomunión (4).

Territorio medieval de obispados de Roda, Barbastro, Jaca…

Así que tenemos que Raimundo de Roda viajó incluso hasta Roma –según algunas crónicas- para personalmente exponer su caso y solicitar apoyo de Pascual II quien, antes de ser nombrado papa en 1099 había sido presbítero en la iglesia de San Clemente en Roma, iglesia que a la sazón estaba siendo reconstruida al estilo románico por mandato suyo, concluyéndose en 1125. Y resulta que el 10 de diciembre de 1123 consagra en el Valle de Boí, en Taüll, la iglesia de San Climent y dos días después la de Santa María, conocidas mundialmente por sus pinturas románicas de influencia italo-bizantina que se custodian en el Museo Nacional de Arte de Cataluña en Barcelona (5). Muy posiblemente San Raimundo puso bajo la advocación de San Climent a esta iglesia de Taüll en agradecimiento a Pascual II  e igualmente es lógico pensar que acrecentaría el culto clementito en toda su diócesis rotense.

A la sazón el Valle de Boí formaba parte eclesiásticamente de la diócesis de Roda y era un territorio controlado Ramón Pedro de Erill, que acompañó militarmente al Batallador en diversos combates y con quien el obispo de Roda, Raimundo Guillermo, había firmado un convenio en agosto de 1117 por el que le otorgaba en feudo la villa de Vivo y a cambio el barón de Erill pasaba a ser vasallo de San Vicente de Roda y su obispo, velando por los intereses de la iglesia rotense en sus dominios.

“Los lazos que se anudaron entre san Ramón y la familia de los Erill fueron intensos y duraderos. Se puede afirmar que el calor de amistad y colaboración que san Ramón encontró en los Erill y algunos nobles ribagorzanos fue un desagravio de los sinsabores recibidos de algunos señores de Barbastro y del obispo oscense Estevan”, afirma Manuel Iglesias Costa en su Historia del condado de Ribagorza(6).

¿Y qué tiene que ver esto con Soria? Pues mucho, dado que si miembros del taller que pintó Santa María de Taüll son los mismos que pintaron la ermita de San Baudelio de Berlanga siendo tenente de la villa Fortún Aznarez, nombrado por el Batallador, que también fueron los que pintaron los murales y ábside de San Miguel de Gormaz y de la Vera Cruz de Maderuelo, igualmente pudieron venir desde aquellas tierras, o de la Ribagorza, colonizadores que se asentaron en la recién fundada Soria y otros pueblos sorianos (7). Y en  la recién creada Soria alzaron una iglesia en honor a San Clemente, foco de la collación homónima.

 

Plaza de San Clemente en Soria. A la derecha, edificio que sustituye a la vieja iglesia románica de San Clemente.

NOTAS

1.- Juan Antonio Gaya Nuño: El románico en la provincia de Soria, Instituto Diego Velásquez, Madrid, 1946, p. 117.

2.- María Asenjo González: Espacio y sociedad en la Soria medieval. Siglos XIII-XV, Diputación de Soria, 1999, p. 100.

3.- El condado de Ribagorza fue entregado en arras matrimoniales por Sancho Ramírez a su segunda esposa, Felicia de Roucy, que lo traspasaría a su malogrado hijo Fernando (fallecido a los 25 años) quien lo intercambió con su hermanastro Pedro I a cambio de Bailo, Sos, Biel entre otros feudos y bienes.  Y al morir Fernando, sus posesiones las hereda su hermano Alfonso el Batallador, que asume el trono de Pamplona-Aragón, Sobrarbe y Ribagorza a la muerte de Pedro I en 1104.

4.- España Sagrada, José de la Canal, España Sagrada, Tomo XLVI,  De las Santas Iglesias de Lérida, Roda y Barbastro en su estado antiguo, Madrid, 1836, pp. 154-155. “Hízose sordo Esteban a estas reconvenciones y mandatos, y fue necesario que le volviese a escribir sobre lo mismo el Papa Calixto II amenazándole también hasta con la gravísima pena de la excomunión, en la que incurrió, y de la que fue absuelto por el obispo de Pamplona con autoridad del Papa Calixto a súplica del rey”, aclara José de la Canal. El obispo Esteban de Huesca fallece en 1130.

5.- En una de las columnas se escribió este testimonio de la consagración: “El año de la Encarnación del Señor 1123, el 10 de diciembre vino Ramón, Obispo de Barbastro consagró esta iglesia en honor de san Clemente mártir y puso reliquias en el altar de san Cornelio obispo y mártir.” Pero es que, además, reliquias de San Cornelio fueron colocadas por San Ramón Guillermo en un altar dedicado a la Virgen en la catedral de San Vicente de Roda de Isábena.

 6- Manuel Iglesias Costa: Historia del condado de Ribagorza, Instituto de Estudios Altoaragoneses, Diputación de Huesca, 2001, p. 182.

7.- Diversos historiadores de arte han vinculado las pinturas románicas de Santa María de Taüll con las sorianas de San Baudelio de Berlanga y San Miguel de Gormaz, así como las de la Vera Cruz de Maderuelo, entre los que destacamos a  Spencer Cook y Gudiol Ricart, Joan Sureda, y Milagros Guardia.

Autor del artículo: Ángel Almazán

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